<?xml version="1.0" encoding="UTF-8"?><rss version="2.0" xmlns:content="http://purl.org/rss/1.0/modules/content/" xmlns:wfw="http://wellformedweb.org/CommentAPI/" xmlns:dc="http://purl.org/dc/elements/1.1/" xmlns:atom="http://www.w3.org/2005/Atom" xmlns:sy="http://purl.org/rss/1.0/modules/syndication/" xmlns:slash="http://purl.org/rss/1.0/modules/slash/" > <channel> <title>Biblioteca – Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia – CR2</title> <atom:link href="https://www.cr2.cl/category/biblioteca/feed/" rel="self" type="application/rss+xml" /> <link>https://www.cr2.cl</link> <description>Centro Fondap sobre cambio climático</description> <lastBuildDate>Tue, 12 Nov 2024 14:43:00 +0000</lastBuildDate> <language>es</language> <sy:updatePeriod> hourly </sy:updatePeriod> <sy:updateFrequency> 1 </sy:updateFrequency> <generator>https://wordpress.org/?v=6.5.5</generator> <item> <title>Reportaje CR2 | Relanzamiento de la Boya POSAR: Una nueva oportunidad para comprender los fenómenos del océano</title> <link>https://www.cr2.cl/relanzamiento-de-la-boya-posar-una-nueva-oportunidad-para-comprender-los-fenomenos-del-oceano/</link> <dc:creator><![CDATA[Jose Barraza]]></dc:creator> <pubDate>Thu, 10 Oct 2024 18:44:11 +0000</pubDate> <category><![CDATA[Reportajes]]></category> <category><![CDATA[slider]]></category> <category><![CDATA[boya]]></category> <category><![CDATA[boya POSAR]]></category> <category><![CDATA[estación 18]]></category> <guid isPermaLink="false">https://www.cr2.cl/?p=46285</guid> <description><![CDATA[Por Comunicaciones CR2 Tras un prolongado periodo fuera del mar, la Plataforma de Observación del Sistema Acoplado Océano Atmósfera (POSAR) vuelve a estar operativa frente a la costa de Dichato, en la Región del Biobío. Esta plataforma permite obtener datos meteorológicos y oceanográficos en niveles cercanos a la superficie del mar. Los registros se encuentran […]]]></description> <content:encoded><![CDATA[<p><em>Por Comunicaciones CR2</em></p> <ul> <li style="font-weight: 400;" aria-level="1"><span style="font-weight: 400;">Tras un prolongado periodo fuera del mar, la Plataforma de Observación del Sistema Acoplado Océano Atmósfera (POSAR) vuelve a estar operativa frente a la costa de Dichato, en la Región del Biobío.</span></li> <li style="font-weight: 400;" aria-level="1"><span style="font-weight: 400;">Esta plataforma permite obtener datos meteorológicos y oceanográficos en niveles cercanos a la superficie del mar. Los registros se encuentran a libre disposición y en tiempo real.</span></li> </ul> <p><span style="font-weight: 400;">Corría el 25 de mayo del año 2016 cuando la boya POSAR fue fondeada, situándose en la desembocadura del río Itata, región del Ñuble. Este fue un hito de gran relevancia para las ciencias de la Tierra en Chile, pero principalmente para el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia CR2, que lideraba el proyecto, pues esta nueva plataforma permitía contar con mediciones continuas del océano y la atmósfera costera, y con datos abiertos y disponibles para toda la comunidad científica nacional e internacional. A comienzos de marzo de 2020 la boya fue retirada del mar para su mantención periódica.</span></p> <p><span style="font-weight: 400;">Tras mucho esperar, debido a la pandemia de COVID-19 y cambios en la contraparte técnica, el pasado 18 de agosto de este 2024, gracias a un trabajo en conjunto con el</span><a href="https://copas-coastal.cl/" target="_blank" rel="noopener"> <span style="font-weight: 400;">Centro de Investigación Oceanográfica en el Pacífico Sur-Oriental (COPAS-Coastal)</span></a><span style="font-weight: 400;"> y la empresa Advection, la boya POSAR nuevamente se encontró con el océano, esta vez en la denominada</span><a href="https://oceanografia.udec.cl/investigacion/programa-de-observacion-costera-para-docencia-e-investigacion/estacion-18/" target="_blank" rel="noopener"> <span style="font-weight: 400;">Estación 18</span></a><span style="font-weight: 400;">, un punto de mediciones histórico de campañas científicas vinculadas a la</span><a href="https://www.udec.cl/" target="_blank" rel="noopener"> <span style="font-weight: 400;">Universidad de Concepción (UdeC)</span></a><span style="font-weight: 400;">, ubicado 25 kilómetros mar adentro de la costa de Dichato y donde por más de dos décadas se han realizado mediciones oceanográficas. Desde allí, POSAR nuevamente cumplirá su misión de entregar datos de relevancia para comprender de mejor manera los fenómenos marinos.</span></p> <div style="width: 360px;" class="wp-video"><!--[if lt IE 9]><script>document.createElement('video');</script><![endif]--> <video class="wp-video-shortcode" id="video-46285-1" width="360" height="640" preload="metadata" controls="controls"><source type="video/mp4" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/10/posar_fondeo_2408_3.mp4?_=1" /><a href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/10/posar_fondeo_2408_3.mp4">https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/10/posar_fondeo_2408_3.mp4</a></video></div> <h6><span style="color: #000000;"><em>POSAR en el mar, 24 agosto 2024. Fuente: Advection Spa</em></span></h6> <p><span style="font-weight: 400;"><a href="https://www.cr2.cl/posar/" target="_blank" rel="noopener"><span style="font-weight: 400;">POSAR (acrónimo de “Plataforma de Observación del Sistema Acoplado Océano Atmósfera”)</span></a><span style="font-weight: 400;"> registra datos meteorológicos y oceanográficos en tiempo real e </span><i><span style="font-weight: 400;">in situ</span></i><span style="font-weight: 400;">, los</span> <span style="font-weight: 400;">que son transmitidos cada diez minutos al Departamento de Oceanografía de la UdeC y respaldados en el servidor del CR2. “Este tipo de mediciones tienen un alto valor científico, ya que nos permiten validar todo lo que observan los satélites y también medir en una frecuencia de tiempo que otros sistemas no podrían hacer”, explicó Laura Farías, académica del </span><a href="https://www.naturalesudec.cl/departamentos/oceanografia/" target="_blank" rel="noopener"><span style="font-weight: 400;">Departamento de Oceanografía UdeC</span></a><span style="font-weight: 400;"> e investigadora CR2.</span></span></p> <p><span style="font-weight: 400;">Dentro de las variables registradas por la boya, se encuentra la temperatura del aire y del mar, salinidad, el oxígeno disuelto en el agua, nitrato, radiación solar y velocidad del viento, entre otras,</span><a href="https://www.cr2.cl/posar/#datos" target="_blank" rel="noopener"> <span style="font-weight: 400;">entregando información de relevancia para quienes se dedican a investigar la interacción océano-atmósfera</span></a><span style="font-weight: 400;">. “POSAR proporcionará datos de base para estudios sofisticados que tengan que ver con variabilidad climática, eventos extremos y cambio climático”, enfatizó René Garreaud, subdirector del CR2 y académico del </span><a href="https://geofisica.uchile.cl/" target="_blank" rel="noopener"><span style="font-weight: 400;">Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile</span></a><span style="font-weight: 400;">, quien encabezó la fase inicial de POSAR financiada por el CR2 y un proyecto FONDEQUIP dedicado a esta boya.</span></p> <p style="text-align: center;"><a href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/10/datos-POSAR.png"><img fetchpriority="high" decoding="async" class="aligncenter wp-image-46286" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/10/datos-POSAR-300x226.png" alt="" width="500" height="377" srcset="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/10/datos-POSAR-300x226.png 300w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/10/datos-POSAR-768x580.png 768w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/10/datos-POSAR-302x228.png 302w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/10/datos-POSAR-80x60.png 80w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/10/datos-POSAR-696x525.png 696w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/10/datos-POSAR-1068x806.png 1068w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/10/datos-POSAR-556x420.png 556w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/10/datos-POSAR.png 1142w" sizes="(max-width: 500px) 100vw, 500px" /></a><br /> <i><span style="font-weight: 400;">Ejemplo de los datos en tiempo real obtenidos por la boya POSAR. Gentileza de René Garreaud.</span></i></p> <h5><b>Un apoyo para la falta de observación oceánica</b></h5> <p><span style="font-weight: 400;">Pese a sus más de cuatro mil kilómetros de costa lineal, en Chile no existiría más de una decena de boyas de este tipo, lo que hace que exista una subrepresentación en el monitoreo del estado del océano, por lo que POSAR cobra gran relevancia por su capacidad de contar con datos en tiempo real y disponibles para quien desee verlos.</span></p> <p><span style="font-weight: 400;">“El diagnóstico es que no tenemos los mecanismos de financiamiento de largo aliento que requiere un sistema de observación. Sin embargo, no es imposible, pues países desarrollados los tienen, como Estados Unidos o Australia. Entonces, se hacen esfuerzos como los de POSAR para que las estaciones estén operativas y para mantener los sensores, pues estos quedan destruidos en el agua”, comentó Laura Farías.</span></p> <p><span style="font-weight: 400;">Martín Jacques, académico del </span><a href="https://admision.udec.cl/geofisica/" target="_blank" rel="noopener"><span style="font-weight: 400;">Departamento de Geofísica UdeC</span></a><span style="font-weight: 400;">, señala que “siempre se dice que en las ciencias atmosféricas se necesitan más mediciones, pero en el caso del océano el desafío es mucho mayor, justamente, porque los puntos de observación son más escasos. En tierra hay cientos de estaciones meteorológicas, en cambio, en el mar hay muy pocas, por lo que tenemos un problema de submuestreo muy grave. Por otro lado, la capacidad técnica para instalar y mantener este tipo de equipamientos es limitada, además de ser procesos más caros y demandantes que en operaciones terrestres, porque el medio es más desafiante y corrosivo, lo que genera una mayor necesidad de calibración y mantenimiento”.</span></p> <p><span style="font-weight: 400;">Sobre este submuestreo, Martín Jacques añadió que “nos estamos perdiendo la oportunidad de estudio de muchos procesos que sabemos que ocurren, pero que no estamos monitoreando; también hay muchos otros procesos que no conocemos, simplemente, porque no tenemos observaciones”.</span></p> <p><span style="font-weight: 400;">En este sentido, el académico de la UdeC señaló que esfuerzos como el de POSAR son cruciales, pues abren una oportunidad para tener una comprensión más completa de los fenómenos que ocurren en el océano. A esto se suma que la locación actual de la boya complementará los registros de larga data de la Estación 18.</span></p> <p><span style="font-weight: 400;">René Garreaud añadió que el lugar donde está instalada la boya no siempre es bien analizado por los satélites, siendo que allí ocurren marejadas, eventos de hipoxia e incluso floraciones de algas nocivas. “En esta franja costera se desarrolla una cantidad muy importante de fenómenos meteorológicos y oceanográficos que, a la vez, gatillan fenómenos biológicos y medioambientales, pero no tenemos idea de lo que pasa en esa franja a nivel de datos, y por ello POSAR está específicamente en ese espacio”, explicó.</span></p> <h5><b>Trabajo colaborativo</b></h5> <p><span style="font-weight: 400;">La actual instalación de POSAR fue un trabajo colaborativo entre el CR2 y el centro </span><a href="https://copas-coastal.cl/" target="_blank" rel="noopener"><span style="font-weight: 400;">COPAS-Coastal</span></a><span style="font-weight: 400;"> de la Universidad de Concepción, institución con más de catorce años de historia en el monitoreo del océano.</span></p> <p><span style="font-weight: 400;">Camila Fernández, académica del Departamento de Oceanografía UdeC y directora de COPAS-Coastal, comenta que la relación entre ambos centros no se debe “solo a intereses científicos en el acoplamiento atmósfera-océano, sino también al capital humano”, añade que el CR2 “ha interactuado con nosotros desde la primera iteración de POSAR y nos contactaron también ahora debido a nuestra experiencia en esta área. Esta es realmente una relación de confianza entre centros y un espíritu de cooperación en pos de mejorar la capacidad de predecir cambios en el océano”.</span></p> <p><span style="font-weight: 400;">Por su parte, Diego Narváez, quien participó en el fondeo de la boya, señaló que el trabajo en conjunto entre el CR2 y el COPAS-Coastal “viene desde hace varios años”. El también académico del Departamento de Oceanografía UdeC indicó que “hemos hecho varias colaboraciones, por lo tanto es algo que se ha dado de manera fácil”.</span></p> <p><span style="font-weight: 400;">De esta manera, la boya POSAR viene a complementar las observaciones oceánicas y también a dejar disponible los datos a toda la comunidad científica y, al mismo tiempo, es una muestra del trabajo colectivo entre centros de investigación nacional.</span></p> <p> </p> ]]></content:encoded> </item> <item> <title>Policy brief CR2 | Recomendaciones para el mejoramiento del Plan de Adaptación al Cambio Climático – Recursos Hídricos (PACC-RH)</title> <link>https://www.cr2.cl/policy-brief-cr2-recomendaciones-para-el-mejoramiento-del-plan-de-adaptacion-al-cambio-climatico-recursos-hidricos-pacc-rh/</link> <dc:creator><![CDATA[Jose Barraza]]></dc:creator> <pubDate>Mon, 07 Oct 2024 18:30:30 +0000</pubDate> <category><![CDATA[Agua y Extremos]]></category> <category><![CDATA[Policy briefs]]></category> <category><![CDATA[slider]]></category> <category><![CDATA[Ley Cambio Climático]]></category> <category><![CDATA[plan de adaptacion]]></category> <category><![CDATA[Recursos hídricos]]></category> <guid isPermaLink="false">https://www.cr2.cl/?p=46204</guid> <description><![CDATA[Camila Alvarez-Garreton1,2, Juan Pablo Boisier1,2, Marco Billi1,3 Edición: José Barraza, divulgador científico CR2, y Macarena Salinas, jefa del área de Formación CR2 El anteproyecto del PACC-RH, elaborado por el Ministerio de Obras Públicas, propone medidas y acciones para avanzar hacia una mayor seguridad hídrica en Chile; sin embargo, éstas no se conectan explícitamente con las metas […]]]></description> <content:encoded><![CDATA[<div class="wpb-content-wrapper"><p>Camila Alvarez-Garreton<sup>1,2</sup>, Juan Pablo Boisier<sup>1,2</sup>, Marco Billi<sup>1,3</sup></p> <p style="text-align: left;"><strong>Edición: </strong>José Barraza, divulgador científico CR2, y Macarena Salinas, jefa del área de Formación CR2</p> <ul> <li>El anteproyecto del PACC-RH, elaborado por el Ministerio de Obras Públicas, propone medidas y acciones para avanzar hacia una mayor seguridad hídrica en Chile; sin embargo, éstas no se conectan explícitamente con las metas de la Estrategia Climática de Largo Plazo (ECLP) y se basan en la reducción de riesgos poco precisos. Lo anterior atenta contra la capacidad de cumplir el principal objetivo del plan.</li> <li>La principal debilidad del anteproyecto es que no incluye indicadores de monitoreo, reporte y verificación exigidos en la Ley Marco de Cambio Climático, lo que impide evaluar y hacer seguimiento a las medidas propuestas.</li> <li>El anteproyecto no especifica bajo qué escenarios climáticos se deben evaluar los riesgos del sector recursos hídricos, dificultando el diseño de medidas y acciones que se orienten de forma coherente con el objetivo de reducir esos riesgos.</li> <li>El documento de observaciones elaborado por el CR2 propone indicadores para medir distintos aspectos de la seguridad hídrica, y sugiere rangos que son compatibles con las metas de seguridad hídrica definidas en la ECLP. Además, se proponen estrategias para abordar otras limitaciones identificadas en el anteproyecto, como la ausencia de escenarios climáticos de referencia.</li> </ul> <div class="vc_row wpb_row td-pb-row"><div class="wpb_column vc_column_container td-pb-span12"><div class="vc_column-inner "><div class="wpb_wrapper"><div class="vc_btn3-container vc_btn3-left vc_do_btn" ><a class="vc_general vc_btn3 vc_btn3-size-md vc_btn3-shape-square vc_btn3-style-flat vc_btn3-icon-left vc_btn3-color-primary" href="#recomendaciones" title=""><i class="vc_btn3-icon fa fa-handshake-o"></i> Leer recomendaciones para la política pública</a></div></div></div></div></div><div class="vc_row wpb_row td-pb-row"></div><div class="wpb_column vc_column_container td-pb-span6"><div class="vc_column-inner "><div class="wpb_wrapper"><div class="vc_btn3-container vc_btn3-left vc_do_btn" ><a class="vc_general vc_btn3 vc_btn3-size-md vc_btn3-shape-square vc_btn3-style-flat vc_btn3-block vc_btn3-icon-left vc_btn3-color-primary" href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/10/Policy-brief-22-Recomendaciones-para-el-mejoramiento-del-PACC-RH.pdf" title=""><i class="vc_btn3-icon fa fa-file-pdf-o"></i> Descargar policy brief </a></div></div></div></div> <p> </p> <p> </p> <h5><strong>Introducción</strong></h5> <p>La Ley Marco de Cambio Climático (Ley 21.455) establece la creación de planes sectoriales de adaptación al cambio climático, definiendo sus contenidos mínimos y la coherencia que debe existir con las metas establecidas en la Estrategia Climática de Largo Plazo (ECLP). En este contexto, el Ministerio de Obras Públicas debe elaborar el Plan de Adaptación al Cambio Climático para Recursos Hídricos (PACC-RH), definiendo medidas y acciones para avanzar hacia la seguridad hídrica mediante el aumento de la resiliencia del sector frente a amenazas climáticas como sequías, inundaciones y pérdida de calidad del agua, priorizando el consumo humano, la preservación ecosistémica y la sustentabilidad acuífera.