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	<title>Sin categoría &#8211; Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia &#8211; CR2</title>
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	<description>Centro Fondap sobre cambio climático</description>
	<lastBuildDate>Mon, 07 Sep 2020 13:42:00 +0000</lastBuildDate>
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		<title>Ficha Metodológica Capítulos 3 y 4</title>
		<link>https://www.cr2.cl/ficha-metodologica-capitulos-3-y-4/</link>
		
		<dc:creator><![CDATA[Jose Barraza]]></dc:creator>
		<pubDate>Sun, 06 Sep 2020 22:07:59 +0000</pubDate>
				<category><![CDATA[Sin categoría]]></category>
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					<description><![CDATA[Contaminación atmosférica y opinión pública Con el objetivo de analizar la comprensión de la contaminación atmosférica en la investigación científica y en los medios de prensa se siguió una estrategia de levantamiento de información inductiva. En lo que respecta al análisis de la ciencia, se realizó una búsqueda en el repositorio científico Web of Science [&#8230;]]]></description>
										<content:encoded><![CDATA[<h6><strong>Contaminación atmosférica y opinión pública</strong></h6>
<p>Con el objetivo de analizar la comprensión de la contaminación atmosférica en la investigación científica y en los medios de prensa se siguió una estrategia de levantamiento de información inductiva. En lo que respecta al análisis de la ciencia, se realizó una búsqueda en el repositorio científico Web of Science (Core collection) el día 25 de julio de 2019, considerando exclusivamente artículos publicados entre los años 2003 y 2018. Para realizar dicha búsqueda se ocuparon las siguientes palabras claves: “Chile” junto con “air pollution”, “air pollutant”, “pollution”, “air quality” o “particulate matter”. A continuación, estos resultados fueron refinados, restringiendo el análisis exclusivamente a aquellos artículos que abordasen directamente temas de contaminación atmosférica a nivel nacional e internacional. De esta manera, el total final de artículos científicos analizados quedó en 86.</p>
<p>Se realizó un procedimiento similar para el análisis de la comprensión de la contaminación atmosférica en los medios de prensa. Con este objetivo se realizó una búsqueda sistemática de los mismos términos en castellano en El Mercurio y La Nación en el periodo 2003 y 2019. Dicha búsqueda resultó en un total de 188 noticias (90 en El Mercurio y 98 en La Nación).</p>
<p>Para el análisis de estos documentos se optó por una estrategia de codificación deductiva. Los códigos utilizados con este fin fueron territorio (país y región), contaminante analizado, causas identificadas del problema de la contaminación, efectos de la polución en el medio ambiente, en las personas y en la sociedad y, finalmente, soluciones propuestas a los problemas derivados de la contaminación del aire, incluyendo recomendaciones relacionadas con cambios ecosistémicos, tecnológicos, individuales y de reforma social.</p>
<h6><strong>Análisis histórico de la contaminación</strong></h6>
<p>Para analizar la construcción histórica de la contaminación, se consideró la revisión de fuentes documentales de legislación, prensa y ciencia entre 1961 y 1978, y el análisis de contenido mixto con el objetivo de examinar la génesis sociohistórica de la institucionalidad de control de la calidad del aire en la Región Metropolitana, Chile. El año 1961 fue escogido como punto de partida, ya que las discusiones científicas de la época decantaron ese año en la publicación del Decreto 144, primera normativa chilena que aspiró a legislar de manera integral sobre el control de las emisiones contaminantes. A su vez, se optó por el año 1978 como punto de cierre, pues dicho año se promulgó la Resolución 1215, que implementó índices de calidad del aire y permitió definir zonas saturadas de contaminantes, estableciendo el sistema de control de la calidad del aire.</p>
