Pobreza energética: Uno de cada tres hogares en Chile no cuenta con calefacción adecuada (La Tercera)

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Una nueva forma de medir los índices de vulnerabilidad en el país fue desarrollada por la Red de Pobreza Energética impulsada por la U. de Chile y el Centro CR2. Esta se basa en el acceso que tiene los chilenos a servicios energéticos de calidad para satisfacer sus necesidades básicas.

Por Karen González

Uno de cada tres hogares en Chile no cuenta con calefacción ni aislación térmica apropiada. La cifra redunda en que una de cada cinco personas pasa frío al interior de sus hogares en invierno.

Este es uno de los antecedentes que permitieron a la Red de Pobreza Energética (Red PE) y al Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia CR2 –entidades impulsadas por la Universidad de Chile en colaboración con otras instituciones académicas- proponer una nueva forma de medir la pobreza en Chile, a partir del análisis del acceso que tienen las personas a servicios energéticos de calidad para satisfacer sus necesidades básicas.

Entre éstas, lograr un confort térmico y un nivel adecuado de eficiencia energética de las viviendas, la utilización de calefacción en base a combustibles no contaminantes, la disposición de agua caliente para uso sanitario, o la provisión de un suministro eléctrico constante.

Así, este estudio descubrió que el 34,3% de los hogares de zonas urbanas en Chile se encuentra en pobreza energética; es decir, uno de cada tres grupos familiares tiene acceso desigual a los servicios energéticos de calidad.

Según Anahí Urquiza, una de las investigadoras de la Red PE y del CR2, “en términos económicos, esta inequidad de acceso se expresa en que el 22,6 % de los hogares tiene un gasto de bolsillo excesivo en los servicios energéticos ya que, ante la baja eficiencia energética de los hogares, debe aumentar su consumo para lograr un confort térmico adecuado. Por el contrario, el 16,9% gasta menos de lo que requieren para mantener este confort, porque priorizan otras necesidades como alimentación, salud o educación”.

Las cifras

Este índice fue elaborado a partir de una serie de estudios y encuestas desarrolladas por distintos organismos, y entre los indicadores más relevantes, da cuenta que el 10,2% de los hogares no cuenta con agua caliente para sus necesidades sanitarias y que el 3% utiliza parafina o leña húmeda para cocinar.

Asimismo, el informe destaca el 18,1% de los hogares viven en comunas que experimentan interrupciones eléctricas promedio de una hora o más, por otras causas distintas a las de fuerza mayor (accidentes o desastres naturales), como sobre demanda o problemas de generación.

Respecto a los resultados de este estudio, la ministra de Energía, Susana Jiménez, señaló que “si bien entendemos que la energía eléctrica es la necesidad energética mínima al que todo hogar debiera tener acceso para la obtención de otros bienes y servicios básicos, sabemos muy bien que no es la única variable y que aún existen carencias en otros ámbitos como el acceso a agua caliente, calefacción y combustibles de mala calidad que, además, impactan en la salud de las personas, la eficiencia térmica y otros aspectos”.

En este sentido, el Ministerio de Energía dio a conocer el Mapa de Vulnerabilidad Energética, y a través del diario La Tercera, reveló que casi 30 mil familias no tienen acceso a la energía eléctrica.

Eficiencia energética de las viviendas

Uno de las mayores expresiones de la pobreza energética es la baja eficiencia térmica de las viviendas, que es una característica transversal a nivel nacional.

“Esto se debe a que la norma de construcción en Chile hasta el año 2000, no regularizaba la aislación térmica, por lo que actualmente el 66,2% de los hogares en Chile no cuenta con la eficiencia energética adecuada ni con la aislación suficiente en los techos, muros, puertas o ventanas”, explica el investigador de la Red de Pobreza Energética y  asociado del CR2, Rubén Calvo.

Según el estudio, un mejor aislamiento térmico implica una menor demanda energética por metro cuadrado, pudiendo alcanzar mayores condiciones de confort.

Asimismo, el Ministerio de Vivienda creó en 2018 una Escala de Calificación Energética de Viviendas, que evalúa la eficiencia con letras que van desde la A hasta la G (siendo A más eficiente y G menos eficiente, en una escala similar a la que presentan los refrigeradores). Según la norma de construcción vigente, las unidades habitacionales levantadas desde 2007 a la fecha, están calificadas en la letra E.

“Son necesarios estándares de construcción más exigentes y controlar las infiltraciones de aire a través de ventanas y puertas, muros y techos (…) de esta forma las personas dejarán de pasar frío”, añade Calvo.

Frío y combustibles contaminantes

En el informe de la Red PE se hace referencias a los riesgos para la salud de las personas que implica el hecho de vivir en un ambiente con frío.

Así, los investigadores afirman que habitar en un lugar cuya temperatura ambiente es menor a los 16 grados, aumentaría el riesgo de contraer enfermedades respiratorias y, que bajo los 12 grados se incrementaría el riesgo de padecer enfermedades cardíacas. Por ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS), recomienda climatizar el ambiente entre los 18 y 26 grados.

“Probablemente, las personas que pasan frío en invierno viven dos situaciones: no tiene una buena aislación térmica en sus casas y no les alcanza para pagar una forma de calefacción adecuada. Así que se eligen sistemas energéticos más contaminantes, como leña húmeda, carbón, basura o parafina, tanto para calentar sus hogares y en algunos casos para cocinar. Esto puede traer serias consecuencias para la salud, no sólo por los altos índices de contaminación ambiental, sino también por la contaminación intradomiciliaria”, agrega.

Proyectos gubernamentales

Para los investigadores de la Red de Pobreza Energética “estos indicadores revelan otro tipo de desigualdad estructural, que presenta desafíos importantes para el desarrollo del país”. Así, en opinión de la experta de CR2, Anahí Urquiza, “es necesario hacernos cargo de este tipo de pobreza, especialmente por las características de nuestro país que, además, se encuentra en una posición vulnerable frente al cambio climático. En este contexto es fundamental considerar que el costo de la energía puede subir por la disminución de disponibilidad de agua para hidroelectricidad y por el necesario cierre de las termoeléctricas”.

Desde el gobierno afirman que están trabajando en proyectos que buscan solucionar parte de estos desafíos en materia de pobreza energética y el uso de los combustibles contaminantes.

Según informó la ministra Susana Jiménez, durante el próximo mes la cartera de Energía presentará un proyecto de ley para regular los biocombustibles sólidos como leña, pellets, astillas y briquetas.

Y en cuanto a aislación térmica, en tanto, la secretaria de Estado asegura que “impulsamos una nueva ley de eficiencia energética y actualizaremos los estándares constructivos a fin de mejorar las condiciones térmicas de las viviendas, que significarán una reducción del consumo de energía, entre otras iniciativas”.

Asimismo, cuenta Jiménez, el Ministerio de Vivienda, cuenta con un subsidio para mejorar las condiciones de la habitabilidad y aislación térmica de las viviendas a través del Programa de Protección del Patrimonio Familiar, y otras líneas de trabajo como los Estándares de Construcción Sustentable y Calificación Energética de Viviendas.

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