</p> <p>En junio de 2024 se publicó el <a href="https://snia.mop.gob.cl/pacc-rh/assets/documents/PACC-RH-Anteproyecto-Rev2.pdf" target="_blank" rel="noopener"><strong>Anteproyecto del PACC-RH</strong></a> y se dio inicio al proceso de consulta ciudadana. El Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia CR2 elaboró un <a href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/10/Observaciones_PACC_RH.pdf" target="_blank" rel="noopener"><strong>documento de observaciones a la propuesta</strong></a>, en donde se destacan aspectos positivos y necesarios para avanzar hacia una mayor seguridad hídrica en contexto de cambio climático en Chile. A su vez, se identifican algunos aspectos que no se abordan en el anteproyecto y que son esenciales para que el PACC-RH cumpla con los requisitos legales establecidos en la Ley 21.455. A continuación, se presentan las principales observaciones y recomendaciones al plan.</p> <h5><strong>Principales observaciones al PACC-RH</strong></h5> <p><strong>1. Indicadores de monitoreo, reporte y verificación</strong></p> <p>La principal limitación identificada en el anteproyecto del PACC-RH es la omisión de “indicadores de monitoreo, reporte y verificación de cumplimiento de las medidas del plan, conforme lo establecido en la Estrategia Climática de Largo Plazo<em>”</em> que establece la Ley 21.455 en su Artículo 9.2.f. Contar con estos indicadores también se señala en la ECLP (capítulo 4.3) y en la Contribución Determinada a Nivel Nacional (capítulo 5.2.1, medidas A5 y A7.a), que conforman el marco operativo de la Meta Global de Adaptación aprobado en la 28ª Conferencias de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, en cumplimiento al Acuerdo de París.</p> <p>La ausencia de estos indicadores es grave pues impide hacer seguimiento al cumplimiento de medidas que propone el PACC-RH y evaluar su capacidad de cumplir con la meta de ir “reduciendo la vulnerabilidad y aumentando la resiliencia a los efectos adversos del cambio climático”, fijada como propósito superior de todo instrumento de adaptación por la Ley 21.455 y el Acuerdo de París. Esto debido a que no se cuenta con métricas que se puedan ir contrastando en cada actualización. La ausencia de indicadores también dificulta la priorización de las medidas en base a criterios de costo efectividad que establece la Ley 21.455, Artículo 9.2.c.</p> <p><strong>2. Escenarios climáticos considerados</strong></p> <p>El PACC-RH no especifica bajo qué escenarios socioeconómicos y trayectorias climáticas globales se deben evaluar las amenazas climáticas y riesgos para el sector recursos hídricos. Esto dificulta el diseño de medidas y acciones que se orienten de forma coherente con el objetivo de reducir esos riesgos y aumentar la resiliencia. El grado en que el cambio climático afectará los sistemas hídricos, la disponibilidad de agua y la seguridad hídrica depende significativamente de si nos situaremos en un escenario relativamente favorable (dentro de los 1.5 °C por sobre la era preindustrial que sugiere como límite el Panel Intergubernamental de Cambio Climático, o más arriba de los 2 °C que establece el Acuerdo de París, siendo que la evidencia apunta a que superar este último umbral se está haciendo cada vez más probable). Las medidas de adaptación requeridas en estos distintos casos serían diferentes y el PACC-RH debe hacerse cargo de ello. Tampoco se establecen horizontes de tiempo para cumplir metas que sean compatibles con los desafíos que suponen los escenarios de cambio climático en Chile, ni una adecuada territorialización de las medidas, elemento necesario para dar cuenta de los heterogéneos contextos en que deberán aplicarse a lo largo de las distintas latitudes de Chile.</p> <p><strong>3. Objetivos específicos del PACC-RH</strong></p> <p>Los objetivos del plan son poco precisos y no están explícitamente asociados a las metas de la ECLP. Esto se debe, principalmente, a la ausencia de indicadores que traduzcan las metas de seguridad hídrica de la ECLP en objetivos concretos a alcanzar con las medidas del plan.</p> <p><strong>4. Descripción de medidas y acciones del PACC-RH</strong></p> <p>La descripción de las 11 medidas y 40 acciones del PACC-RH no especifican los plazos de implementación exigidos en la Ley 21.455 (Artículos 9.2.c y 9.2.d). En general, las descripciones son escuetas, faltando, por ejemplo, la indicación de medios de financiamiento, instituciones coadyuvantes, beneficiarios, etc. Esto atenta contra su factibilidad y la posibilidad del proceso de consulta pública de realizar observaciones respecto de aspectos esenciales de su implementación. Cabe indicar también la carencia de medidas fuertes orientadas a garantizar la seguridad hídrica en términos de calidad de agua, y no solo de cantidad, siendo este uno de los mandatos que la Ley 21.455 da a este instrumento.</p> <h5 id="recomendaciones"><strong>Recomendaciones</strong></h5> <p><strong>1. Indicadores de monitoreo, reporte y verificación</strong></p> <p>Tanto a nivel internacional como nacional existe un corpus abundante de evidencia y métricas de seguridad hídrica a las que se puede hacer referencia para completar este aspecto del PACC-RH. Considerando esa evidencia, se recomienda <strong>contar con indicadores que permitan medir distintas componentes de la seguridad hídrica y combinando distintas escalas espaciales</strong> (nacional, de cuencas, local, etc.). Además, para que los indicadores sean funcionales a las metas de seguridad hídrica de la ECLP, como exige la Ley 21.455, dichas metas deben ser expresadas en valores específicos, medibles mediante dichos indicadores. Es decir, no es suficiente definir un indicador y describir su evolución en el tiempo, también <strong>se deben definir los rangos del indicador compatibles con la meta de seguridad hídrica de la ECLP</strong>.</p> <p>Algunos de los indicadores y rangos sugeridos son (la lista completa de indicadores propuestos se encuentra <a href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/10/Observaciones_PACC_RH.pdf" target="_blank" rel="noopener"><strong>aquí</strong></a>):</p> <p><em>Indicador de estrés hídrico (IEH):</em> Da cuenta del grado de estrés hídrico a nivel de cuenca en función de la disponibilidad y usos de agua, y tiene directa relación con los riesgos de experimentar problemas de escasez de agua. Para cumplir con las metas de la ECLP, se sugiere mantener niveles de IEH cercanos o menores a 40 % para todas las cuencas del Banco Nacional de Aguas (BNA) de Chile al 2050.</p> <p><em>Indicador de caudales ecológicos mínimos (ICE):</em> Establece los caudales mínimos necesarios para proteger los ecosistemas fluviales. El ICE debiera considerar variaciones estacionales de los cauces, así como valores medios anuales. Se sugiere utilizar lo que establece el Decreto 71 para el cálculo de caudal ecológico al otorgar derechos de aprovechamiento de agua superficiales (Congreso Nacional, 2015), pero adecuando los parámetros de la formulación y eliminando el límite superior del 20 % del caudal medio anual.</p> <p><em>Indicador de aguas subterráneas (IAS): </em>Da cuenta de la variación de niveles freáticos en pozos de observación de las cuencas de Chile. Tomando como referencia la Ley de Gestión Sostenible de Aguas Subterráneas vigente en California, se recomienda establecer medidas que eviten: a) descensos sostenidos y significativos de los niveles freáticos, b) reducciones sostenidas del volumen de almacenamiento de los acuíferos, c) intrusión salina, d) subsidencia del terreno, e) descenso de cauces y cuerpos de agua superficiales conectados a sistemas subterráneos.</p> <p><em>Indicador económico de acceso (IEC):</em> Evalúa la capacidad de la población para cubrir los costos del acceso al agua. El IEC debiera considerar el costo de suministro, los gastos técnicos y los umbrales económicos que afectan la seguridad hídrica, en función del ingreso disponible de cada hogar, su tamaño, eficiencia hídrica y tarifas vigentes. Además, debiera incluir los usos para las necesidades básicas como consumo, higiene, agricultura de subsistencia y calefacción por calderas.</p> <p><em>Indicador de calidad de agua (ICA):</em> Da cuenta de la calidad del agua en puntos representativos para asegurar su seguridad y adecuación para el consumo. El ICA debiera considerar tanto la presencia de contaminantes que puedan afectar la salud como las características perceptuales del agua, como color, olor, sabor y turbidez.</p> <p><strong>2. Escenarios climáticos</strong></p> <p>Se sugiere escoger escenarios de referencia de emisiones de gases de efecto invernadero y otras forzantes climáticas globales, y utilizar un conjunto de simulaciones climáticas para evaluar la disponibilidad hídrica según cada escenario. En base a estos escenarios se pueden evaluar los riesgos para el sector de recursos hídricos –basados en indicadores como los propuestos– y diseñar medidas para reducirlos en un horizonte de tiempo definido por el PACC-RH. Cambios en la disponibilidad hídrica y la evaluación de riesgos en base a los indicadores recomendados podrían complementar las cadenas de impactos del sector en la plataforma de ARClim.</p> <p><strong>3. Objetivos específicos del PACC-RH</strong></p> <p>Se sugiere modificar los cinco objetivos específicos establecidos en el PACC-RH, de tal forma de que sean consistentes con las metas de la ECLP y con los indicadores propuestos para evaluar dichas metas. También se propone incluir un objetivo específico enfocado a la evaluación y seguimiento de los niveles de seguridad hídrica actuales y proyectados en todas las cuencas BNA de Chile, de acuerdo con las metas establecidas en la ECLP y a los indicadores de monitoreo compatibles con dichas metas.</p> <p><strong>4. Descripción de medidas y acciones del PACC-RH</strong></p> <p>Se recomienda realizar una revisión exhaustiva del PACC-RH para dotar de mayor precisión a sus medidas y acciones, y garantizar su legalidad y coherencia normativa dentro del marco legal vigente.</p> <h5><strong>Conclusiones</strong></h5> <p>Las limitaciones destacadas aquí dificultan la participación en el proceso de consulta, pues el anteproyecto no pone a disposición de la ciudadanía toda la información establecida en la normativa para poder realizar las observaciones. Esto impide hacer una revisión robusta de las medidas y acciones propuestas, y contraviene los lineamientos de transparencia establecidos en el Acuerdo de Escazú, firmado y ratificado por Chile.</p> <p>De ser acogidas las observaciones y recomendaciones realizadas por el CR2, en particular aquellas relacionadas a indicadores y sus rangos compatibles con seguridad hídrica, así como a los escenarios de cambio climático a considerar, el conjunto de medidas y acciones del PACC-RH se deberían actualizar de tal manera de que sean consistentes con dichas métricas y escenarios.</p> <p>Si desea leer las observaciones y recomendaciones en detalle, descargue el <a href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/10/Observaciones_PACC_RH.pdf" target="_blank" rel="noopener"><strong>siguiente documento</strong></a>.</p> <p><em><strong>1</strong> Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia CR2, <strong>2</strong> Departamento de Geofísica, Universidad de Chile, <strong>3 </strong>Departamento de Gestión e Innovación Rural, Facultad de Ciencias Agronómicas, Universidad de Chile.</em></p> </div>]]></content:encoded> </item> <item> <title>Policy brief CR2 | La importancia de las condiciones meteorológicas extremas en los megaincendios de la zona centro-sur de Chile</title> <link>https://www.cr2.cl/policy-brief-cr2-la-importancia-de-las-condiciones-meteorologicas-extremas-en-los-megaincendios-de-la-zona-centro-sur-de-chile/</link> <dc:creator><![CDATA[Jose Barraza]]></dc:creator> <pubDate>Mon, 09 Sep 2024 18:11:50 +0000</pubDate> <category><![CDATA[Biblioteca]]></category> <category><![CDATA[Policy briefs]]></category> <guid isPermaLink="false">https://www.cr2.cl/?p=45975</guid> <description><![CDATA[Tomás Carrasco, investigador Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia CR2; René Garreaud, subdirector CR2; Deniz Bozkurt, investigador asociado CR2; Martín Jacques, investigador principal; Aníbal Pauchard, investigador Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), académico Universidad de Concepción. Edición: José Barraza, divulgador científico del CR2 Estudio reveló que durante los megaincendios de las temporadas 2016-2017 […]]]></description> <content:encoded><![CDATA[<div class="wpb-content-wrapper"><p><em>Tomás Carrasco, investigador Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia CR2; René Garreaud, subdirector CR2; Deniz Bozkurt, investigador asociado CR2; Martín Jacques, investigador principal; Aníbal Pauchard, investigador Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), académico Universidad de Concepción. </em></p> <p style="text-align: right;"><strong>Edición: </strong>José Barraza, divulgador científico del CR2</p> <ul> <li><span style="color: #000000;">Estudio reveló que durante los megaincendios de las temporadas 2016-2017 y 2022-2023 hubo temperaturas extremadamente altas y sin precedentes en gran parte de la zona centro-sur de Chile, superando los 41 ° C, lo que provocó baja humedad y el secamiento de la vegetación y el suelo.</span></li> <li><span style="color: #000000;">La condición meteorológica que propició estas temperaturas y humedad, también generó el viento conocido como Puelche, que generó aún más calentamiento del aire, y un viento desde el sur que propagó los incendios.</span></li> <li><span style="color: #000000;">Estos fenómenos atmosféricos que transformaron incendios en megaincendios pueden ser pronosticados, por lo que se recomienda activar alarmas cuando se superen temperaturas sobre los 40 ° C.</span></li> </ul> <div class="vc_row wpb_row td-pb-row"><div class="wpb_column vc_column_container td-pb-span12"><div class="vc_column-inner "><div class="wpb_wrapper"><div class="vc_btn3-container vc_btn3-left vc_do_btn" ><a class="vc_general vc_btn3 vc_btn3-size-md vc_btn3-shape-square vc_btn3-style-flat vc_btn3-icon-left vc_btn3-color-primary" href="#recomendaciones" title=""><i class="vc_btn3-icon fa fa-handshake-o"></i> Leer recomendaciones para la política pública</a></div></div></div></div></div><div class="vc_row wpb_row td-pb-row"></div><div class="wpb_column vc_column_container td-pb-span6"><div class="vc_column-inner "><div class="wpb_wrapper"><div class="vc_btn3-container vc_btn3-left vc_do_btn" ><a class="vc_general vc_btn3 vc_btn3-size-md vc_btn3-shape-square vc_btn3-style-flat vc_btn3-block vc_btn3-icon-left vc_btn3-color-primary" href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/09/Policy-Brief-21-La-importancia-de-las-condiciones-meteorologicas-extremas-en-los-megaincendios-de-la-zona-centro-sur-de-Chile.pdf" title=""><i class="vc_btn3-icon fa fa-file-pdf-o"></i> Descargar policy brief </a></div></div></div></div> <p> </p> <p> </p> <p>Los incendios forestales producen impactos negativos en la vida y salud de las personas, la biodiversidad y las actividades económicas que se desarrollan en el territorio. En Chile, estos eventos se producen principalmente por causa humana (98,5 %), ya sea de forma intencional (36,6 %) o accidental (58,2 %) <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0048969721070789" target="_blank" rel="noopener">(Pozo et al., 2022</a>). Su propagación, en tanto, dependerá del combustible, el paisaje y las condiciones atmosféricas, entre otros. Desde la década de 1970, la zona centro-sur de Chile ha experimentado un rápido cambio de uso de suelo, donde el reemplazo de bosque nativo por plantaciones exóticas de pino y eucalipto, y una mezcla de especies exóticas invasoras, ha creado paisajes homogéneos que aumentan el riesgo de incendios (<a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s10530-007-9151-8" target="_blank" rel="noopener">Pauchard et al., 2008</a>; <a href="https://www.scielo.cl/pdf/bosque/v32n3/art02.pdf" target="_blank" rel="noopener">González et al., 2011</a>; <a href="https://www.scielo.cl/pdf/bosque/v36n1/art06.pdf" target="_blank" rel="noopener">Cóbar-Carranza et al., 2015</a>).</p> <p>Adicionalmente, el aumento de las temperaturas y la megasequía han favorecido las condiciones para la propagación de los incendios, contribuyendo a un incremento en el área quemada a partir del año 2010 (<a href="https://esajournals.onlinelibrary.wiley.com/doi/pdfdirect/10.1002/ecs2.2300" target="_blank" rel="noopener">González et al. 2017</a>).</p> <p>Hasta el año 2016 el área quemada por temporada (de julio a junio del año siguiente) en la zona centro-sur de Chile fluctuaba entre 10.000 y 100.000 hectáreas (ha), con un promedio de 40.000 ha. Sin embargo, este promedio fue sobrepasado con creces durante las temporadas de incendios de 2016-2017 y 2022-2023, que resultaron en un área quemada superior a las 500.000 y 400.000 ha, respectivamente, valores sin precedentes en el registro histórico. La mayor parte de esta área quemada tuvo lugar durante los respectivos veranos de 2016-2017 y 2022-2023 (Figura 1), cuando en un par de semanas unos pocos incendios de gran intensidad y rápida propagación ocasionaron daño a la población, a los ecosistemas locales y cobraron la vida de decenas de personas.