<p>Respecto a los documentos legislativos examinados, se identificaron las principales normativas promulgadas durante este periodo que tuviesen relevancia para la regulación de la contaminación atmosférica en Santiago. A continuación, la sistematicidad de este listado fue corroborada mediante la consulta a expertos en esta temática. En segundo lugar, en relación con los documentos de prensa, se revisaron las publicaciones sobre este tema en el diario El Mercurio, considerando noticias, columnas de opinión y reportajes. El análisis de este periódico se justifica pues, además de ser uno de los más leídos en la época, poseía una notable importancia en círculos intelectuales y de formación de políticas públicas. La revisión de estos documentos fue realizada en la sección Archivos de la Biblioteca Nacional.</p>
<p>En lo que toca a las publicaciones científicas, se revisaron los principales estudios sobre este tema en distintos archivos de fuentes primarias, incluyendo Memoria Chilena, los registros de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, la Biblioteca de la Corporación de Fomento de la Producción y el Archivo de la Biblioteca Nacional. La pertinencia de la selección de estos documentos fue confirmada con expertos en el tema.</p>
<p>Para analizar estos documentos se optó por la metodología de análisis de contenido. El análisis de contenido requiere codificar e interpretar el material a partir de un sistema de categorías, el cual puede construirse deductivamente, clasificando los documentos según una hipótesis avanzada en el marco conceptual, o inductivamente, generando categorías a medida que emergen. En particular, para el cumplimiento del propósito de esta investigación, se optó por una combinación de ambos enfoques. En primer lugar, se realizó una codificación deductiva basada en dimensiones generales relevantes para la tematización de la contaminación atmosférica, incluyendo la descripción del problema de la contaminación, los científicos citados, las fuentes contaminantes, las causas de la polución, las experiencias internacionales consideradas como relevantes, las medidas propuestas para su disminución y las dificultades observadas para llevar a estas medidas a cabo. Una vez hecha esta codificación, se realizó una codificación inductiva de acuerdo con las categorías que emergiesen en el análisis y que no hubiesen sido consideradas antes.</p>
<h6><strong>Etnografías sociotécnicas</strong></h6>
<p>Para analizar el uso de tecnologías relacionadas con los artefactos de calefacción, se realizaron una serie de etnografías sociotécnicas. Esta metodología permite analizar en detalle el uso de habilidades, conocimientos, herramientas y técnicas en la vida cotidiana, cuestionándose por las estructuras de expectativas que sostienen las relaciones entre sociedad y tecnología para, de este modo, identificar aquellos aspectos socioculturales que operan hoy como barreras para transitar hacia el uso de energías más limpias. En particular, se realizaron 24 entrevistas en profundidad con hogares de zonas afectadas por la polución atmosférica (11 en Temuco, 7 en Valdivia y 6 en Coyhaique). Si bien estos hogares no constituyen una muestra representativa de las tres ciudades, se aspiró a lograr una mínima heterogeneidad en términos de su composición y de su ubicación dentro de los territorios.</p>
<p>Para el análisis de estas etnografías se optó por una codificación deductiva, distinguiendo entre barreras socioecológicas, que corresponden a condiciones difícilmente modificables a voluntad, como los problemas de ventilación y de inversión térmica; barreras económicas, relativas a los recursos financieros disponibles de las familias; y, por último, barreras sociotécnicas, vinculadas a las características de tecnologías e infraestructura.</p>
