(Análisis de René Garreaud, 26 de marzo) Este conjunto de imágenes ilustran algunos aspectos del evento meteorológico de esta semana. Técnicamente, lo que afectó (y aún está sobre nuestras cabezas) a Chile es una Baja Segregada (Fig. 1), esto es un vórtice ciclónico de núcleo frío en altura del flujo principal de los Oestes en latitudes medias. Todos los años hay varios eventos (5-15) de BS que cruzan la zona centro-norte de Chile (Fuenzalida et al. 2005; Garreaud & Fuenzalida 2007), causando diversos fenómenos de tiempo (nevadas en la cordillera del norte, temporales de viento, lluvias en la zona árida).
En la parte norte de la BS hay un intenso flujo del oeste que debe ascender sobre la cordillera de los Andes. Si hay aporte de humedad se producen precipitaciones y se gatilla la convección sobre y corriente arriba de la cordillera. Este fue precisamente la situación de este evento, que se caracterizó además de la lluvia en el norte por abundante actividad eléctrica como se muestra en la Fig. 2. Al sur de la BS predominan el flujo del este (viento Puelche bajando desde la cordillera), cielos despejados, temperaturas altas y muy baja humedad. En este caso, el Puelche ha generado condiciones muy favorable para la propagación de los incendios forestales en la Araucanía y la pluma del volcán Villarrica es transportada hacia la costa (Fig. 1).
Aunque el promedio anual de la precipitación en Copiapó es de menos de 15 mm, el registro histórico muestra varios eventos en que la precipitación diaria supera los 20 mm (como los ocurridos en Junio de 1997, con 50 mm!)(Fig. 3). La ocurrencia de las crecidas extremas en el evento actual (precipitación acumulada del orden de 25 mm) probablemente se explica por la intensidad horaria de la precipitación y la acumulación de sedimentos luego de muchos años de sequia. A propósito, se requieren más de 40 eventos de este tipo para llenar un embalse como La Paloma.
Finalmente, existe una controversia entre la DMC y ONEMI sobre el pronóstico emitido. Pese a que las BS son bastante erráticas en su movimiento y precipitación, este evento fue muy bien previsto por los modelos numéricos de tiempo. Por ejemplo, la precipitación en exceso de 20 mm para el día Miércoles 24 fue prevista por el modelo GFS incluso el día sábado anterior (Fig. 4). Que se puede hacer con estos pronósticos y como se gatillan las medidas de emergencia es otro cuento…
Referencias:
Fuenzalida, H., R. Sanchez and R. Garreaud, 2005: A climatology of cut off lows in the Southern Hemisphere. J. Geophys. Res. 110, D1801, doi: 10.1029/2005JD005934
Garreaud, R. and H. Fuenzalida, 2007: The Influence of Andes on cutoff lows: A modeling study. Mon. Wea. Rev., 135, 1596-1613