</p> <p>Frente a estos desastres de alto impacto es relevante identificar el (o los) factor(es) que explican cómo incendios acotados se transformaron en megaincendios. Esta tarea fue abordada en una investigación cuyos resultados fueron recientemente publicados en la revista <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S221209472400077X"><em>Weather and climate extremes</em></a> y que sintetizamos a continuación.</p> <p><a href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/09/Figura-1-1.jpg"><img decoding="async" class="aligncenter wp-image-45987" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/09/Figura-1-1-300x141.jpg" alt="" width="600" height="281" srcset="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/09/Figura-1-1-300x141.jpg 300w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/09/Figura-1-1-1920x899.jpg 1920w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/09/Figura-1-1-768x360.jpg 768w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/09/Figura-1-1-487x228.jpg 487w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/09/Figura-1-1-1536x719.jpg 1536w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/09/Figura-1-1-2048x959.jpg 2048w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/09/Figura-1-1-696x326.jpg 696w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/09/Figura-1-1-1068x500.jpg 1068w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/09/Figura-1-1-897x420.jpg 897w" sizes="(max-width: 600px) 100vw, 600px" /></a></p> <p style="text-align: center;"><strong><em>Figura 1. </em></strong><em>El panel (a) muestra en violeta el megaincendio ocurrido en el centro-sur de Chile el 26 de enero de 2017, mientras que el panel (b) muestra el ocurrido en el 2023. En ambos paneles se aprecia la magnitud de los incendios y las columnas de humo. </em></p> <h5><strong> </strong><strong>Megaincendios y meteorología extrema</strong></h5> <p>El estudio reveló que durante los megaincendios hubo temperaturas extremadamente altas y sin precedentes en gran parte de la zona centro-sur de Chile, incluyendo el sector donde se desarrollaron estos eventos. Como referencia, la temperatura máxima en la ciudad de Chillán alcanzó 41.5 ºC, el 26 de enero de 2016, y 41.6 °C, el 3 de febrero de 2023, superando el récord anterior en casi 1.5 °C. El calor extremo fue el principal factor en la humedad extremadamente baja durante esos días, que, a su vez, contribuyó directamente al secamiento de la vegetación y el suelo.</p> <p>En ambos casos, el intenso calor y la baja humedad a nivel local fueron propiciados por una configuración meteorológica de mayor escala, que también generó el viento del este en la precordillera conocido como Puelche, el que, a su vez, reforzó el descenso y calentamiento del aire. Al mismo tiempo, esta configuración meteorológica aceleró el viento del sur sobre la cordillera de la costa, viento que fue particularmente intenso y promovió el rápido avance del fuego en los sectores afectados. Con todo lo anterior, y reconociendo que los megaincendios fueron iniciados por humanos y ocurrieron en un terreno propenso a ser quemado por su alta carga de combustible, su propagación en los veranos del 2017 y 2023 parece muy determinada por la meteorología extrema y sin precedentes en ambos periodos.</p> <p>La investigación también señala que los actuales sistemas de pronóstico del tiempo tienen la capacidad de predecir eventos de calor extremo con varios días de anticipación, por lo que esto permitiría mejorar significativamente la preparación y respuesta a futuros megaincendios en el centro-sur de Chile.</p> <p>Finalmente, se realizó una atribución formal de estos eventos meteorológicos extremos al cambio climático, mostrando que la intensidad y frecuencia de estos se ha incrementado en la región debido a la emisión de gases de efecto invernadero. Este incremento continuará manifestándose en las próximas décadas si no logramos frenar el alza en la temperatura global del planeta.</p> <h5 id="recomendaciones"><strong>Recomendaciones</strong></h5> <ol> <li>Activar las alarmas frente a la posible ocurrencia de megaincendios de gran extensión e intensidad cuando se pronostiquen temperaturas extremas sobre los 40 °C en la zona centro-sur de Chile central durante las temporadas de verano.</li> <li>Emprender acciones continuas de prevención y mitigación de los efectos de los megaincendios por parte de instituciones gubernamentales, empresas privadas y público general en el actual escenario de cambio climático.</li> <li>Reducir sustancialmente el número de igniciones causadas por las personas (unas 5.000 por temporada en la actualidad) pues cada una de ellas tiene el potencial de devenir en un megaincendio. La educación ambiental y la persecución legal a quienes provoquen incendios intencionalmente es fundamental en esta tarea, pero también se debe reducir los riesgos de igniciones accidentales en infraestructura como redes de alta tensión eléctrica y zonas urbanizadas.</li> <li>Intervenir las zonas con vegetación dominadas por especies exóticas invasoras para procurar contar con un paisaje heterogéneo de vegetación y así reducir la carga de combustible en zonas de riesgo alrededor de ciudades, caminos y otras infraestructuras. Estas intervenciones incluyen la creación y mantención de cortafuegos, y la limpieza de las zonas de interfaz urbano-rural. Todas estas actividades van a generar un paisaje que, si bien no es inmune a los incendios forestales, genera condiciones menos favorables a la propagación del fuego y, por ende, favorece un combate efectivo de los focos de incendios antes que se transformen en megaincendios forestales.</li> </ol> <h5><strong>Referencias</strong></h5> <p>Carrasco-Escaff, T., Garreaud, R., Bozkurt, D., Jacques-Coper, M., & Pauchard, A. (2024). <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S221209472400077X" target="_blank" rel="noopener">The key role of extreme weather and climate change in the occurrence of exceptional fire seasons in south-central Chile</a>. <em>Weather and Climate Extremes</em>, 100716.</p> <p>Cóbar-Carranza, A. J., García, R. A., Pauchard, A., & Peña, E. (2015). <a href="https://www.scielo.cl/pdf/bosque/v36n1/art06.pdf" target="_blank" rel="noopener">Efecto de la alta temperatura en la germinación y supervivencia de semillas de la especie invasora Pinus contorta y dos especies nativas del sur de Chile</a>. <em>Bosque (Valdivia)</em>, <em>36</em>(1), 53-60.</p> <p>González, M. E., Lara, A., Urrutia, R., & Bosnich, J. (2011). <a href="https://www.scielo.cl/pdf/bosque/v32n3/art02.pdf" target="_blank" rel="noopener">Cambio climático y su impacto potencial en la ocurrencia de incendios forestales en la zona centro-sur de Chile (33º-42º S)</a>. <em>Bosque (Valdivia)</em>, <em>32</em>(3), 215-219.</p> <p>González, M. E., Gómez‐González, S., Lara, A., Garreaud, R., & Díaz‐Hormazábal, I. (2018). <a href="https://esajournals.onlinelibrary.wiley.com/doi/pdfdirect/10.1002/ecs2.2300" target="_blank" rel="noopener">The 2010–2015 Megadrought and its influence on the fire regime in central and south‐central Chile</a>. <em>Ecosphere</em>, <em>9</em>(8), e02300.</p> <p>Pauchard, A., García, R. A., Pena, E., González, C., Cavieres, L. A., & Bustamante, R. O. (2008). <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s10530-007-9151-8" target="_blank" rel="noopener">Positive feedbacks between plant invasions and fire regimes: Teline monspessulana (L.) K. Koch (Fabaceae) in central Chile</a>. <em>Biological Invasions</em>, <em>10</em>, 547-553.</p> <p>Pozo, R. A., Galleguillos, M., González, M. E., Vásquez, F., & Arriagada, R. (2022). <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0048969721070789" target="_blank" rel="noopener">Assessing the socio-economic and land-cover drivers of wildfire activity and its spatiotemporal distribution in south-central Chile</a>. <em>Science of the total environment</em>, <em>810</em>, 152002.</p> </div>]]></content:encoded> </item> <item> <title>En Clima de Conversación Cap 8: Contaminación atmosférica, entrevista a Nicolás Huneeus</title> <link>https://www.cr2.cl/cap-8-en-clima-de-conversacion/</link> <dc:creator><![CDATA[Michael]]></dc:creator> <pubDate>Mon, 02 Sep 2024 14:29:19 +0000</pubDate> <category><![CDATA[Contaminación atmosférica]]></category> <category><![CDATA[Noticias]]></category> <category><![CDATA[Podcast]]></category> <category><![CDATA[slider]]></category> <category><![CDATA[(CR)2 en la prensa]]></category> <category><![CDATA[contaminación atmosférica]]></category> <category><![CDATA[En clima de conversación]]></category> <category><![CDATA[Nicolás Huneeus]]></category> <guid isPermaLink="false">https://www.cr2.cl/?p=45916</guid> <description><![CDATA[Octavo capítulo del podcast En Clima de Conversación, generado por el equipo de comunicaciones del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia CR2. En este capítulo conversamos con el investigador CR2, Nicolás Huneeus, sobre la contaminación atmosférica, la calidad del aire en Chile y la posibilidad de tener eventos de contaminación durante septiembre, producto […]]]></description> <content:encoded><![CDATA[<p><strong>Octavo capítulo del podcast En Clima de Conversación, generado por el equipo de comunicaciones del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia CR2.</strong></p> <p>En este capítulo conversamos con el investigador CR2, Nicolás Huneeus, sobre la contaminación atmosférica, la calidad del aire en Chile y la posibilidad de tener eventos de contaminación durante septiembre, producto del <a href="https://www.cr2.cl/efecto-asado-contaminacion-aumentaria-durante-estas-fiestas-patrias-el-dinamo/" target="_blank" rel="noopener"><em>efecto asado</em>.</a></p> <p><span style="font-weight: 400;"> Sobre los entrevistado: <strong>Nicolás Huneeus</strong>, es Ingeniero civil Químico de la Universidad de Chile y doctor en ciencias atmosféricas. Actualmente, se desempeña como académico del departamento de Geofísica de la Universidad de Chile y como investigador de la línea Ciudades Resilientes del CR2. </span></p> <p>Escucha el capítulo completo aquí:</p> <p><iframe style="border-radius: 12px;" src="https://open.spotify.com/embed/episode/54xkoOpfrmnvXEv3dUm1Lt?utm_source=generator" width="100%" height="352" frameborder="0" allowfullscreen="allowfullscreen"></iframe></p> ]]></content:encoded> </item> <item> <title>Policy brief CR2 | Impactos del hidrógeno en el sistema climático</title> <link>https://www.cr2.cl/impactos-del-hidrogeno-en-el-sistema-climatico/</link> <dc:creator><![CDATA[Jose Barraza]]></dc:creator> <pubDate>Mon, 26 Aug 2024 18:59:53 +0000</pubDate> <category><![CDATA[Agua y Extremos]]></category> <category><![CDATA[Policy briefs]]></category> <category><![CDATA[hidrógeno]]></category> <guid isPermaLink="false">https://www.cr2.cl/?p=45855</guid> <description><![CDATA[Rodrigo Seguel, Charlie Opazo y Lucas Castillo, del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia, y del Departamento de Geofísica, Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, U. de Chile Edición: José Barraza, divulgador científico CR2 El hidrógeno ocasiona que el metano, un gas de efecto invernadero (GEI), se mantenga por más tiempo en la atmósfera, […]]]></description> <content:encoded><![CDATA[<div class="wpb-content-wrapper"><p><em>Rodrigo Seguel, Charlie Opazo y Lucas Castillo, del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia, y del Departamento de Geofísica, Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, U. de Chile</em></p> <p style="text-align: right;"><strong>Edición: </strong>José Barraza, divulgador científico CR2</p> <ul> <li>El hidrógeno ocasiona que el metano, un gas de efecto invernadero (GEI), se mantenga por más tiempo en la atmósfera, propiciando un mayor calentamiento global.</li> <li>La transformación química del hidrógeno genera una mayor cantidad de ozono, otro GEI de importancia para el cambio climático.</li> <li>La degradación del hidrógeno también produce vapor de agua en la estratósfera baja, provocando un calentamiento a nivel de la superficie del planeta.</li> </ul> <div class="vc_row wpb_row td-pb-row"><div class="wpb_column vc_column_container td-pb-span12"><div class="vc_column-inner "><div class="wpb_wrapper"><div class="vc_btn3-container vc_btn3-left vc_do_btn" ><a class="vc_general vc_btn3 vc_btn3-size-md vc_btn3-shape-square vc_btn3-style-flat vc_btn3-icon-left vc_btn3-color-primary" href="#recomendaciones" title=""><i class="vc_btn3-icon fa fa-handshake-o"></i> Leer recomendaciones para la política pública</a></div></div></div></div></div><div class="vc_row wpb_row td-pb-row"></div><div class="wpb_column vc_column_container td-pb-span6"><div class="vc_column-inner "><div class="wpb_wrapper"><div class="vc_btn3-container vc_btn3-left vc_do_btn" ><a class="vc_general vc_btn3 vc_btn3-size-md vc_btn3-shape-square vc_btn3-style-flat vc_btn3-block vc_btn3-icon-left vc_btn3-color-primary" href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Policy-brief-20-Impactos-del-hidrogeno-en-el-sistema-climatico.pdf" title=""><i class="vc_btn3-icon fa fa-file-pdf-o"></i> Descargar policy brief </a></div></div></div></div> <p> </p> <p> </p> <p>El hidrógeno molecular (H<sub>2</sub>) es un gas con alto contenido energético en comparación con otros combustibles fósiles, pudiendo ser utilizado en motores de combustión interna (modificados) o a través de celdas de combustible (<a href="https://doi.org/10.1039/c8ee01157e" target="_blank" rel="noopener">Staffell et al., 2019</a>). Para obtener H<sub>2</sub>, las moléculas de agua son divididas mediante electricidad, obteniendo hidrógeno y oxígeno en forma de gas, proceso conocido como electrólisis.</p> <p>Desde el 2020, el interés por el H<sub>2</sub> ha aumentado debido, especialmente, a que su producción industrial mediante electrólisis puede ser generada a partir de energías renovables (<a href="https://doi.org/10.5194/amt-2024-4" target="_blank" rel="noopener">Pétron et al., 2024</a>). En el caso del norte de Chile se basaría, principalmente, en paneles solares y en el sur, en turbinas eólicas. Así, emerge como una alternativa relevante para lograr la descarbonización en el país y para la transición energética global orientada al bajo consumo de carbono.</p> <p>Cabe señalar que ningún proceso de generación de energía conocido hasta la fecha es totalmente inocuo para el medio ambiente. En el caso del hidrógeno molecular, el principal impacto de la producción, transporte y almacenamiento se asocia a las fugas, venteos y purgas, cuya emisión a la atmósfera se estima que puede variar entre un 1 y 12 % (<a href="https://doi.org/10.1073/pnas.2103335118" target="_blank" rel="noopener">Patterson et al., 2021</a>). Debido a que el mercado del hidrógeno es incipiente en Chile, la anticipación a sus impactos en el sistema climático es fundamental para evitar que su uso y posibles impactos sobrepasen sus beneficios.</p> <h5><strong>Estado del conocimiento</strong></h5> <p>La presencia de hidrógeno molecular en la atmósfera puede ser natural o causada por actividades humanas. Así, puede darse por formación fotoquímica<a href="#_ftn1" name="_ftnref1">[1] </a>a partir de metano y compuestos orgánicos volátiles biogénicos, quema de biomasa y combustibles fósiles, respectivamente (<a href="https://doi.org/10.5194/acp-24-4217-2024" target="_blank" rel="noopener">Paulot et al., 2024</a>). Por otro lado, los principales sumideros del hidrógeno corresponden a la actividad microbiana en suelos y reacciones fotoquímicas que incluyen al principal agente de limpieza atmosférico (técnicamente conocido como radical hidroxilo). En relación con su tiempo de permanencia en la atmósfera, se ha estimado que el hidrógeno molecular puede mantenerse por dos años (<a href="https://doi.org/10.1021/es803180g" target="_blank" rel="noopener">Novelli et al., 2009</a>).</p> <p>El hidrógeno es considerado un gas de efecto invernadero indirecto con un elevado potencial de calentamiento global. La emisión a la atmósfera de 1 kg de hidrógeno producirá un calentamiento global equivalente a 11,6 kg de dióxido de carbono (CO2) dentro de un período de 100 años (<a href="https://doi.org/10.1038/s43247-023-00857-8" target="_blank" rel="noopener">Sand et al., 2023</a>). Este impacto del hidrógeno en el sistema climático se puede explicar de la siguiente manera:</p> <ol> <li>El hidrógeno molecular y el metano (el segundo gas de efecto invernadero más potente) compiten por el mismo agente que los destruye en la atmósfera. Por lo tanto, a mayor abundancia de hidrógeno, mayor será el tiempo de vida o permanencia del metano en la atmósfera y, por ende, mayor calentamiento global.</li> <li>La destrucción química del hidrógeno produce un agente altamente reactivo (técnicamente conocido como radical hidroperoxilo), cuyas reacciones posteriores aumentan la formación de ozono troposférico (el tercer gas de efecto invernadero en importancia para el cambio climático). Este proceso es aún más relevante en atmósferas con elevados niveles de óxido nítrico como es el caso de las megaciudades de América del Sur.</li> <li>Finalmente, la degradación de hidrógeno molecular también produce agua, cuyo impacto en la tropósfera es considerado irrelevante. Sin embargo, pequeños cambios en el vapor de agua en la estratósfera, caracterizada por tener una alta sequedad, producen efectos en la circulación de la atmósfera cuyo resultado es un calentamiento a nivel superficial.</li> </ol> <p>Estimaciones recientes muestran que la abundancia de hidrógeno en la atmósfera ha aumentado en un 70 % respecto del periodo preindustrial debido a actividades antropogénicas (<a href="https://doi.org/10.1073/pnas.2103335118" target="_blank" rel="noopener">Patterson et al., 2021</a>). También, las observaciones globales indican que el hidrógeno ha incrementado durante el período 2010-2019 (<a href="https://doi.org/10.5194/acp-24-4217-2024" target="_blank" rel="noopener">Paulot et al., 2024</a>). Además, la Figura 1 muestra una tendencia al alza para el hidrógeno en zonas remotas de Chile (Rapa Nui) y Argentina (Ushuaia).