<h6><strong>Análisis de Planes de Descontaminación Atmosférica</strong></h6>
<p>Para analizar la construcción del problema de la contaminación en el proceso político de toma de decisiones se analizaron los Planes de Prevención y/o Descontaminación Atmosférica vigentes. Estos planes tienen por objetivo reducir los niveles de contaminación del aire mediante acciones específicas. Para cumplir con este fin, describen la calidad del aire, identifican las principales fuentes emisoras, asignan las responsabilidades correspondientes y establecen compromisos para la reducción de la contaminación del aire. El análisis de cada plan se hizo prestando atención al territorio al que los planes hacen referencia, el tipo de contaminante que recibe mayor atención en la formulación del diagnóstico, las causas y consecuencias identificadas en relación con el fenómeno de la contaminación del aire y cuáles son las soluciones específicas propuestas para su mejora.</p>
<h6><strong>Análisis documental de mercado de la leña</strong></h6>
<p>Con el fin de explorar las características del mercado de la leña en Chile, se sistematizaron los principales estudios sobre este tema realizados a nivel nacional. A continuación, estas investigaciones fueron analizadas en detalle, prestando especial atención a su diagnóstico sobre los principales atributos económicos y socioculturales de los productores, comercializadores, distribuidores y consumidores de leña. En la misma dirección, se realizó un trabajo de sistematización de la regulación del mercado nacional de leña, considerando tanto iniciativas de derecho público como privado. En ambos casos se realizó un proceso de validación mediante consulta a expertos de modo de tener seguridad que se hubiesen considerado las principales investigaciones y normativas acerca de este tema.</p>
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		<title>¿Por qué las turberas se incluyeron en los compromisos de Chile para disminuir los efectos del cambio climático?</title>
		<link>https://www.cr2.cl/por-que-las-turberas-se-incluyeron-en-los-compromisos-de-chile-para-disminuir-los-efectos-del-cambio-climatico/</link>
		
		<dc:creator><![CDATA[Jose Barraza]]></dc:creator>
		<pubDate>Mon, 13 Jul 2020 15:18:30 +0000</pubDate>
				<category><![CDATA[Sin categoría]]></category>
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					<description><![CDATA[Asesoría científica: Jorge Hoyos-Santillána y Pilar Moragab / Edición: equipo Cápsula Climática En el año 2019 el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) argumentó que la conservación y restauración de las turberas es una alternativa para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera (IPCC, 2019). Diferentes grupos de investigación promueven que [&#8230;]]]></description>
										<content:encoded><![CDATA[<p><em>Asesoría científica: Jorge Hoyos-Santillán<sup>a </sup>y Pilar Moraga<sup>b</sup> / Edición: <a href="https://www.cr2.cl/capsula-climatica/" target="_blank" rel="noopener noreferrer">equipo Cápsula Climática</a></em></p>
<p>En el año 2019 el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) argumentó que la conservación y restauración de las turberas es una alternativa para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera (IPCC, 2019). Diferentes grupos de investigación promueven que las turberas sean consideradas como parte de las <em>Soluciones Basadas en la Naturaleza</em>, ya que con su conservación, restauración y adecuado manejo se puede incrementar su capacidad de almacenamiento de carbono y disminuir así las emisiones de GEI (Hoyos-Santillan et al., 2019; Griscom, et al., 2017).</p>
<p>Así, en abril de 2020, el Gobierno de Chile actualizó sus compromisos ante el Acuerdo de París (Gobierno de Chile, 2020) y por primera vez incluyó a las turberas en su <a href="https://mma.gob.cl/wp-content/uploads/2020/04/NDC_Chile_2020_espan%CC%83ol-1.pdf">Contribución Nacional Determinada</a><a href="#_ftn1" name="_ftnref1">[1]</a> (NDC por sus siglas en inglés), que es el aporte con el que Chile y otros países se comprometen a tomar acciones para abordar los efectos del cambio climático.</p>
