Carta abierta promovida por un diverso grupo de actores e instituciones del país, tanto del ámbito público como privado, a la que ha adherido el (CR)2. Revisa la carta y súmate con tu firma en reactivacionsostenible.cl
El mundo enfrenta la crisis sanitaria más grande de la historia reciente, arrastrando pérdidas de vidas humanas y poniendo al límite la capacidad de los sistemas de salud. La crisis también está teniendo consecuencias sociales y económicas sin precedentes debido al distanciamiento físico y al confinamiento. Esto se da en un contexto en que ya veníamos enfrentando los crecientes impactos del cambio climático, que afecta a personas, medios de subsistencia y ecosistemas en todo el mundo. Los eventos climáticos extremos como aluviones y sequías, cada vez más intensos y frecuentes, impactan desproporcionadamente a las personas más pobres y vulnerables también en nuestro país.
A las crisis sanitaria y climática, en Chile se añade la crisis social que estalló en octubre de 2019, la que está lejos de ser resuelta y que la pandemia sólo puede profundizar. La magnitud de la respuesta económica desplegada por los países para enfrentar la emergencia sanitaria y reactivar la economía post-crisis no tiene precedentes, superando largamente los estímulos fiscales de la crisis financiera del 2008. A los esfuerzos desplegados para reforzar los sistemas de salud, sostener el ingreso de las familias e intentar proteger el empleo, se deberán sumar políticas de estímulo e incentivos a la inversión pública y privada con el fin de impulsar la reactivación.
El modo en que se diseñen e implementen estas medidas de reactivación determinará el desarrollo de nuestra economía y de nuestra sociedad, tanto en el corto como en el largo plazo. Por lo tanto, hacerlo bien constituye una inversión concreta en la creación de ese mejor futuro al que aspiramos. Nuestro país tiene incomparables ventajas para la transición hacia una economía baja en emisiones de carbono, las que se reflejan en el compromiso de carbono-neutralidad para el año 2050, adoptado por Chile en el marco del Acuerdo de París. A nivel internacional, no debemos ignorar los recientes llamados de diversos líderes gubernamentales, así como también de empresarios, inversionistas, y bolsas de comercio del mundo (WEF, Business Roundtable, WBCSD, SSE, BlackRock entre otros) para avanzar hacia un sistema económico con mayores niveles de inclusión y sostenibilidad.
Esta es la oportunidad de alcanzar una recuperación económica bajo un enfoque de desarrollo sostenible y resiliente, y para ello resulta fundamental vincular las agendas económica, social y ambiental, privilegiando la inversión en innovación, ciudades resilientes, educación inclusiva adecuada al siglo XXI, además de empleos dignos, movilidad social y estímulo a las pequeñas y medianas empresas, entre otros.
Proponemos un camino de triple ganancia impulsando, entre otros ámbitos, la eficiencia energética y las energías limpias, incluyendo el hidrógeno verde y el reemplazo del consumo de combustibles fósiles, el desarrollo de infraestructura más resiliente e inclusiva, la construcción y calefacción sostenibles y la agricultura resiliente. Todas estas son acciones que, además de robustecer la recuperación, pueden poner a nuestro país a la vanguardia de la economía global.
Es también la oportunidad de avanzar en forma medible, sobre la base de datos confiables y mejores estándares de transparencia, tanto desde el Estado como en las empresas e inversionistas. De esa forma, se facilitará la recuperación de la confianza de la ciudadanía y se darán los incentivos adecuados para alinear los recursos y las acciones de todas las partes involucradas.
Los abajo firmantes estamos disponibles para trabajar unidos, incluyendo al Estado, la academia, gremios, gobiernos locales, sindicatos, pueblos originarios, parlamentarios, ONGs, inversionistas, empresarios, sociedad civil, partidos políticos, entre otros actores. Nuestro objetivo es proponer y priorizar medidas concretas, así como impulsar un sistema de diálogo y de toma de decisiones que permitan identificar las consecuencias para los diversos actores potencialmente impactados, que permita proponer tareas intersectoriales para mitigar los potenciales efectos negativos y generar sinergia entre los efectos positivos.
Estamos convencidos que la mayoría de los habitantes de Chile quiere construir una sociedad más justa, inclusiva, sostenible, innovadora, con una economía competitiva que permita recuperar los equilibrios de la naturaleza.
En todo el mundo han coincidido voces de los más diversos sectores para que, como humanidad, no dejemos pasar la oportunidad de definir en forma consciente el futuro que queremos construir. De esa forma podremos contar a las siguientes generaciones que fuimos parte de quienes ayudamos a superar la pandemia del COVID-19, y a su vez construimos los cimientos de una nueva era de cuidado y colaboración, manteniendo a Chile entre las naciones que serán protagonistas de la agenda 2030 de desarrollo sostenible.