</p> <p><a href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1.1.png"><img loading="lazy" decoding="async" class="alignnone size-medium wp-image-45865" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1.1-300x193.png" alt="" width="300" height="193" srcset="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1.1-300x193.png 300w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1.1-1676x1080.png 1676w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1.1-768x495.png 768w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1.1-354x228.png 354w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1.1-1536x990.png 1536w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1.1-2048x1320.png 2048w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1.1-696x449.png 696w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1.1-1068x688.png 1068w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1.1-652x420.png 652w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1.1-1920x1237.png 1920w" sizes="(max-width: 300px) 100vw, 300px" /></a> <a href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1.png"><img loading="lazy" decoding="async" class="alignnone size-medium wp-image-45866" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1-300x193.png" alt="" width="300" height="193" srcset="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1-300x193.png 300w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1-1676x1080.png 1676w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1-768x495.png 768w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1-354x228.png 354w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1-1536x990.png 1536w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1-2048x1320.png 2048w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1-696x449.png 696w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1-1068x688.png 1068w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1-652x420.png 652w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1-1920x1237.png 1920w" sizes="(max-width: 300px) 100vw, 300px" /></a></p> <p style="text-align: center;"><em><strong>Figura 1.</strong> Tendencia de hidrógeno molecular en regiones remotas del Pacífico sur (izquierda) y Patagonia (derecha) basada en promedios mensuales. En Rapa Nui y Ushuaia se observa un aumento anual cercano a los 2 nmol mol-1, lo cual representa un total acumulado de 18 nmol mol-1 en una década. Mediciones realizadas por el Laboratorio de Monitoreo Global de la NOAA (EEUU).</em></p> <h5><strong>Desafíos científicos y tecnológicos</strong></h5> <p>A primera vista, estos resultados alertan de una potencial subestimación de las emisiones de hidrógeno y las dificultades para estimar su balance global. También subrayan los desafíos científicos y tecnológicos de esta prometedora alternativa de reemplazo a los combustibles fósiles y cuyos beneficios climáticos dependerán de las tasas emisión que la industria, agencias reguladoras y la sociedad establezcan como meta.</p> <h5 id="recomendaciones"><strong>Recomendaciones</strong></h5> <ol> <li style="list-style-type: none;"> <ol> <li>Disminuir las brechas de información relacionadas al balance global de hidrógeno y a sus efectos indirectos en el sistema climático con el fin de proyectar el impacto real asociado a su uso masivo.</li> <li>Reducir las emisiones de metano, compuestos orgánicos volátiles y óxidos de nitrógeno de manera de maximizar los beneficios del uso de hidrógeno.</li> <li>Mejorar la cobertura del monitoreo de hidrógeno en sitios remotos para así desacoplar la tendencia al alza respecto del impacto local.</li> <li>Fomentar en el país el desarrollo nuevas tecnologías de medición que permitan estimar líneas base y detectar fugas de hidrógeno molecular.</li> <li>Anticipar las estrategias de mitigación de emisiones de hidrógeno a lo largo de toda la cadena de valor.</li> <li>Desarrollar planes de adaptación con énfasis en las retroalimentaciones del hidrógeno molecular con otros gases y particularidades geográficas (físicas) de las zonas en que se emplazará la nueva infraestructura.</li> </ol> </li> </ol> <h5><strong>Referencias</strong></h5> <p>Novelli, P. C., Crotwell, A. M., & Hall, B. D. (2009). Application of gas chromatography with a pulsed discharge helium ionization detector for measurements of molecular hydrogen in the atmosphere. <em>Environ Sci Technol, 43</em>, <a href="https://doi.org/10.1021/es803180g" target="_blank" rel="noopener">https://doi.org/10.1021/es803180g</a>.</p> <p>Patterson, J. D., Aydin, M., Crotwell, A. M., Pétron, G., Severinghaus, J. P., Krummel, P. B., Langenfelds, R. L., & Saltzman, E. S. (2021). H<sub>2</sub> in Antarctic firn air: Atmospheric reconstructions and implications for anthropogenic emissions. <em>Proc Natl Acad Sci U S A, 118</em>, <a href="https://doi.org/10.1073/pnas.2103335118" target="_blank" rel="noopener">https://doi.org/10.1073/pnas.2103335118</a>.</p> <p>Paulot, F., Pétron, G., Crotwell, A. M., & Bertagni, M. B. (2024). Reanalysis of NOAA H<sub>2</sub> observations: implications for the H<sub>2 </sub>budget. <em>Atmos. Chem. Phys., 24</em>, 4217–4229, <a href="https://doi.org/10.5194/acp-24-4217-2024" target="_blank" rel="noopener">https://doi.org/10.5194/acp-24-4217-2024</a>.</p> <p>Pétron, G. B., Crotwell, A. M., Mund, J., Crotwell, M., Mefford, T., Thoning, K., Hall, B. D., Kitzis, D. R., Madronich, M., Moglia, E., Neff, D., Wolter, S., Jordan, A., Krummel, P., Langenfelds, R., and Patterson, J. D. (2024). Atmospheric H<sub>2</sub> observations from the NOAA Global Cooperative Air Sampling Network, Atmos. Meas. Tech. Discuss. [preprint], <a href="https://doi.org/10.5194/amt-2024-4" target="_blank" rel="noopener">https://doi.org/10.5194/amt-2024-4</a>, in review.</p> <p>Sand, M., Skeie, R. B., Sandstad, M., Krishnan, S., Myhre, G., Bryant, H., Derwent, R., Hauglustaine, D., Paulot, F., Prather, M., & Stevenson, D. (2023) A multi-model assessment of the Global Warming Potential of hydrogen. <em>Commun Earth Environ, 4</em>, <a href="https://doi.org/10.1038/s43247-023-00857-8" target="_blank" rel="noopener">https://doi.org/10.1038/s43247-023-00857-8</a>.</p> <p>Staffell, I., Scamman, D., Velazquez Abad, A., Balcombe, P., Dodds, P. E., Ekins, P., Shah, N., & Ward, K. R. (2019). The role of hydrogen and fuel cells in the global energy system, <a href="https://doi.org/10.1039/c8ee01157e" target="_blank" rel="noopener">https://doi.org/10.1039/c8ee01157e</a></p> <h5><strong>Notas</strong></h5> <p><a href="#_ftnref1" name="_ftn1">[1]</a> Reacciones químicas en la atmósfera que incluyen absorción de radiación solar.</p> </div>]]></content:encoded> </item> <item> <title>Análisis CR2 | Alcances y perspectivas asociados al Reporte de Evaluación de Ozono en América del Sur</title> <link>https://www.cr2.cl/analisis-cr2-alcances-y-perspectivas-asociados-al-reporte-de-evaluacion-de-ozono-en-america-del-sur/</link> <dc:creator><![CDATA[Jose Barraza]]></dc:creator> <pubDate>Wed, 07 Aug 2024 19:02:43 +0000</pubDate> <category><![CDATA[Análisis]]></category> <category><![CDATA[Biblioteca]]></category> <category><![CDATA[Ciudades resilientes]]></category> <category><![CDATA[slider]]></category> <category><![CDATA[mediciones de ozono]]></category> <category><![CDATA[ozono]]></category> <guid isPermaLink="false">https://www.cr2.cl/?p=45650</guid> <description><![CDATA[Rodrigo Seguel a, b, Charlie Opazo a, b y Lucas Castillo a, b a Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia b Departamento de Geofísica, Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, U. de Chile Edición: José Barraza, divulgador científico CR2 Las tendencias de ozono superficial en las principales ciudades de Sudamérica aumentaron o permanecieron estables […]]]></description> <content:encoded><![CDATA[<p><em>Rodrigo Seguel <sup>a, b</sup>, Charlie Opazo <sup>a, b</sup> y Lucas Castillo <sup>a, b</sup></em><br /> <em><sup>a</sup> Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia</em><br /> <em><sup>b</sup> Departamento de Geofísica, Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, U. de Chile</em></p> <p style="text-align: right;"><strong>Edición:</strong> José Barraza, divulgador científico CR2</p> <ul> <li>Las tendencias de ozono superficial en las principales ciudades de Sudamérica aumentaron o permanecieron estables durante la última década.</li> <li>En la región Metropolitana, el ozono a nivel superficial ha aumentado desde el año 2017.</li> </ul> <h5><strong>Contextualización</strong></h5> <p>El Reporte de Evaluación de Ozono Troposférico (<a href="https://igacproject.org/activities/TOAR" target="_blank" rel="noopener">TOAR</a>), desarrollado por el Grupo Internacional de Química Atmosférica Global (<a href="https://igacproject.org/" target="_blank" rel="noopener">IGAC</a>), proporciona una evaluación científica actualizada de la distribución y las tendencias globales del ozono troposférico, es decir, el que se encuentra desde la superficie del planeta hasta unos 10 a 15 kilómetros de altura aproximadamente.</p> <p>La primera fase de TOAR (<a href="https://igacproject.org/activities/TOAR/TOAR-I" target="_blank" rel="noopener">2014-2019</a>) produjo una base de datos de acceso abierto con servicios web fácilmente accesibles para evaluar métricas de ozono en todos los sitios de monitoreo disponibles en el mundo, lo que brindó a la comunidad científica una primera mirada global de ozono superficial basada en observaciones.</p> <p>Actualmente, TOAR se encuentra en su segunda fase (<a href="https://igacproject.org/activities/TOAR/TOAR-II" target="_blank" rel="noopener">TOAR-II, 2020-2025</a>). Cuenta con la participación de más de 150 investigadores de 31 países, quienes, a través de la formación de 16 grupos de trabajo<a href="#_ftn1" name="_ftnref1">[1]</a>, realizan una actualización de la distribución y tendencias globales de ozono troposférico, que incluye, esta vez, a sus precursores (gases que, a partir de reacciones químicas, producen ozono). Al igual que la primera fase, TOAR-II tiene como objetivo cuantificar los impactos del ozono troposférico en el clima, la salud humana y la vegetación.</p> <h5><strong>Estado del conocimiento </strong></h5> <p>Las últimas investigaciones señalan que la carga global de ozono troposférico ha aumentado en un 45 % desde 1850 hasta el presente, debido a las emisiones de precursores antropogénicos (<a href="https://dx.doi.org/10.1017/9781009157896.008" target="_blank" rel="noopener">Szopa et al., 2021</a>). Además, el ozono superficial ha aumentado entre un 32 y un 71 % (datos con gran incertidumbre) en la atmósfera de zonas rurales del hemisferio norte respecto de observaciones históricas (1896-1975) (<a href="https://doi.org/10.1525/elementa.376" target="_blank" rel="noopener">Tarasick et al., 2019</a>). Desde mediados de la década de 1990, el ozono en la tropósfera libre (entre los 3 y 12 kilómetros de altura aproximadamente) ha aumentado su abundancia en la atmósfera<a href="#_ftn2" name="_ftnref2">[2]</a> entre 1 y 4 nmol mol<sup>-1</sup> por década en la mayoría de las regiones correspondientes a latitudes medias del hemisferio norte, y entre 1 y 5 nmol mol<sup>-1</sup> por década dentro de los trópicos (datos con alta confianza) (<a href="https://doi.org/10.1017/9781009157896.004" target="_blank" rel="noopener">Gulev et al., 2021</a>).</p> <p>En el caso del hemisferio sur, la estimación de tendencias de ozono ha sido obstaculizada debido a la limitada cobertura de estaciones de monitoreo, mientras que las observaciones de la columna de ozono troposférico desde mediados de la década de 1990 indican aumentos con confianza media de menos de 1 nmol mol<sup>-1</sup> por década en latitudes medias (<a href="https://doi.org/10.1525/elementa.420" target="_blank" rel="noopener">Cooper et al., 2020</a>; <a href="https://doi.org/10.1017/9781009157896.004" target="_blank" rel="noopener">Gulev et al., 2021</a>).</p> <h5><strong>América del Sur</strong></h5> <p>En el contexto global, América del Sur es considerada por la comunidad científica como una región poco estudiada y donde rara vez se han abordado exhaustivamente las estimaciones de las tendencias de ozono. Por este motivo, el <a href="https://igacproject.org/top-focus-working-group" target="_blank" rel="noopener">Grupo de Trabajo sobre Precursores de Ozono Troposférico</a> concentró parte de sus esfuerzos en estimar las tendencias de ozono superficial y de sus precursores desde comienzos del siglo XXI en esta zona del mundo. Los resultados publicados en la edición especial interrevistas de <a href="https://acp.copernicus.org/articles/24/8225/2024/" target="_blank" rel="noopener"><em>Copernicus</em></a>, en el año 2024, permiten concluir lo siguiente:</p> <ol> <li>Las tendencias de ozono superficial en las principales ciudades de América del Sur, que cuentan con monitoreo, aumentaron o permanecieron estables, sin evidencia de disminución durante la última década.</li> <li>Las tendencias al alza encontradas pueden atribuirse a regímenes fotoquímicos que transforman eficientemente a los precursores antropogénicos en productos químicos que favorecen la acumulación de ozono.</li> <li>Los resultados sugieren lo que llamaremos una “penalización climática” para el ozono. Es decir, que eventos extremos tienden a causar un incremento del ozono, lo que empeora la calidad del aire. En el caso de Chile, hubo condiciones meteorológicas favorables para la propagación de incendios forestales, las que provocaron la emisión de precursores de ozono. En el caso del sur de Brasil, esta penalización se asocia a extensas olas de calor que fueron capaces de incrementar la formación de ozono troposférico (como se vio en un <a href="https://www.cr2.cl/analisis-ozono-un-gas-de-efecto-invernadero-que-requiere-mayor-atencion-frente-al-aumento-de-las-temperaturas-cr2/" target="_blank" rel="noopener">Análisis CR2 anterior</a>, a mayor temperatura, mayor cantidad de ozono en la atmósfera).</li> </ol> <h5><strong>Hallazgos relevantes para Chile</strong></h5> <ul> <li>En la región Metropolitana, el ozono a nivel superficial disminuyó 2 nmol mol<sup>-1</sup> por década desde 1997 hasta 2017 (datos con una confianza muy alta). Sin embargo, a partir de 2017, la tendencia de ozono incrementó en 0.6 nmol mol<sup>-1</sup>por año (con confianza alta), lo cual representa un total acumulado de 3 nmol mol<sup>-1</sup> en cinco años. Por lo tanto, en los últimos cinco años se ha experimentado un retroceso equivalente a 20 años de avances en la reducción de ozono (<strong>Figura 1</strong>). Este aumento en solo cinco años se explica en parte, por los veranos más cálidos, los precursores de ozono emitidos en incendios forestales, el <a href="https://online.ucpress.edu/elementa/article/10/1/00044/169476/Photochemical-sensitivity-to-emissions-and-local" target="_blank" rel="noopener">efecto de la pandemia</a> en las emisiones antropogénicas y el control dispar de óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles (representados en la Figura 1 por el monóxido de carbono), entre otras variables.</li> <li>La comuna de Los Andes presentó los niveles más altos de riesgo por exposición a ozono para el corto y largo plazo, con 88 y 58 nmol mol<sup>-1</sup>, respectivamente. Estos valores superaron ampliamente las métricas de corto y largo plazo recomendadas por la Organización Mundial de la Salud fijadas en 51 y 31 nmol mol<sup>-1</sup>, respectivamente (<a href="https://www.who.int/publications/i/item/9789240034228" target="_blank" rel="noopener">OMS, 2021</a>).</li> <li>La estación de Tololo, ubicada en la región de Coquimbo a 2.2 km de altitud, es una de las pocas estaciones de América del Sur que cuenta con series de tiempo suficientemente extensas para evaluar cambios en la línea base de ozono. Aquí se ha observado un incremento de ozono entre 2006 y 2014 con un total acumulado de 2 nmol mol<sup>-1</sup>, lo cual, desde una perspectiva regional y hemisférica, alerta sobre cambios en el nivel base de ozono en la tropósfera del hemisferio sur.