<p>En Chile, las turberas abarcan una extensión de al menos 3.1 millones de hectáreas (CONAF &amp; CONAMA, 2006; Ruiz &amp; Doberti, 2005), la mayoría se ubica en la Patagonia y durante miles de años han almacenado enormes cantidades de carbono, equivalentes a 4.7 veces la biomasa aérea<a href="#_ftn2" name="_ftnref2">[2]</a> de todos los bosques de Chile (Hoyos-Santillan et al., 2019). Sin embargo, su capacidad de almacenamiento disminuye con las sequías y los cambios de uso de sus suelos (por ejemplo, cuando se drenan para construir o cultivar sobre ellas). También se ven afectadas por incendios y, en el caso de ecosistemas boreales, por el derretimiento de las capas de suelo permanentemente congelado. Cabe destacar que la sequía, los incendios y los derretimientos se han exacerbado con el cambio climático. Debido a estos impactos, las turberas degradadas pueden perder su capacidad como sumidero y convertirse en fuentes emisoras de carbono hacia la atmósfera (Frolking et al., 2011).</p>
<p>Estimaciones preliminares indican que las turberas de la Patagonia chilena podrían capturar entre 11 y 13 millones de toneladas de carbono entre los años 2020 y 2050. Sin embargo, se conoce poco de ellas y existe una alta incertidumbre respecto de su extensión y su contenido de carbono, lo que dificulta la estimación de las tasas de acumulación y de emisión. Más allá de su rol en el balance de carbono, las turberas son un componente estructural de las cuencas hidrográficas, mantienen la biodiversidad endémica y proveen registros paleoecológicos de alta resolución.</p>
<p>El desconocimiento sobre las turberas no impide que estén sujetas a decisiones de cambio en el uso de sus suelos, por ejemplo, para expansión urbana, construcción de infraestructura, o del uso de la turba como sustrato para cultivos de flores y hortalizas, o como combustible alternativo a la leña u otras formas de explotación que les hace perder sus roles ecosistémicos. De hecho, la NDC de Chile reconoce que se encuentran altamente amenazadas por el cambio del uso de suelo, la explotación no sustentable y los efectos del cambio climático, por lo que el país se ha comprometido a: (1) identificar las áreas de turberas y construir un inventario nacional para el año 2025, (2) desarrollar métricas para evaluar sus aportes potenciales para la adaptación y mitigación del cambio climático al año 2030 y (3) implementar planes piloto de manejo en cinco sitios de áreas protegidas (Gobierno de Chile, 2020).</p>
<p><strong>E</strong><strong>ntre protección y explotación: definiciones legislativas</strong></p>
<p>De acuerdo a lo expuesto anteriormente y dados los diversos aportes de las turberas en términos de secuestro de carbono y servicios ecosistémicos, podríamos pensar que nuestro régimen legal tiene por objeto su protección, sin embargo, es posible constatar la convivencia de dos enfoques legislativos, uno que efectivamente mira a su protección y otro, al uso y explotación. Desde el punto de vista de la explotación, el legislador ha entendido a la turba como un conjunto de plantas semicarbonizadas en un estado de saturación de agua, y la considera una sustancia fósil. Esto implica que se somete al régimen jurídico de una sustancia mineral y, en esa calidad, pasa a ser de dominio exclusivo, inalienable e imprescriptible del Estado (artículo 19 n°24 inciso 6 de la <a href="https://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=242302">Constitución Política de la República</a>), susceptible de ser objeto de concesiones administrativas mediante las cuales el Estado otorga derechos de exploración y explotación a particulares (artículo 19 n°24 inciso 7 de la Constitución Política de la República, artículo nº5 del Código de Minería). En paralelo al régimen minero, la explotación de turberas para extraer el musgo <em>Sphagnum magellanicum</em> está regulada por el <a href="https://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=1114649">Decreto 25 del Ministerio de Agricultura</a>  y es una de principales formas de aprovechamiento comercial (Comisión Chilena del Cobre, 2017). En algunas turberas, este musgo ha participado en la acumulación de carbono a lo largo de miles de años y es componente integral de la turba.</p>