</li> </ul> <p style="text-align: center;"><a href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1-Ozono.png"><img loading="lazy" decoding="async" class="aligncenter wp-image-45651 size-large" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1-Ozono-1920x1024.png" alt="" width="696" height="371" srcset="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1-Ozono-1920x1024.png 1920w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1-Ozono-300x160.png 300w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1-Ozono-768x410.png 768w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1-Ozono-428x228.png 428w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1-Ozono-1536x819.png 1536w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1-Ozono-2048x1092.png 2048w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1-Ozono-696x371.png 696w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1-Ozono-1068x570.png 1068w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/08/Figura-1-Ozono-788x420.png 788w" sizes="(max-width: 696px) 100vw, 696px" /></a></p> <p style="text-align: center;"><em><strong>Figura 1</strong>. Tendencias de ozono superficial (Panel a), de monóxido de carbono (Panel d) y de óxidos de nitrógeno (Panel e) basadas en anomalías mensuales en Santiago. En estos paneles, los puntos naranjas indican los primeros tres meses de cada año, la línea roja corresponde al percentil 50 (o mediana) y las líneas celestes corresponden a los percentiles restantes. El punto de cambio de la tendencia (noviembre de 2017 para el ozono) y su intervalo de confianza (95 %) está representado por una línea roja vertical sombreada. Cabe destacar que en el panel A se aprecia que desde el año 2017 al presente se revirtió prácticamente todo el ozono que se tardó veinte años en disminuir. Los paneles b y c muestran la tendencia de cada percentil (en intervalos de 5) para el periodo anterior y posterior al año 2017. Hasta 2017, los percentiles más altos (mayores a 80) exhibieron las tendencias decrecientes más significativas (panel b). En contraste, después del punto de cambio de 2017, estos percentiles mostraron tendencias crecientes más importantes (panel c). Figura adaptada de Seguel et al. (2024): </em><a href="https://doi.org/10.5194/egusphere-2024-328" target="_blank" rel="noopener"><em>https://doi.org/10.5194/egusphere-2024-328</em></a></p> <h5><strong>Actividades en desarrollo: Evaluación Regional de Ozono Troposférico en América del Sur </strong></h5> <p>Como una manera de continuar mejorando el conocimiento y confianza de la información en América del Sur, el Comité Directivo de TOAR-II aprobó la realización de una evaluación específica para esta región<a href="#_ftn3" name="_ftnref3">[3]</a>, cuyos objetivos buscan cerrar las brechas de información derivadas de la baja cobertura de mediciones superficiales mediante la utilización de observaciones satelitales y modelos regionales además de informar los principales riesgos y hallazgos con sus respectivas estimaciones de incertidumbre.</p> <h5><strong>Referencias</strong></h5> <p>Cooper, O. R., Schultz, M. G., Schröder, S., Chang, K. L., Gaudel, A., Benítez, G. C., Cuevas, E., Fröhlich, M., Galbally, I. E., Molloy, S., Kubistin, D., Lu, X., McClure-Begley, A., Nédélec, P., O’Brien, J., Oltmans, S. J., Petropavlovskikh, I., Ries, L., Senik, I., Sjöberg, K., Solberg, S., Spain, G. T., Spangl, W., Steinbacher, M., Tarasick, D., Thouret, V., & Xu, X. (2020). Multi-decadal surface ozone trends at globally distributed remote locations. <em>Elementa</em>, <em>8</em>, 23. <a href="https://doi.org/10.1525/elementa.420" target="_blank" rel="noopener">https://doi.org/10.1525/elementa.420</a>.</p> <p>Gulev, S.K., P.W. Thorne, J. Ahn, F.J. Dentener, C.M. Domingues, S. Gerland, D. Gong, D.S. Kaufman, H.C. Nnamchi, J. Quaas, J.A. Rivera, S. Sathyendranath, S.L. Smith, B. Trewin, K. von Schuckmann, & R.S. Vose. (2021). Changing State of the Climate System. In <em>Climate Change 2021: The Physical Science Basis. Contribution of Working Group I to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change</em> [Masson-Delmotte, V., P. Zhai, A. Pirani, S.L. Connors, C. Péan, S. Berger, N. Caud, Y. Chen, L. Goldfarb, M.I. Gomis, M. Huang, K. Leitzell, E. Lonnoy, J.B.R. Matthews, T.K. Maycock, T. Waterfield, O. Yelekçi, R. Yu, and B. Zhou (eds.)]. Cambridge University Press, Cambridge, United Kingdom and New York, NY, USA, pp. 287–422, doi: <a href="https://doi.org/10.1017/9781009157896.004" target="_blank" rel="noopener">10.1017/9781009157896.004</a>.</p> <p>Organización Mundial de la Salud (OMS). 2021. <a href="https://www.who.int/publications/i/item/9789240034228" target="_blank" rel="noopener"><em>Global air quality guidelines. Particulate matter (PM<sub>2.5</sub> and PM<sub>10</sub>), ozone, nitrogen dioxide, sulfur dioxide and carbon monoxide</em></a>. World Health Organization, Geneva, ISBN 978-92-4- 003422-8, ISBN 978-92-4-003421-1.</p> <p>Seguel, R.J., Castillo, L., Opazo, C., Rojas, N., Nogueira, T., Cazorla, M., Gavidia-Calderón, M., Gallardo, L., Garreaud, R., Carrasco-Escaff, T., & Elshorbany, Y. (2024). Changes in South American Surface Ozone Trends: Exploring the Influences of Precursors and Extreme Events. Aceptado en: <em>Atmospheric Chemistry and Physics</em>. DOI: <a href="https://doi.org/10.5194/egusphere-2024-328" target="_blank" rel="noopener">https://doi.org/10.5194/egusphere-2024-328</a>.</p> <p>Szopa, S., Naik, V., Adhikary, B., Artaxo, P., Berntsen, T., Collins, W.D., Fuzzi, S., Gallardo, L., Kiendler-Scharr, A., Klimont, Z., Liao, H., Unger, N., & Zanis, P. (2021). Short-Lived Climate Forcers. In <em>Climate Change 2021: The Physical Science Basis. Contribution of Working Group I to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change </em>[Masson-Delmotte, V., P. Zhai, A. Pirani, S.L. Connors, C. Péan, S. Berger, N. Caud, Y. Chen, L. Goldfarb, M.I. Gomis, M. Huang, K. Leitzell, E. Lonnoy, J.B.R. Matthews, T.K. Maycock, T. Waterfield, O. Yelekçi, R. Yu, and B. Zhou (eds.)]. Cambridge University Press, Cambridge, United Kingdom and New York, NY, USA, pp. 817–922, doi:<a href="https://dx.doi.org/10.1017/9781009157896.008" target="_blank" rel="noopener">10.1017/9781009157896.008</a>.</p> <p>Tarasick, D., Galbally, I. E., Cooper, O. R., Schultz, M. G., Ancellet, G., Leblanc, T., Wallington, T. J., Ziemke, J., Liu, X., Steinbacher, M., Staehelin, J., Vigouroux, C., Hannigan, J. W., García, O., Foret, G., Zanis, P., Weatherhead, E., Petropavlovskikh, I., Worden, H., Osman, M., Liu, J., Chang, K. L., Gaudel, A., Lin, M., Granados-Muñoz, M., Thompson, A. M., Oltmans, S. J., Cuesta, J., Dufour, G., Thouret, V., Hassler, B., Trickl, T., & Neu, J. L. (2019). Tropospheric ozone assessment report: Tropospheric ozone from 1877 to 2016, observed levels, trends and uncertainties. <em>Elem Sci Anth</em>, <em>7</em>, 39. <a href="https://doi.org/10.1525/elementa.376" target="_blank" rel="noopener">https://doi.org/10.1525/elementa.376</a>.</p> <h5><strong>Notas</strong></h5> <p><a href="#_ftnref1" name="_ftn1">[1]</a> Grupos de trabajo actuales: Chemical Reanalysis Focus Working Group, East Asia Focus Working Group, Global and Regional Models Focus Working Group, HEGIFTOM Focus Working Group, Human Health Impacts of Ozone Focus Working Group, Machine Learning for Tropospheric Ozone, Ozone Deposition Focus Working Group, Ozone over the Oceans Focus Working Group, Ozone and Precursors in the Tropics (OPT) Focus Working Group, Radiative Forcing Focus Working Group, ROSTEES Focus Working Group, Satellite Ozone Focus Working Group, South Asia Focus Working Group, Statistics Focus Working Group, Tropospheric Ozone Precursors (TOP) Focus Working Group, Urban Ozone Focus Working Group.</p> <p><a href="#_ftnref2" name="_ftn2">[2]</a> Presentado en fracción molar de ozono en aire.</p> <p><a href="#_ftnref3" name="_ftn3"><sup>[3]</sup></a> Evaluaciones (<em>Asessments</em>) sobre: Salud, vegetación, clima, América del Sur, África, intercambio estratósfera-tropósfera, observaciones satelitales</p> ]]></content:encoded> </item> <item> <title>Policy brief CR2 | ¿Qué está ocurriendo con los bosques nativos del centro sur de Chile luego de los megaincendios?</title> <link>https://www.cr2.cl/policy-brief-que-esta-ocurriendo-con-los-bosques-nativos-del-centro-sur-de-chile-luego-de-los-megaincendios/</link> <dc:creator><![CDATA[Jose Barraza]]></dc:creator> <pubDate>Tue, 23 Jul 2024 16:28:35 +0000</pubDate> <category><![CDATA[Cambio de uso de suelo]]></category> <category><![CDATA[Policy briefs]]></category> <category><![CDATA[bosque nativo]]></category> <category><![CDATA[plantaciones forestales]]></category> <guid isPermaLink="false">https://www.cr2.cl/?p=45487</guid> <description><![CDATA[Claudia Leal Medina, Magíster en Ciencias mención Bosques y Medio Ambiente; Mauro E. González, investigador CR2; Mauricio Galleguillos, investigador CR2; Javier Lopatín, investigador CR2 Edición: José Barraza, divulgador científico CR2 Los pinos son una especie altamente adaptada al fuego, ya que se reproducen y colonizan eficazmente los bosques nativos tras la ocurrencia de incendios. Se identificó […]]]></description> <content:encoded><![CDATA[<div class="wpb-content-wrapper"><p><em>Claudia Leal Medina, Magíster en Ciencias mención Bosques y Medio Ambiente; Mauro E. González, investigador CR2; Mauricio Galleguillos, investigador CR2; Javier Lopatín, investigador CR2</em></p> <p style="text-align: right;"><strong>Edición: </strong>José Barraza, divulgador científico CR2</p> <ul> <li style="text-align: left;">Los pinos son una especie altamente adaptada al fuego, ya que se reproducen y colonizan eficazmente los bosques nativos tras la ocurrencia de incendios.</li> <li style="text-align: left;">Se identificó una invasión significativa de esta especie exótica sobre los fragmentos remanentes de bosque nativo tras el megaincendio del año 2017.</li> <li style="text-align: left;">La invasión de pinos es una presión emergente debido a la retroalimentación positiva asociada a futuros incendios y debido a la competencia que genera sobre especies nativas en categorías de conservación.</li> </ul> <p> </p> <div class="vc_row wpb_row td-pb-row"><div class="wpb_column vc_column_container td-pb-span12"><div class="vc_column-inner "><div class="wpb_wrapper"><div class="vc_btn3-container vc_btn3-left vc_do_btn" ><a class="vc_general vc_btn3 vc_btn3-size-md vc_btn3-shape-square vc_btn3-style-flat vc_btn3-icon-left vc_btn3-color-primary" href="#recomendaciones" title=""><i class="vc_btn3-icon fa fa-handshake-o"></i> Leer recomendaciones para la política pública</a></div></div></div></div></div><div class="vc_row wpb_row td-pb-row"></div><div class="wpb_column vc_column_container td-pb-span6"><div class="vc_column-inner "><div class="wpb_wrapper"><div class="vc_btn3-container vc_btn3-left vc_do_btn" ><a class="vc_general vc_btn3 vc_btn3-size-md vc_btn3-shape-square vc_btn3-style-flat vc_btn3-block vc_btn3-icon-left vc_btn3-color-primary" href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Policy-brief-N°-19-Que-esta-ocurriendo-con-los-bosques-nativos-tras-los-megaincendios.pdf" title=""><i class="vc_btn3-icon fa fa-file-pdf-o"></i> Descargar policy brief </a></div></div></div></div> <p> </p> <p> </p> <p>El pino (<em>Pinus radiata</em>) es un árbol de rápido crecimiento y con una madera de alta calidad. Debido a estas cualidades, la industria forestal ha promovido su uso en nuestro país durante años. Sin embargo, se ha demostrado que la homogeneidad de las plantaciones forestales de esta especie propicia la propagación de incendios (<a href="https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0201195" target="_blank" rel="noopener">McWethy et al., 2018</a>; <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s13280-018-1084-1" target="_blank" rel="noopener">Bowman et al., 2019</a>).</p> <p>Este último punto es de suma importancia puesto que los pinos están altamente adaptados al fuego al contar con un mecanismo para el rápido establecimiento de plántulas después de un incendio (<a href="https://esajournals.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1890/10-0097.1" target="_blank" rel="noopener">Turner, 2010</a>), mientras que los bosques nativos deben rebrotar y reestablecerse a partir de escasas y dispersas semillas o rebrotar a partir de estrategias de regeneración vegetativa (<a href="https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0716-078X2004000300005&lng=en&nrm=iso&tlng=en" target="_blank" rel="noopener">Montenegro et al., 2004</a>; <a href="https://www.publish.csiro.au/wf/WF07074" target="_blank" rel="noopener">Gómez-González y Cavieres, 2009</a>; <a href="https://annforsci.biomedcentral.com/articles/10.1007/s13595-012-0201-8" target="_blank" rel="noopener">Keeley, 2012</a>; <a href="https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0180661" target="_blank" rel="noopener">Gómez-González et al., 2017</a>). En consecuencia, la rápida regeneración y dispersión de los pinos exacerba la condición de amenaza bajo las cuales se encuentran los parches de bosque nativo tras un incendio (Kay, 1994; <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0378112700004898?via%3Dihub" target="_blank" rel="noopener">Despain, 2001</a>; <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0378112700004874?via%3Dihub" target="_blank" rel="noopener">Peterken, 2001</a>; <a href="https://besjournals.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1365-2745.2007.01295.x" target="_blank" rel="noopener">Brooker et al., 2008</a>).</p> <p>Con el objetivo de evaluar los impactos de esta invasión de <em>Pinus radiata</em> en los ecosistemas forestales nacionales dañados por el fuego, una investigación utilizó una combinación de sensores remotos y datos en terreno siendo los resultados publicados en la revista <em><a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0378112724001737?via%3Dihub" target="_blank" rel="noopener">Forest Ecology and Management</a></em>.</p> <p>El área de estudio se enfocó en el bosque costero de la región del Maule (Figura 1), elección que se debió a: 1. Es un <em>hotspot</em> de biodiversidad global con muchas especies endémicas, 2. debido a la ocurrencia del megaincendio de Las Máquinas, que quemó más de 160.000 hectáreas en el año 2017, siendo el más grande de los últimos cincuenta años (CONAF, 2017; Lara et al., 2023) y 3. debido a sustitución histórica de bosque nativo en esta zona, reemplazado inicialmente por tierras agrícolas y posteriormente por monocultivos forestales, generando la deforestación y fragmentación de los bosques nativos, dejando solo un 20 % de la vegetación original dispersa en pequeños parches (<a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s13280-018-1084-1" target="_blank" rel="noopener">Bowman et al., 2019</a>) .</p> <p><a href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-1-scaled.jpg"><img loading="lazy" decoding="async" class="aligncenter wp-image-45488" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-1-749x1080.jpg" alt="" width="500" height="721" srcset="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-1-749x1080.jpg 749w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-1-208x300.jpg 208w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-1-768x1107.jpg 768w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-1-158x228.jpg 158w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-1-1065x1536.jpg 1065w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-1-1420x2048.jpg 1420w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-1-696x1003.jpg 696w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-1-1068x1540.jpg 1068w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-1-291x420.jpg 291w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-1-1920x2768.jpg 1920w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-1-scaled.jpg 1776w" sizes="(max-width: 500px) 100vw, 500px" /></a></p> <p style="text-align: center;"><em><strong>Figura 1.</strong> A. Región de estudio, B. mapa del megaincendio de Las Máquinas (rosado) y parches de bosque nativo (verde), y C. gravedad del incendio (de amarillo a rojo) y áreas de muestreos (puntos azules).</em></p> <h5><strong>Resultados</strong></h5> <p>La abundancia de especies antes del incendio era dominada por el hualo (<em>Nothofagus glauca</em>), especie nativa con un 52 % de presencia, seguida de otras especies nativas, como peumo (<em>Cryptocarya alba</em>) con un 16 %, y otras 27 con muy baja representación. Sin embargo, dos años después del incendio, ambas especies nativas presentaron una abundancia relativa apenas del 5 %, mientras que la especie más abundante fue el pino, con una abundancia aproximada de un 60 % y con una densidad que varió entre los 36.000 y 57.000 individuos por hectárea (Figura 2), lo que sobrepasa ampliamente la densidad utilizada en plantaciones comerciales.</p> <p><a href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-2-1-scaled.jpg"><img loading="lazy" decoding="async" class="aligncenter wp-image-45489" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-2-1-1440x1080.jpg" alt="" width="500" height="375" srcset="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-2-1-1440x1080.jpg 1440w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-2-1-300x225.jpg 300w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-2-1-768x576.jpg 768w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-2-1-304x228.jpg 304w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-2-1-1536x1152.jpg 1536w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-2-1-2048x1536.jpg 2048w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-2-1-80x60.jpg 80w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-2-1-265x198.jpg 265w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-2-1-696x522.jpg 696w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-2-1-1068x801.jpg 1068w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-2-1-560x420.jpg 560w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-2-1-1920x1440.jpg 1920w" sizes="(max-width: 500px) 100vw, 500px" /></a></p> <p style="text-align: center;"><em><strong>Figura 2.</strong> Invasión de pino en parche de bosque nativo tras el megaincendio de 2017. Imagen de Claudia Leal.</em></p> <p>Cabe señalar que, tras el megaincendio, un elevado número de individuos jóvenes de <em>Pinus radiata</em> coincidió con la presencia de individuos maduros establecidos antes del incendio. Esto se debe al proceso histórico de invasión provocado por cambios de uso del suelo y fragmentación del paisaje. La gran cantidad de piñas almacenadas en la copa de los pinos maduros se benefició de las condiciones creadas por el incendio, como lo sugieren otros estudios (Bustamante & Simonetti, 2005; González et al., 2020, <a href="https://www.cambridge.org/core/journals/oryx/article/surviving-in-a-hostile-landscape-nothofagus-alessandrii-remnant-forests-threatened-by-megafires-and-exotic-pine-invasion-in-the-coastal-range-of-central-chile/8AADD09F6141500BCD6E2CC4AF29ABBF" target="_blank" rel="noopener">González et al., 2022</a>; San Martín, 2022).</p> <p>La presencia de pinos en ecosistemas con alto nivel de amenaza impacta negativamente en la regeneración de las especies nativas post fuego, promoviendo transformaciones en estos ecosistemas que catalizan la ocurrencia de nuevos incendios (retroalimentación positiva) y aumentando la competencia con las especies nativas. Si bien estas últimas presentaron una alta capacidad de rebrotar posterior a eventos de gran magnitud, el efecto de la invasión puede alterar con gran impacto la trayectoria natural y dinámica histórica de estos bosques.</p> <h5 id="recomendaciones"><strong>Recomendaciones</strong></h5> <ol> <li>Realizar detecciones tempranas de invasiones biológicas post incendios sobre fragmentos remanentes de bosque nativo mediante herramientas de teledetección de diferente resolución espacial.</li> <li>Cuantificar las invasiones biológicas con una combinación de métodos que incluyan datos remotos e in situ como un insumo crítico para la toma de decisiones sobre estrategias de manejo, control y erradicación de especies invasoras.</li> <li>Controlar y eliminar los pinos adultos establecidos en los parches de bosque nativo, ya que son fuente de dispersión de semillas luego de los incendios.</li> </ol> <h5><strong>Referencias</strong></h5> <p>CONAF. (2017). <em>Análisis de la Afectación y Severidad de los incendios Forestales ocurridos en enero y febrero de 2017 sobre los usos de suelo y los ecosistemas naturales presentes entre las regiones de Coquimbo y Los Ríos de Chile</em>.</p> <p>Bowman, D. M., Moreira-Muñoz, A., Kolden, C. A., Chávez, R. O., Muñoz, A. A., Salinas, F., … & Johnston, F. H. (2019). Human–environmental drivers and impacts of the globally extreme 2017 Chilean fires. <em>Ambio</em>, <em>48</em>, 350-362. <a href="https://doi.org/10.1007/s13280-018-1084-1" target="_blank" rel="noopener">https://doi.org/10.1007/s13280-018-1084-1</a></p> <p>Brooker, R. W., Maestre, F. T., Callaway, R. M., Lortie, C. L., Cavieres, L. A., Kunstler, G., … & Michalet, R. (2008). Facilitation in plant communities: the past, the present, and the future. <em>Journal of ecology</em>, 18-34. <a href="https://doi.org/10.1111/j.1365-2745.2007.01295.x" target="_blank" rel="noopener">https://doi.org/10.1111/j.1365-2745.2007.01295.x</a></p> <p>Bustamante, R. O., & Simonetti, J. A. (2005). Is Pinus radiata invading the native vegetation in central Chile? Demographic responses in a fragmented forest. <em>Biological Invasions</em>, <em>7</em>, 243-249.</p> <p>Despain, D. G. (2001). Dispersal ecology of lodgepole pine (<em>Pinus contorta</em> Dougl.) in its native environment as related to Swedish forestry. <em>Forest Ecology and Management</em>, <em>141</em>(1-2), 59-68. <a href="https://doi.org/10.1016/S0378-1127(00)00489-8" target="_blank" rel="noopener">https://doi.org/10.1016/S0378-1127(00)00489-8</a></p> <p>Gómez-González, S., & Cavieres, L. A. (2009). Litter burning does not equally affect seedling emergence of native and alien species of the Mediterranean-type Chilean matorral. <em>International Journal of Wildland Fire, 18</em>(2), 213-221. <a href="https://doi.org/10.1071/WF07074" target="_blank" rel="noopener">https://doi.org/10.1071/WF07074</a></p> <p>Gómez-González, S., Paula, S., Cavieres, L. A., & Pausas, J. G. (2017). Postfire responses of the woody flora of Central Chile: Insights from a germination experiment. <em>PLOS ONE, 12</em>(7), e0180661. <a href="https://doi.org/10.1371/journal.pone.0180661" target="_blank" rel="noopener">https://doi.org/10.1371/journal.pone.0180661</a></p> <p>González, M. E., Sapiains, R., Gómez-González, S., Garreaud, R., Miranda, A., Galleguillos, M., Jacques, M., Pauchard, A., Hoyos, J., & Cordero, L. (2020). <em>Incendios forestales en Chile: Causas, impactos y resiliencia</em>. Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia CR2.</p> <p>González, M., Galleguillos, M., Lopatin, J., Leal, C., Becerra-Rodas, C., Lara, A., & Martín, J. S. (2022). Surviving in a hostile landscape: <em>Nothofagus alessandrii </em>remnant forests threatened by megafires and exotic pine invasion in the coastal range of central Chile. <em>Oryx, 57</em>(2), 228-238. <a href="https://doi.org/10.1017/S0030605322000102" target="_blank" rel="noopener">https://doi.org/10.1017/S0030605322000102</a></p> <p>Kay, M. (1994). Biological control for invasive tree species. <em>New Zealand Forestry, 39</em>(3), 35-37.</p> <p>Keeley, J. E. (2012). Ecology and evolution of pine life histories. <em>Annals of Forest Science, 69</em>(4), 445-453. <a href="https://doi.org/10.1007/s13595-012-0201-8" target="_blank" rel="noopener">https://doi.org/10.1007/s13595-012-0201-8</a></p> <p>Lara, A., Urrutia-Jalabert, R., Miranda, A., González, M., & Zamorano-Elgueta, C. (2023). Bosques Nativos. En: <em>Informe País: Estado del medio ambiente y del patrimonio natural 2022 </em>(pp. 3-96).</p> <p>McWethy, D. B., Pauchard, A., García, R. A., Holz, A., González, M. E., Veblen, T. T., Stahl, J., & Currey, B. (2018). Landscape drivers of recent fire activity (2001-2017) in south-central Chile. <em>PLOS ONE, 13</em>(8), e0201195. <a href="https://doi.org/10.1371/journal.pone.0201195" target="_blank" rel="noopener">https://doi.org/10.1371/journal.pone.0201195</a></p> <p>Montenegro, G., Ginocchio, R., Segura, A., Keely, J. E., & Gómez, M. (2004). Fire regimes and vegetation responses in two Mediterranean-climate regions. <em>Revista Chilena de Historia Natural, 77</em>(3). <a href="https://doi.org/10.4067/S0716-078X2004000300005" target="_blank" rel="noopener">https://doi.org/10.4067/S0716-078X2004000300005</a></p> <p>Peterken, G. F. (2001). Ecological eff ects of introduced tree species in Britain. <em>Forest ecology and management</em>, <em>141</em>(1-2), 31-42. <a href="https://doi.org/10.1016/S0378-1127(00)00487-4" target="_blank" rel="noopener">https://doi.org/10.1016/S0378-1127(00)00487-4</a></p> <p>San Martín, A. (2022). <em>Los bosques relictos de ruil: Ecología, biodiversidad, conservación y restauración</em>.</p> <p>Turner, M. G. (2010). Disturbance and landscape dynamics in a changing world. <em>Ecology, 91</em>(10), 2833-2849. <a href="https://doi.org/10.1890/10-0097.1" target="_blank" rel="noopener">https://doi.org/10.1890/10-0097.1</a></p> </div>]]></content:encoded> </item> <item> <title>Cápsula climática: ¿Qué es la carbono neutralidad?</title> <link>https://www.cr2.cl/capsula-climatica-que-es-la-carbono-neutralidad/</link> <dc:creator><![CDATA[Jose Barraza]]></dc:creator> <pubDate>Tue, 23 Jul 2024 14:00:55 +0000</pubDate> <category><![CDATA[Cápsulas climáticas]]></category> <category><![CDATA[Carbono neutralidad]]></category> <category><![CDATA[carbono neutralidad]]></category> <guid isPermaLink="false">https://www.cr2.cl/?p=45477</guid> <description><![CDATA[Los gases de efecto invernadero[1] (GEI) se encuentran de manera natural en la atmósfera terrestre y absorben la energía térmica emitida por el sol y por la superficie del planeta. Los GEI irradian esta energía produciendo lo que se conoce como efecto invernadero, que ha generado una temperatura idónea para permitir la evolución de la […]]]></description> <content:encoded><![CDATA[<p><img loading="lazy" decoding="async" class="alignnone wp-image-45478 size-full" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/carbonoN_post.jpg" alt="" width="2400" height="2400" srcset="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/carbonoN_post.jpg 2400w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/carbonoN_post-300x300.jpg 300w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/carbonoN_post-1080x1080.jpg 1080w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/carbonoN_post-150x150.jpg 150w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/carbonoN_post-768x768.jpg 768w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/carbonoN_post-228x228.jpg 228w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/carbonoN_post-1536x1536.jpg 1536w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/carbonoN_post-2048x2048.jpg 2048w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/carbonoN_post-696x696.jpg 696w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/carbonoN_post-1068x1068.jpg 1068w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/carbonoN_post-420x420.jpg 420w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/carbonoN_post-1920x1920.jpg 1920w" sizes="(max-width: 2400px) 100vw, 2400px" /></p> <p>Los gases de efecto invernadero<a href="#_ftn1" name="_ftnref1">[1]</a> (GEI) se encuentran de manera natural en la atmósfera terrestre y absorben la energía térmica emitida por el sol y por la superficie del planeta. Los GEI irradian esta energía produciendo lo que se conoce como efecto invernadero, que ha generado una temperatura idónea para permitir la evolución de la vida en la Tierra.</p> <p>Sin embargo, este proceso natural ha sido perturbado por la acción humana, ya que las actividades sociales y productivas han provocado una mayor concentración de GEI en la atmósfera, lo que aumenta la temperatura superficial del planeta. Las emisiones más abundantes son de dióxido de carbono (CO<sub>2</sub>), que permanece por decenas de años a siglos en la atmósfera.</p> <p>El Acuerdo de París de 2015 estableció objetivos y directrices internacionales para la mitigación de emisiones de GEI y la adaptación a los efectos del cambio climático. Chile ratificó este Acuerdo en el año 2017 y se ha puesto como meta lograr la carbono neutralidad a más tardar al año 2050, la que ha quedado establecida en la Ley Marco de Cambio Climático y en los compromisos ante los organismos internacionales, principalmente, en las contribuciones nacionalmente determinadas (NDC, por sus siglas en inglés).</p> <p>La carbono neutralidad<a href="#_ftn2" name="_ftnref2"><sup>[2]</sup></a> es una meta que se puede definir a distintos niveles (internacional, nacional, etc). Implica alcanzar un punto de equilibrio entre las emisiones de GEI producidas por las actividades humanas y la captura que realizan los ecosistemas, como los bosques nativos, humedales, turberas y bosques de macroalgas. Al alcanzar este balance entre emisiones y capturas, se evita aumentar la concentración de GEI en la atmósfera, lo que frena el calentamiento global.</p> <p>Las emisiones de GEI que se consideran en estos acuerdos son aquellas directamente relacionadas con las actividades humanas y que se contabilizan en los Inventarios Nacionales (INGEI), como la generación de electricidad que usamos de manera doméstica e industrial, y los combustibles fósiles que se refinan y usamos para transporte. Además, se incluyen aquellas producidas por los procesos industriales, la agricultura, la silvicultura y otros usos de la tierra, y también los residuos.</p> <p>El componente que contrarresta estas emisiones son las capturas. En los INGEI se contabilizan las capturas realizadas por aquellos ecosistemas gestionados por los seres humanos, por ejemplo, zonas protegidas o en restauración y también las plantaciones forestales. Los ecosistemas naturales pueden amortiguar en gran medida las emisiones provenientes de los sectores energía e industriales, lo representa una ventaja para Chile que posee vastas superficies vegetadas.</p> <p>Una estimación precisa de la capacidad de captura y de retención del carbono que realizan los ecosistemas es esencial para definir e implementar acciones para lograr la meta de carbono neutralidad. En este sentido, Chile enfrenta un desafío asociado la cuantificación del potencial de captura de carbono de los ecosistemas, en especial aquellos menos estudiados como los ecosistemas costeros y marinos, los humedales costeros y bosques de macroalgas<a href="#_ftn3" name="_ftnref3"><sup>[3]</sup></a>.</p> <h5><strong>Notas</strong></h5> <p><a href="#_ftnref1" name="_ftn1">[1]</a> Entre los principales GEI se encuentran el vapor de agua (H<sub>2</sub>O), el dióxido de carbono (CO<sub>2</sub>), el óxido nitroso (N<sub>2</sub>O), el metano (CH<sub>4</sub>), el ozono (O<sub>3</sub>) y los clorofluorocarbonos 11 y 12.</p> <p><a href="#_ftnref2" name="_ftn2"><sup>[2]</sup></a> Usamos carbono neutralidad como dos palabras separadas dado que así está escrito en la Contribución Determinada a Nivel Nacional de Chile (<a href="https://mma.gob.cl/wp-content/uploads/2020/04/NDC_Chile_2020_español-1.pdf" target="_blank" rel="noopener">https://mma.gob.cl/wp-content/uploads/2020/04/NDC_Chile_2020_español-1.pdf</a>), no obstante, la recomendación de la RAE es usar <em>carbononeutralidad</em> (<a href="https://www.fundeu.es/recomendacion/neutralidad-en-carbono-o-carbononeutralidad-no-carbono-neutralidad/" target="_blank" rel="noopener">https://www.fundeu.es/recomendacion/neutralidad-en-carbono-o-carbononeutralidad-no-carbono-neutralidad/</a>).</p> <p><a href="#_ftnref3" name="_ftn3"><sup>[3]</sup></a> Farías, L., K. Ubilla, C. Aguirre, L. Bedriñana, R. Cienfuegos, V. Delgado, C. Fernández, M. Fernández, A. Gaxiola, H. González, R. Hucke-Gaete, P. Marquet, V. Montecino, C. Morales, D. Narváez, M. Osses, B. Peceño, E. Quiroga, L. Ramajo, H. Sepúlveda, D. Soto, J. Valencia, E. Vargas, F. Viddi. (2019). Nueve medidas basadas en el océano para las Contribuciones Determinadas a nivel Nacional de Chile. Informe de la mesa Océanos. Santiago: Comité científico COP25; Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación. <a href="https://cdn.digital.gob.cl/filer_public/f8/68/f8681032-771f-4666-b745-5c41552de2d8/16oceanos-nueve-soluciones-para-las-ndc.pdf" target="_blank" rel="noopener">https://cdn.digital.gob.cl/filer_public/f8/68/f8681032-771f-4666-b745-5c41552de2d8/16oceanos-nueve-soluciones-para-las-ndc.pdf</a></p> ]]></content:encoded> </item> <item> <title>En Clima de Conversación, Cap 7: Chile, país de tornados</title> <link>https://www.cr2.cl/en-clima-de-conversacion-cap-7-chile-pais-de-tornados/</link> <dc:creator><![CDATA[Michael]]></dc:creator> <pubDate>Mon, 22 Jul 2024 20:01:46 +0000</pubDate> <category><![CDATA[Agua y Extremos]]></category> <category><![CDATA[Biblioteca]]></category> <category><![CDATA[Megasequía]]></category> <category><![CDATA[Podcast]]></category> <category><![CDATA[En clima de conversación]]></category> <category><![CDATA[megasequía]]></category> <category><![CDATA[Podcast (CR)2]]></category> <category><![CDATA[Roberto Rondanelli]]></category> <category><![CDATA[tornados]]></category> <guid isPermaLink="false">https://www.cr2.cl/?p=45473</guid> <description><![CDATA[Séptimo capítulo del podcast En Clima de Conversación, generado por el equipo de comunicaciones del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia CR2. En este capítulo conversamos con el investigador CR2, Roberto Rondanelli, sobre la historia de los tornados en Chile, los diferentes registros que existen y también sobre el momento actual de la […]]]></description> <content:encoded><![CDATA[<p><strong>Séptimo capítulo del podcast En Clima de Conversación, generado por el equipo de comunicaciones del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia CR2.</strong></p> <p>En este capítulo conversamos con el investigador CR2, Roberto Rondanelli, sobre la historia de los tornados en Chile, los diferentes registros que existen y también sobre el momento actual de la megasequía en Chile, luego de las lluvias ocurridas durante junio y julio.</p> <p>Sobre los entrevistado: <span style="font-weight: 400;"><strong>Roberto Rondanelli</strong>, </span><span style="font-weight: 400;">académico del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile e investigador asociado del CR2. Roberto es ingeniero civil químico de la Universidad de Chile, Magíster en Geofísica, Mención Ciencias Atmosféricas y doctor en Ciencias Atmosféricas del Massachusetts Institute of Technology (MIT).</span></p> <p><iframe loading="lazy" style="border-radius: 12px;" src="https://open.spotify.com/embed/episode/2G2Hy5uxjdzyT5Uzikl4eJ?utm_source=generator" width="100%" height="352" frameborder="0" allowfullscreen="allowfullscreen"></iframe><br /> </p> ]]></content:encoded> </item> <item> <title>Análisis CR2 | Junio versus junio</title> <link>https://www.cr2.cl/analisis-cr2-junio-versus-junio/</link> <dc:creator><![CDATA[Jose Barraza]]></dc:creator> <pubDate>Wed, 10 Jul 2024 21:13:15 +0000</pubDate> <category><![CDATA[Agua y Extremos]]></category> <category><![CDATA[Análisis]]></category> <category><![CDATA[Biblioteca]]></category> <category><![CDATA[lluvias chile]]></category> <category><![CDATA[precipitaciones]]></category> <guid isPermaLink="false">https://www.cr2.cl/?p=45234</guid> <description><![CDATA[René D. Garreaud, subdirector Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia CR2 Edición: José Barraza, divulgador científico CR2 La cantidad de lluvia que cayó sobre Chile central en junio de 2023 y junio de 2024 fue similar y enorme -equivalente a unos 200 embalses El Yeso-, pero con una distribución espacial y temporal diferente. […]]]></description> <content:encoded><![CDATA[<p><em>René D. Garreaud, subdirector Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia CR2</em></p> <p style="text-align: right;"><strong>Edición:</strong> José Barraza, divulgador científico CR2</p> <ul> <li>La cantidad de lluvia que cayó sobre Chile central en junio de 2023 y junio de 2024 fue similar y enorme -equivalente a unos 200 embalses El Yeso-, pero con una distribución espacial y temporal diferente. Las condiciones meteorológicas en esos meses determinaron en buena parte la afectación social de estos eventos.