<p>Desde el punto de vista de la protección, las turberas, como humedales naturales y su localización en áreas de protección, como parques o reservas nacionales o en zonas urbanas, permite someterlas a mecanismos regulatorios de protección, a través de la normativa que se desprende del <a href="https://www.ramsar.org/es">Tratado de Ramsar</a> (UNESCO; 1994)<a href="#_ftn3" name="_ftnref3">[3]</a> y la normativa aplicable a la zona bajo protección en la que se ubica a través de la <a href="https://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=1141461">Ley de humedales urbanos, n° 21.202</a> (2020).</p>
<p>Sin embargo, tal protección es relativa en la medida que el estatus de protección sea compatible con actividades o proyectos de orden productivo. En este sentido será posible ejecutar obras, programas o actividades en un área colocada bajo protección oficial, en la medida que dichas iniciativas estén autorizadas por la legislación vigente y se sometan al sistema de evaluación de impacto ambiental (<a href="https://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=30667">Ley 19.300, artículo 10, letra p</a>). Lo hará vía Estudio de Impacto Ambiental toda vez que las actividades se localicen “en o próxima a poblaciones, recursos y áreas protegidas, sitios prioritarios para la conservación, humedales protegidos, glaciares y áreas con valor para la observación astronómica con fines de investigación científica, susceptibles de ser afectados, así como el valor ambiental del territorio en que se pretende emplazar” artículo 11, letra d).</p>
<p>Por su parte, la NDC recoge el enfoque legislativo de las turberas como recurso explotable al referirse a la amenaza de explotación no sustentable y no a la necesidad de proteger o conservarlas en su calidad de sumidero de carbono. En cuanto a los compromisos ahí asumidos, estos se refieren a la elaboración de un  inventario nacional hacia 2025  y métricas estandarizadas para la evaluación de la capacidad de adaptación o mitigación al cambio climático, lo cual sin duda contribuirá al mejor conocimiento de la presencia y valor de las turberas en el país, pero deja pendiente su consideración dentro de los compromisos y metas de mitigación y adaptación, como solución basada en la naturaleza, lo cual es contradictorio con el régimen de explotación vigente.</p>
<p>Un análisis más completo sobre las turberas lo encontrará en <a href="https://www.cr2.cl/analisis-que-son-las-turberas-y-como-nos-ayudan-a-disminuir-los-impactos-del-cambio-climatico-cr2/">¿Qué son las turberas y cómo nos ayudan a disminuir los impactos del cambio climático?</a></p>
<p>a. Investigador postdoctoral (CR)2, Universidad de Magallanes.</p>
<p>b. Investigadora principal (CR)2, Universidad de Chile</p>
<h5><strong>Referencias: </strong></h5>
<p>CONAF, CONAMA, 2006. Monitoreo y actualización: Catastro de uso del suelo y vegetación, Región de Magallanes y Antártica Chilena. Santiago, Chile.</p>
<p>Frolking, S., Talbot, J., Jones, M.C., Treat, C.C., Kauffman, J.B., Tuittila, E.-S., Roulet, N., 2011. <a href="https://www.nrcresearchpress.com/doi/10.1139/a11-014#.Xo4e7shKjIU">Peatlands in the Earth’s 21st century climate system. Environ</a>. Rev. 19, 371–396. <a href="https://doi.org/10.1139/a11-014">https://doi.org/10.1139/a11-014</a></p>