</li> </ul> <p>Una secuencia de sistemas frontales afectó a Chile central durante junio de 2024, resultando en uno de los meses más lluviosos en el registro histórico y con una gran afectación social entre las regiones de Coquimbo y la Araucanía, con especial impacto en la zona costera de la región del Biobío. La magnitud y extensión del desastre motivó al Gobierno a <a href="https://radio.uchile.cl/2024/06/13/gobierno-decreta-zona-de-catastrofe-entre-coquimbo-y-nuble-por-sistema-frontal/" target="_blank" rel="noopener">declarar zona de catástrofe</a> entre Coquimbo y el Ñuble el 12 de junio de este año. De acuerdo con los informes de Senapred, del <a href="https://senapred.cl/informate/evento/monitoreo-por-evento-meteorologico-entre-las-regiones-de-coquimbo-y-los-rios" target="_blank" rel="noopener">16 </a>y <a href="https://senapred.cl/informate/evento/monitoreo-por-evento-meteorologico-entre-las-regiones-de-coquimbo-y-los-lagos" target="_blank" rel="noopener">23 </a>de junio del 2024, los temporales produjeron daños en más de 11 mil viviendas y causaron masivos cortes del suministro eléctrico. En ciertos días se contabilizaron sobre tres mil personas aisladas. Por su parte, el <a href="https://ide.mop.gob.cl/Emergencias/#/home" target="_blank" rel="noopener">visor de emergencias</a> del Ministerio de Obras Publicas reportó decenas de cortes de caminos y puentes, en especial en la zona costera del Biobío y Valparaíso (Figura 1a).</p> <p><a href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-1-1.png"><img loading="lazy" decoding="async" class="aligncenter wp-image-45239" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-1-1-300x247.png" alt="" width="500" height="412" srcset="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-1-1-300x247.png 300w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-1-1-277x228.png 277w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-1-1-510x420.png 510w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-1-1.png 696w" sizes="(max-width: 500px) 100vw, 500px" /></a></p> <p style="text-align: center;"><em><strong>Figura 1.</strong> Emergencias reportadas por la Dirección de Vialidad del Ministerio de Obras Públicas para el periodo (a) 9-22 de junio de 2024 y (b) 20-30 de junio de 2023. Cada símbolo representa un incidente. El color indica el estado de la ruta al momento de acceder a la plataforma (1 de julio 2024). Fuente: Portal GEOMOP, <a href="https://ide.mop.gob.cl/Emergencias/#/home" target="_blank" rel="noopener">https://ide.mop.gob.cl/Emergencias/#/home</a>.</em></p> <h5><strong>¿Cuánto, dónde y cómo llovió?</strong></h5> <p>El panel superior de la Figura 2 muestra la evolución de las precipitaciones entre el 7 y 21 de junio de 2024, empleando la intensidad horaria de la lluvia (escala de colores en milímetros por hora) en estaciones a lo largo de Chile central. En esta ventana de tiempo, las precipitaciones aparecen en la región de Los Lagos (entre 45-40°S) el día 7 de junio, avanzando hacia el norte hasta alcanzar la región de Coquimbo (30°S) a comienzos del día 8. Luego, se distinguen tres pulsos de precipitación comenzando en la zona sur y avanzando hacia el norte, aunque con alcances distintos. Considerando la región del Biobío (36.6°S, indicado por las líneas segmentadas) las precipitaciones más significativas ocurrieron los días 8, 10,11,12, 16, 19 y 20 de junio<a href="#_ftn1" name="_ftnref1">[1]</a>.</p> <p>En algunas estaciones de la región de La Araucanía, las lluvias iniciaron a comienzos de la última semana de mayo y persistieron por más de tres semanas con excepción de un quiebre el día 16 de junio (Mauricio Zambrano, comunicación personal). Intensidades superiores a 10 mm/hora (una lluvia muy intensa para nuestro estándar) se observaron en múltiples estaciones a lo largo de este periodo de precipitaciones.</p> <p style="text-align: center;"><a href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-2-1.png"><img loading="lazy" decoding="async" class="aligncenter wp-image-45240" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-2-1-300x162.png" alt="" width="600" height="324" srcset="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-2-1-300x162.png 300w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-2-1-768x414.png 768w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-2-1-423x228.png 423w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-2-1-696x376.png 696w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-2-1-1068x576.png 1068w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-2-1-778x420.png 778w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-2-1.png 1429w" sizes="(max-width: 600px) 100vw, 600px" /></a><em><strong>Figura 2.</strong> Diagrama latitud (eje vertical) y tiempo (en días eje horizontal) de la precipitación en Chile central. El color indica la precipitación horaria en distintas estaciones meteorológicas. Las estaciones se encuentran ordenadas por latitud, independiente de su altitud o longitud. El panel superior muestra el periodo del 7 al 22 de junio de 2024, mientras que el panel inferior muestra el periodo del 16 al 30 de junio de 2023. Datos horarios desde la Dirección General de Aguas (DGA), la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (Ceaza), Agromet y RedMeteo, obtenidos desde <a href="https://vismet.cr2.cl/" target="_blank" rel="noopener">VisMet</a>.</em></p> <p>La precipitación acumulada entre el 7 y 21 de junio de 2024 se presenta en la Figura 3a, empleando el mismo conjunto de estaciones de la figura anterior. Valores por encima de los 200 mm predominan entre la región de Valparaíso y La Araucanía. La distribución de precipitaciones es relativamente uniforme, con un incremento moderado hacia la precordillera, aunque se observan acumulaciones sobre los 300 mm en los contrafuertes de los Andes en la región del Maule. Destacan, además, las cuantiosas acumulaciones en la costa del Biobío (como los 394 mm en Concepción) y Valparaíso (353 mm en Rodelillo).</p> <p><a href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-3VF.png"><img loading="lazy" decoding="async" class="aligncenter wp-image-45286" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-3VF-300x215.png" alt="" width="500" height="359" srcset="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-3VF-300x215.png 300w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-3VF-768x551.png 768w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-3VF-318x228.png 318w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-3VF-696x499.png 696w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-3VF-585x420.png 585w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-3VF.png 974w" sizes="(max-width: 500px) 100vw, 500px" /></a></p> <div style="text-align: center;"><em><strong>Figura 3. </strong>Precipitación acumulada en estaciones de Chile central (DGA, DMC y Agromet) durante el periodo (a) 7-22 de junio de 2024 y (b) 20-30 de junio 2023. Datos horarios desde DMC, DGA, CEAZA, Agromet y RedMeteo, obtenidos desde <a href="https://vismet.cr2.cl/" target="_blank" rel="noopener" data-saferedirecturl="https://www.google.com/url?q=https://vismet.cr2.cl/&source=gmail&ust=1720815133002000&usg=AOvVaw37X31CswqnH6FroB53bpp7">VisMet</a>.</em></div> <h5><strong>Hace un año…</strong></h5> <p>A fines de junio de 2023 comentamos sobre el <a href="https://www.cr2.cl/analisis-cr2-vuelven-los-gigantes-un-analisis-preliminar-de-la-tormenta-ocurrida-entre-el-21-y-26-de-junio-de-2023-en-chile-central/" target="_blank" rel="noopener">retorno de los gigantes</a> debido a otro periodo excepcionalmente lluvioso en Chile central. El panel inferior de la Figura 2 muestra el diagrama latitud-tiempo entre el 16 y 30 de junio de dicho año, donde se observa un solo evento de precipitación que comenzó el día 22 y se extendió hasta seis días en algunas estaciones. En contraste con las tormentas del 2024, el pulso del 2023 se inició en forma mas o menos simultanea entre la región de Los Lagos y la Metropolitana (45-33°S) y, luego, las precipitaciones más intensas, con acumulaciones sobre los 10 mm/hr, se mantuvieron estacionarias entre las regiones de O’Higgins y de Ñuble.</p> <p>Las diferencias entre junio de 2023 y de 2024 también se observan en la distribución espacial de las precipitaciones. Las acumulaciones de 2023 comprenden un menor rango latitudinal, con ausencia de lluvias al norte de los 33°S; además, evidencian un marcado realce topográfico, pues en las regiones del Maule, Ñuble y Biobío, las acumulaciones en la costa y valle central fluctuaron entre los 100 y 150 mm, mientras que en sectores precordilleranos se superaron los 500 mm, alcanzando los 700 mm en la estación del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Embalse_Bullileo" target="_blank" rel="noopener">Embalse Bullileo</a>. Estas acumulaciones se concentraron en un periodo de 72 horas y en un ambiente cálido, dando lugar a crecidas de gran magnitud en los ríos cordilleranos, las cuales, posteriormente, generaron amplias inundaciones en el valle central y en los sectores costeros adyacentes a los cursos fluviales. Consistente con lo anterior, el visor de emergencias del MOP muestra que en este periodo la mayoría de los daños a la infraestructura vial e hídrica se concentraron en el valle central y precordillera en las regiones de Maule y Ñuble (Figura 1b).</p> <h5><strong>La familia TAR y el ZAR solitario</strong></h5> <p>Considerando el área de Chile central entre Coquimbo y La Araucanía, la lluvia que cayó tanto en el 2023 como en el 2024 fue del orden de los 50 mil millones de metros cúbicos, suficiente como para llenar unos 200 embalses del tamaño de El Yeso. Valores extremos y similares, pero producto de condiciones muy diferentes.</p> <p>Los cuatro pulsos de precipitación del 2024 (Figura 2) se debieron al paso de frentes fríos sobre Chile central. A su vez, cada frente ocurrió en conexión a un centro de baja presión<a href="#_ftn2" name="_ftnref2">[2]</a> moviéndose en latitudes medias desde el Pacifico hacia Sudamérica. La Figura 4 muestra un ejemplo de esta situación el día 20 de junio del 2024, donde la letra B indica este centro de baja presión. En tanto, la nubosidad permite inferir la posición aproximada del frente frío que causó las lluvias sobre el Biobío. Delante del frente frío existe un corredor de vientos intensos en niveles bajos que transporta humedad desde latitudes subtropicales hacia el sur. Cuando este transporte es intenso y concentrado en una banda larga pero angosta nos referimos a este como un <a href="https://ianigla.net/rios_atmosfericos/ra.html" target="_blank" rel="noopener">río atmosférico</a> (RA). Todos los eventos de junio de 2024 presentaron un RA, siendo particularmente intenso el caso del 11 y 12 de junio (Figura 5a), que debido a su intensidad y persistencia calificó como un río de categoría 4 (en la escala de 1 a 5 de <a href="https://journals.ametsoc.org/view/journals/bams/100/2/bams-d-18-0023.1.xml?utm_source=burnaby%20now&utm_campaign=burnaby%20now%3A%20outbound&utm_medium=referral" target="_blank" rel="noopener">Ralph et al., 2019</a>). Es importante destacar que el transporte de vapor en los eventos del 2024 provenía del noroeste (NW), formando un ángulo de unos 45° con la cordillera de los Andes. Estos casos se denominan ríos atmosféricos inclinados (TAR, por sus siglas en inglés) y son los más frecuentes durante el invierno de Chile central.</p> <p><a href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-4.png"><img loading="lazy" decoding="async" class="aligncenter wp-image-45242" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-4-300x247.png" alt="" width="500" height="412" srcset="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-4-300x247.png 300w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-4-768x632.png 768w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-4-277x228.png 277w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-4-696x573.png 696w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-4-510x420.png 510w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-4.png 1034w" sizes="(max-width: 500px) 100vw, 500px" /></a></p> <p style="text-align: center;"><em><strong>Figura 4. </strong>Imagen satelital (GOES 16) del 20 de junio de 2024 a las 18 UTC (15 hora local). Sobre la imagen visible (nubes en color blanco o gris) se superpuso la imagen infrarroja, donde los colores amarillos y naranjos indican las nubes con mayor desarrollo vertical. La posición aproximada del frente frío se indica en la línea con triángulos, el frente cálido la línea con semicírculos y el frente ocluido la línea con ambos símbolos. Además, la ubicación de centro de baja presión se identifica con la letra B. El pequeño circulo negro indica la ciudad de Concepción.</em></p> <p>El artículo <a href="https://www.mdpi.com/2073-4433/15/4/406" target="_blank" rel="noopener"><em>Atmospheric Rivers in South-Central Chile: Zonal and Tilted Events</em></a> documenta que los vientos del NW durante los TAR tienden a producir las mayores precipitaciones en la cordillera de la costa, una sombra orográfica (disminución de la precipitación) sobre el valle central y un aumento moderado de la precipitación sobre la cordillera de los Andes, debido al marcado bloqueo que esta produce sobre el aire húmedo que intenta cruzarla. Adicionalmente, buena parte de la precipitación durante los TAR tiende a ocurrir cuando la temperatura comienza a disminuir -en conexión con la llegada del frente frío-, lo que favorece la acumulación nival sobre la cordillera de los Andes por encima de los 2000 m de altura. Estos son precisamente los ingredientes que se observaron durante las tormentas de junio de 2024. No obstante, la persistencia de un TAR sobre la costa del Biobío, la gran intensidad de la lluvia en ciertos sectores de la costa y el efecto del fuerte viento norte en la banda litoral son aspectos que aún no han recibido suficiente atención.</p> <p style="text-align: center;"><a href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-5.png"><img loading="lazy" decoding="async" class="aligncenter wp-image-45243" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-5-300x285.png" alt="" width="500" height="475" srcset="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-5-300x285.png 300w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-5-768x729.png 768w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-5-240x228.png 240w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-5-696x661.png 696w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-5-442x420.png 442w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-5.png 934w" sizes="(max-width: 500px) 100vw, 500px" /></a><em><strong>Figura 5.</strong> Mapas del contenido total de vapor de agua en la columna (agua precipitable en escala de colores) y transporte integrado de vapor (IVT, flechas negras) para (a) el 11 de junio del 2024 y (b) 23 de junio de 2023. El eje del TAR (río atmosférico inclinado) y ZAR (río atmosférico zonal) se indican en cada caso. Fuente de datos: ERA-5 visualizados a través de <a href="https://rexplorer.cr2.cl/" target="_blank" rel="noopener">R-Explorer</a>.</em></p> <p>En contraste, la tormenta ocurrida entre el 22 y 26 de junio de 2023 fue producto de un río atmosférico zonal (ZAR, por sus siglas en inglés;<a href="https://www.mdpi.com/2073-4433/15/4/406" target="_blank" rel="noopener"> Garreaud et al., 2024</a>) inmediatamente delante de un frente estacionario. El ZAR arribó a la costa de la región de los Ríos y, luego, se movió lentamente hacia el norte permaneciendo centrado en la región del Maule entre el 23 y 25 de junio (Figura 5b). En estas condiciones, un fuerte flujo de humedad impactó en forma perpendicular sobre los Andes y el ascenso se concentró sobre la precordillera donde, además, ocurrieron las mayores precipitaciones.</p> <p>Otra diferencia marcada con los TAR del 2024 es que la precipitación durante el solitario ZAR ocurrió en un ambiente más cálido, dejando nieve sobre los 3200 metros de altura. Así, las cuencas andinas recibieron una gran cantidad de precipitación líquida en un corto plazo, generando una respuesta hidrológica mucho más marcada. Como un ejemplo, la Figura 6 compara los valores horarios del caudal del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/R%C3%ADo_Achibueno" target="_blank" rel="noopener">río Achibueno</a> en la Recova (a unos 20 kilómetros hacia el interior de Linares) durante junio de 2024 y 2023, junto con los valores diarios de precipitación en la cercana estación de Juan Amigo.</p> <p>En el caso de 2024, los 475 mm acumulados se distribuyeron en varios días (con intensidades bajo los 100 mm/día) y provocaron caudales máximos cercanos a los 500 m<sup>3</sup>/seg. En cambio, el ZAR del 2023 acumuló sobre 700 mm en sus cinco días de duración, con un máximo sobre los 200 mm/día, aumentando el caudal hasta los 3200 m<sup>3</sup>/s con un periodo de retorno estimado de, al menos, 50 años.</p> <p><a href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-6.png"><img loading="lazy" decoding="async" class="aligncenter wp-image-45244" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-6-300x243.png" alt="" width="500" height="405" srcset="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-6-300x243.png 300w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-6-281x228.png 281w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-6-696x564.png 696w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-6-519x420.png 519w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-6.png 763w" sizes="(max-width: 500px) 100vw, 500px" /></a></p> <p style="text-align: center;"><em><strong>Figura 6.