<p>Gobierno de Chile (2020). Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) de Chile. Actualización 2020. Disponible en: https://www4.unfccc.int/sites/NDCStaging/pages/Party.aspx?party=CHL</p>
<p>Griscom, B.W., Adams, J., Ellis, P.W., Houghton, R.A., Lomax, G., Miteva, D.A., Schlesinger, W.H., Shoch, D., Siikamäki, J. V., Smith, P., Woodbury, P., Zganjar, C., Blackman, A., Campari, J., Conant, R.T., Delgado, C., Elias, P., Gopalakrishna, T., Hamsik, M.R., Herrero, M., Kiesecker, J., Landis, E., Laestadius, L., Leavitt, S.M., Minnemeyer, S., Polasky, S., Potapov, P., Putz, F.E., Sanderman, J., Silvius, M., Wollenberg, E. &amp; Fargione, J. (2017) Natural climate solutions. <em>Proceedings of the National Academy of Sciences, 114</em>, 11645–11650.</p>
<p>Hoyos-Santillan, J., Miranda, A., Lara, A., Rojas, M., Sepulveda-Jauregui, A., 2019. <a href="https://science.sciencemag.org/content/366/6470/1207">Protecting Patagonian peatlands in Chile</a>. <em>Science</em> (80-.). 366, 1207–1208. https://doi.org/10.1126/science.aaz9244</p>
<p>IPCC, 2019. <a href="https://www.ipcc.ch/site/assets/uploads/2019/08/4.-SPM_Approved_Microsite_FINAL.pdf">Climate Change and Land</a>.</p>
<h5><strong>Notas</strong></h5>
<p><a href="#_ftnref1" name="_ftn1">[1]</a> La nueva NDC fue aprobada por Acuerdo Nº 5 del Consejo de Ministros para la Sustentabilidad el 17 de marzo de 2020 y presentada a la Convención Marco de las Naciones Unidas (CMNUCC) el 9 de abril de 2020.</p>
<p><a href="#_ftnref2" name="_ftn2">[2]</a> La biomasa aérea de los bosques comprende la materia orgánica que se encuentra sobre el suelo, incluyendo: troncos, ramas, corteza, semillas y follaje. La biomasa área no incluye la materia orgánica del suelo ni las raíces de los árboles</p>
<p><a href="#_ftnref3" name="_ftn3">[3]</a> El Plan de Protección de Humedales (MMA, 2018) reúne la estrategia pública para aumentar la superficie de turberas protegidas y cumplir con el Tratado de Ramsar.</p>
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			</item>
		<item>
		<title>¿Qué ocurre en Chile, sequía o escasez hídrica?</title>
		<link>https://www.cr2.cl/que-ocurre-en-chile-sequia-o-escasez-hidrica/</link>
		
		<dc:creator><![CDATA[Jose Barraza]]></dc:creator>
		<pubDate>Thu, 02 Jan 2020 14:03:28 +0000</pubDate>
				<category><![CDATA[Sin categoría]]></category>
		<category><![CDATA[megasequía]]></category>
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					<description><![CDATA[En Chile hay sequía y escasez hídrica en algunas zonas. A diferencia de la sequía, que es un fenómeno meteorológico, la escasez hídrica depende de las decisiones que se tomen respecto del uso del agua (Van Loon et al., 2013; Van Loon et al., 2016). Sabemos que hay sequía por la observación del comportamiento de [&#8230;]]]></description>
										<content:encoded><![CDATA[<p>En Chile hay sequía y escasez hídrica en algunas zonas. A diferencia de la sequía, que es un fenómeno meteorológico, la escasez hídrica depende de las decisiones que se tomen respecto del uso del agua (Van Loon et al., 2013; Van Loon et al., 2016).</p>
<p>Sabemos que hay sequía por la observación del comportamiento de la precipitación, el caudal de los ríos y las condiciones meteorológicas a lo largo de las décadas. Así, las sequías se determinan cuando hay un déficit con respecto al registro histórico de la precipitación (sequía meteorológica) y/o del caudal en los ríos (sequía hidrológica). La sequía meteorológica que se observa en Chile entre Coquimbo y Los Lagos cumple una década en 2019 y por eso se le ha llamado “megasequía” (Garreaud et al., 2017; Garreaud et al., 2019).</p>
<p>En tanto, la escasez hídrica es un término complejo porque involucra procesos hidrológicos, meteorológicos y también los usos que se le da al agua (Zambrano-Bigiarini, 2019 a y b).</p>
<p>Para determinar si una zona está afectada por escasez hídrica, es necesario conocer el funcionamiento de los principales procesos hidrológicos que ocurren a nivel de las cuencas, y cuantificar la oferta y la demanda de agua dulce, trabajo que no es fácil.</p>