</strong> Datos horarios de caudal (línea azul) del río Achibueno en la Recova (36°S, 71.4°W) y datos diarios de precipitación (barras celestes) en la estación Juan Amigo para el periodo entre el 7 y el 30 de junio de (a) 2024 y (b) 2023. Fuente: DGA.</em></p> <p>La cobertura nival a fines de junio es relevante, pues determina los recursos hídricos disponibles para el verano. Debido a la diferencia entre las condiciones térmicas de las tormentas ya descritas, la actual cobertura nival (hasta este 1 de julio) es sustancialmente mayor que su contraparte de hace un año, como se aprecia en las imágenes satelitales de la Figura 7. A modo de ejemplo, la cuenca del río Tinguiririca (al oriente de San Fernando en la región de O’Higgins) tiene, actualmente, un 92 % de su área cubierta por nieve, en contraste con el 52 % que presentaba hace un año atrás, según los datos del <a href="https://observatorioandino.com/nieve/" target="_blank" rel="noopener">Observatorio Andino</a> en base a imágenes MODIS.</p> <p><a href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-7.png"><img loading="lazy" decoding="async" class="aligncenter wp-image-45245 size-full" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-7.png" alt="" width="1430" height="590" srcset="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-7.png 1430w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-7-300x124.png 300w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-7-768x317.png 768w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-7-553x228.png 553w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-7-696x287.png 696w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-7-1068x441.png 1068w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-7-1018x420.png 1018w" sizes="(max-width: 1430px) 100vw, 1430px" /></a></p> <p style="text-align: center;"><em><strong>Figura 7.</strong> Imágenes satelitales MODIS sobre las regiones Metropolitana y de O’Higgins para (a) el 1 de julio de 2024 y (b) 30 de junio de 2023.</em></p> <h5><strong>¿Y qué pasó con La Niña?</strong></h5> <p>Durante el año 2023 se desarrolló un intenso evento de El Niño caracterizado, entre otros aspectos, por el calentamiento de la superficie del mar en el Pacifico ecuatorial. En junio de dicho año este calentamiento se extendió desde la costa de Sudamérica hasta la línea del cambio de fecha (Figura 8a) y, probablemente, contribuyó al <a href="https://www.cr2.cl/analisis-cr2-sorpresas-de-primavera/" target="_blank" rel="noopener">superávit pluviométrico que se observó en Chile central</a>. Este evento de El Niño culminó a fines del 2023 y comienzos del 2024, cuando el índice Niño 3.4 alcanzó 2 °C, pero ya en enero los modelos de predicción climática indicaban una rápida transición hacia una condición fría en el Pacifico tropical hacia mediados de este año. En febrero el <a href="https://iri.columbia.edu/our-expertise/climate/forecasts/enso/current/" target="_blank" rel="noopener">pronóstico consolidado del Interamerican Research Institute</a> indicaba una probabilidad de ocurrencia de La Niña de un 50 %<a href="#_ftn3" name="_ftnref3">[3]</a> para el trimestre junio-julio-agosto (JJA) y 65 % para el trimestre julio-agosto-septiembre (JAS). Como La Niña se asocia a una condición deficitaria de precipitaciones en Chile central, aparecieron diversas notas de prensa previendo una condición extremadamente seca para el actual invierno. No obstante, el pronóstico estacional de precipitación en Chile central tiene múltiples incertidumbres y, aun con una predicción certera de La Niña, no es posible predecir la intensidad de las anomalías de la precipitación (leer este <a href="https://www.cr2.cl/analisis-cr2-la-nina-que-viene/" target="_blank" rel="noopener">Análisis CR2</a>) como lo estamos viendo actualmente.</p> <p><a href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-8.png"><img loading="lazy" decoding="async" class="aligncenter wp-image-45246" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-8-234x300.png" alt="" width="500" height="641" srcset="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-8-234x300.png 234w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-8-178x228.png 178w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-8-328x420.png 328w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-8.png 672w" sizes="(max-width: 500px) 100vw, 500px" /></a></p> <p style="text-align: center;"><em><strong>Figura 8.</strong> Anomalías de temperatura superficial del mar en (a) junio de 2023 y (b) junio de 2024. Las anomalías corresponden a la diferencia con la condición promedio 1990-2020.</em></p> <p>Aunque el enfriamiento del Pacifico tropical comenzó marcadamente en la costa de Sudamérica, su extensión hacia al oeste ha sido más lento de lo previsto, como lo indica el mapa de anomalías de temperatura superficial del mar (TSM) de junio de 2024 (Figura 8b) y un índice Niño 3.4 aún por encima de los 0 °C. El pronóstico del Interamerican Research Institute emitido a mediados de junio de 2024 redujo la probabilidad de La Niña a un 13 % para el trimestre JJA y a un 32 % para JAS. Los modelos de predicción dinámica tampoco fueron capaces de prever el establecimiento de un centro de alta presión (alta de bloqueo) al oeste de la península Antártica que persistió durante buena parte de junio y que jugó un rol importante en las lluvias de ese mes como describiremos más adelante.</p> <p>Así, la información y predicciones más recientes indican que la mayor parte del presente invierno estará bajo una condición neutra de El Niño Oscilación del Sur (ENSO, por sus siglas en inglés), donde, históricamente, puede ocurrir en Chile central un déficit o superávit pluviométrico con la misma chance, debido a la influencia de factores de gran escala, como la Oscilación de Madden-Julian o el Modo Anular del Sur descritos en este <a href="https://www.cr2.cl/analisis-cr2-la-montana-rusa-de-las-lluvias-en-chile-central/" target="_blank" rel="noopener">Análisis anterior</a>. Sin embargo, en los últimos veinte años la relación entre ENSO y la precipitación en Chile central se ha debilitado y la mayoría de los años neutros han terminado en condiciones deficitarias de lluvia, incluyendo el periodo de la megasequía 2010-2022. Una posible explicación para esto es el <a href="https://www.cr2.cl/analisis-pucha-que-la-revuelven-el-impacto-del-cambio-climatico-en-el-sur-de-chile-cr2/" target="_blank" rel="noopener">cambio climático</a> y la <a href="https://www.cr2.cl/analisis-te-pillamos-po-compadre-las-causas-de-la-megasequia-cr2/" target="_blank" rel="noopener">mancha cálida</a> en el Pacifico subtropical suroccidental. Estos factores adicionales a ENSO son considerados por los modelos globales del clima que sirven de base a la predicción climática y muestran una condición deficitaria de precipitaciones para gran parte de Chile central (Figura 9) durante el trimestre JAS. Aunque lo anterior se cumpla, la acumulación de precipitación hasta la fecha resultará en un año promedio o por encima del promedio entre las regiones de Valparaíso y La Araucanía.</p> <p><a href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-9.png"><img loading="lazy" decoding="async" class="aligncenter wp-image-45247" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-9-300x156.png" alt="" width="600" height="312" srcset="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-9-300x156.png 300w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-9-768x399.png 768w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-9-439x228.png 439w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-9-696x362.png 696w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-9-1068x555.png 1068w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-9-808x420.png 808w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-9.png 1264w" sizes="(max-width: 600px) 100vw, 600px" /></a></p> <p style="text-align: center;"><em><strong>Figura 9</strong>. Pronostico estacional en base al modelo ACCESS-2 para el trimestre julio-agosto-septiembre. El modelo fue inicializado a comienzos de julio de 2024. Los colores indican la anomalía prevista de precipitación en milímetros de lluvia. Fuente: <a href="http://www.bom.gov.au/climate/pacific/outlooks/" target="_blank" rel="noopener">Oficina Meteorológica de Australia</a> (BOM).</em></p> <h5><strong>Ampliando la mirada</strong><a href="#_ftn4" name="_ftnref4">[4]</a></h5> <p>En esta última sección presentamos una mirada hemisférica que ayuda a entender las anomalías pluviométricas en junio de 2023 y 2024.</p> <p>Comenzaremos con la circulación media entre el 5 y 14 de junio de 2024, cuando ocurrió la llegada de los primeros dos TAR a Chile central. La Figura 10a muestra el promedio de las anomalías de la función corriente en 200 hPa, que puede ser interpretada como las anomalías de presión en la tropósfera alta durante este periodo. En las altas latitudes del Pacifico sur destaca una anomalía anticiclónica (letra H roja) en toda la columna troposférica. Como lo muestra el corte tiempo-longitud a los 60°S de las anomalías de presión superficial, esta anomalía persistió gran parte de junio cerca de los 120°W (Figura 11a). Esta alta de bloqueo sobre el mar de Amundsen-Bellingshausen fue capaz de desviar hacia el norte la trayectoria de las tormentas, como se aprecia en la sucesión de anomalías de signo opuesto en latitudes subtropicales sobre el Pacifico suroriental. Las anomalías ciclónicas (letra L; contornos positivos) en altura están dinámicamente vinculadas con las depresiones cerca de la superficie, las que propiciaron la formación de los frentes y RA que alcanzaron a Chile central.</p> <p><a href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-10.png"><img loading="lazy" decoding="async" class="aligncenter wp-image-45248" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-10-300x205.png" alt="" width="500" height="342" srcset="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-10-300x205.png 300w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-10-768x525.png 768w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-10-333x228.png 333w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-10-218x150.png 218w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-10-696x476.png 696w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-10-614x420.png 614w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-10.png 936w" sizes="(max-width: 500px) 100vw, 500px" /></a></p> <p style="text-align: center;"><em><strong>Figura 10</strong>. Promedio de anomalías de la función corriente en 200 hPa (contornos negros), radiación infrarroja emergente (colores) y flujo de actividad de onda (flechas) durante (a) 5 al14 de junio 2024 y (b) 16 al 25 de junio 2023. Ver texto para más detalles. Fuente: <a href="https://ds.data.jma.go.jp/tcc/tcc/products/clisys/anim/anim_tp.html" target="_blank" rel="noopener">Tokyo Climate Center</a>.</em></p> <p>La Figura10b muestra el mismo campo de anomalías de función corriente para las los diez días previos a la ocurrencia del río atmosférico zonal (ZAR) de junio de 2023. Al igual que en el 2024, la condición fue bastante estacionaria, pero con un patrón espacial consistente en un cuadripolo (dos centros de anomalía ciclónica, identificados con la letra L, y dos anticiclónicos, identificados con la letra H) sobre el Pacifico sur, que es recurrente en los casos de ZAR (<a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2212094722000548" target="_blank" rel="noopener">Valenzuela et al., 2021</a>; <a href="https://doi.org/10.3390/atmos15040406" target="_blank" rel="noopener">Garreaud et al., 2024</a>).</p> <p>Al mismo tiempo, cerca de Nueva Zelanda hay un anticiclón de bloqueo en latitudes altas (Figura 11b) y una anomalía ciclónica en latitudes más bajas. Estas anomalías en altura se extienden a la tropósfera media y baja. El anticiclón transportó aire frío hacia el norte, lo que contribuyó a la formación de una corriente en chorro de viento del oeste en latitudes subtropicales. Por su parte, la anomalía ciclónica en latitudes más bajas transportó aire húmedo hacia la base de la corriente en chorro, alimentando así al ZAR (<a href="https://agupubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1029/2024GL108664" target="_blank" rel="noopener">Mudiar et al., 2024</a>). Sumado a lo anterior, cerca de Sudamérica se observó un anticiclón subtropical reforzado y un ciclón en latitudes más altas, lo que favoreció la extensión de la corriente en chorro subtropical y el ZAR hasta llegar a la costa de Chile.</p> <p><a href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-11.png"><img loading="lazy" decoding="async" class="aligncenter wp-image-45249" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-11-300x218.png" alt="" width="500" height="363" srcset="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-11-300x218.png 300w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-11-768x557.png 768w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-11-314x228.png 314w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-11-324x235.png 324w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-11-696x505.png 696w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-11-579x420.png 579w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2024/07/Figura-11.png 936w" sizes="(max-width: 500px) 100vw, 500px" /></a></p> <p style="text-align: center;"><em><strong>Figura 11</strong>. Diagramas de Hovmöller (longitud tiempo) de las anomalías de presión a nivel de mar (en pascales) promediadas entre los 65°S y 60°S para (a) junio de 2024 y (b) junio de 2023. Las letras H indican la ubicación del anticiclón descrito en el texto.</em></p> <p>Aunque en junio de 2024 ENSO estaba en transición hacia la fase de La Niña, mientras que en junio de 2023 de desarrollaba El Niño, ambos meses presentaron anomalías positivas en la temperatura superficial del mar en el sector occidental del Pacifico tropical (Figura 8), con una extensión hacia el sureste en forma de una banda que alcanzaba los 15°S-120°W. Estas condiciones más cálidas que el promedio pueden haber sido, en parte, responsables de los patrones de circulación previamente descritos, y sin duda contribuyeron a que la atmósfera sobre ese sector del Pacifico sur contara con mayor vapor de agua que un junio promedio. Es posible que parte de esta humedad alimentara las tormentas que, finalmente, llegaron hasta Chile central (<a href="https://agupubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/pdfdirect/10.1029/2023JD038671" target="_blank" rel="noopener">Campos & Rondanelli, 2023</a>; <a href="https://agupubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1029/2024GL108664" target="_blank" rel="noopener">Mudiar et al., 2024</a>).</p> <h5><strong>Referencias</strong></h5> <p>Campos, D., & Rondanelli, R. (2023). ENSO‐Related Precipitation Variability in Central Chile: The Role of Large Scale Moisture Transport. <i>Journal of Geophysical Research: Atmospheres</i>, <i>128</i>(17), e2023JD038671. <a href="https://doi.org/10.1029/2023JD038671" target="_blank" rel="noopener">Https://doi.org/10.1029/2023JD038671</a></p> <p>Garreaud, R. D., Jacques-Coper, M., Marín, J. C., & Narváez, D. A. (2024). Atmospheric Rivers in South-Central Chile: Zonal and Tilted Events. <i>Atmosphere</i>, <i>15</i>(4), 406. <a href="https://doi.org/10.3390/atmos15040406" target="_blank" rel="noopener">Https://doi.org/10.3390/atmos15040406</a></p> <p>Mudiar, D., Rondanelli, R., Valenzuela, R. A., & Garreaud, R. D. (2024). Unraveling the dynamics of moisture transport during atmospheric rivers producing rainfall in the Southern Andes. <i>Geophysical Research Letters</i>, <i>51</i>(13), e2024GL108664. <a href="https://doi.org/10.1029/2024GL108664" target="_blank" rel="noopener">Https://doi.org/10.1029/2024GL108664 </a></p> <p>Ralph, F. M., Rutz, J. J., Cordeira, J. M., Dettinger, M., Anderson, M., Reynolds, D., … & Smallcomb, C. (2019). A scale to characterize the strength and impacts of atmospheric rivers. <i>Bulletin of the American Meteorological Society</i>, <i>100</i>(2), 269-289. <a href="https://doi.org/10.1175/BAMS-D-18-0023.1" target="_blank" rel="noopener">Https://doi.org/10.1175/BAMS-D-18-0023.1</a></p> <p>Valenzuela, R., Garreaud, R., Vergara, I., Campos, D., Viale, M., & Rondanelli, R. (2022). An extraordinary dry season precipitation event in the subtropical Andes: Drivers, impacts and predictability. <i>Weather and Climate Extremes</i>, <i>37</i>, 100472. <a href="https://doi.org/10.1016/j.wace.2022.100472" target="_blank" rel="noopener">Https://doi.org/10.1016/j.wace.2022.100472 </a></p> <h5><strong>Notas</strong></h5> <p><a href="#_ftnref1" name="_ftn1">[1]</a> Este análisis no considera un quinto sistema frontal que afectó entre la región de Los Lagos y La Araucanía a fines de junio de 2024.</p> <p><a href="#_ftnref2" name="_ftn2">[2]</a> Centro de baja presión, depresión o ciclón extratropical.</p> <p><a href="#_ftnref3" name="_ftn3">[3]</a> La probabilidad histórica de cada fase de ENSO (La Niña, Neutro o El Niño) es del 33 %.</p> <p><a href="#_ftnref4" name="_ftn4">[4]</a> Esta es una sección bastante técnica.</p> <h5><strong>Nota del editor:</strong></h5> <p>Se modificó la Figura 3 y su lectura debido a una corrección en las fechas. Anteriormente decía: <em>Precipitación acumulada en estaciones de Chile central (DGA, DMC y Agromet) durante el periodo (a) 7-22 de junio de 2023 y (b) 20-30 junio 2024</em>. Datos horarios desde DMC, DGA, CEAZA, Agromet y RedMeteo, obtenidos desde <a href="https://vismet.cr2.cl/" target="_blank" rel="noopener">VisMet</a>. Ahora dice: <em>(a) 7-22 de junio de 2024 y (b) 20-30 de junio 2023.</em></p> ]]></content:encoded> </item> </channel> </rss>