<p>En el caso de la oferta o disponibilidad de agua para un territorio, ésta depende de las lluvias, de los aportes nivales y glaciares, de los acuíferos subterráneos, del agua disponible en los embalses, del agua que transpira la vegetación y de cómo cada uno de estos flujos transita a través de una cuenca. La oferta de agua superficial en Chile se ha reportado en diversos estudios, dentro de los cuales destaca la “Actualización del Balance Hídrico Nacional” (DGA, 2017). Sin embargo, aún cuando en Chile contamos con una red de monitoreo de variables hidrometeorológicas hace décadas, dada la compleja topografía de Chile y la diversidad climática de más de 4,000 km que abarca el país de norte a sur, esta red de monitoreo sigue siendo insuficiente para estimar de manera adecuada la disponibilidad de agua en algunas zonas. Esto dificulta la estimación de la precipitación líquida y sólida (nieve) en la cordillera (e.g. Alvarez-Garretón et al., 2018), los aportes glaciares debido a su actual derretimiento (Dussaillant et al, 2019) o el nivel de acuíferos, entre otros.</p>
<p>Por su parte, la demanda proviene de los usos para el consumo humano, de animales, de actividades económico-productivas (agricultura, minería, industria) y de los ecosistemas naturales de la cuenca, de los cuales no se conoce bien el comportamiento actual ni el histórico. Pese a que existe una compilación del estado y proyecciones de los recursos hídricos (Escenarios Hídricos, 2018), quedan aún muchos vacíos. Por ejemplo, los registros y catastros de los derechos de aprovechamiento en Chile están incompletos y no se controla adecuadamente la extracción ilegal del agua (Banco Mundial, 2011 y 2013).</p>
<p>En la normativa chilena, el presidente de la República decreta escasez hídrica en zonas donde existe extraordinaria sequía, calificada según criterios hidrometeorológicos, es decir, en base a datos de precipitación, caudales de los ríos, volúmenes de embalses y condiciones de los acuíferos (DFL 1.121, 1981 y Resolución DGA Nº1.674, 2012). Las zonas de escasez hídrica se decretan por un máximo de seis meses no prorrogables, durante los cuales la autoridad tiene facultades especiales para distribuir las aguas y aprobar nuevas extracciones. En octubre de 2019, se había decretado oficialmente escasez hídrica en un total de 129 comunas (DGA, 2019).</p>
<p>Dado que la escasez hídrica implica tanto condiciones hidrometeorológicas como los usos de agua de una localidad, la normativa debiera incluir, además de los índices de sequía, indicadores de uso y demanda. La incorporación de dichos índices permitiría un diagnóstico que facilitaría las decisiones sobre el uso del agua.</p>
<h5><strong>Referencias</strong></h5>
<p>Álvarez-Garreton, C., P. Mendoza, JP. Boisier, N. Addor, M. Galleguillos, M. Zambrano-Bigiarini, A. Lara, C. Puelma, G. Cortés, R. Garreaud, J. McPhee, A. Ayala (2019).The CAMELS-CL dataset: catchment attributes and meteorology for large sample studies &#8211; Chile dataset. <em>Hydrol. Earth Syst. Sci</em>., 22, 5817–5846, DOI: 10.5194/hess-22-5817-2018</p>
<p>Banco Mundial (2011). Diagnóstico de la gestión de los recursos hídricos en Chile. Disponible en: <a href="http://bcn.cl/cj1z">http://bcn.cl/cj1z</a></p>
<p>Banco Mundial (2013). Chile. Estudio para el mejoramiento del marco institucional para la gestión del agua. Disponible en: <a href="http://documentos.dga.cl/ADM5439.pdf">http://documentos.dga.cl/ADM5439.pdf</a></p>
<p>DGA (2017), Actualización del Balance Hídrico Nacional, SIT N° 417, Ministerio de Obras Públicas, Dirección General de Aguas, División de Estudios y Planificación, Santiago, Chile, Realizado por: Universidad de Chile &amp; Pontificia Universidad Católica de Chile.</p>
<p>DGA, 2019. Cuadro de decretos vigentes, diponible en: <a href="https://dga.mop.gob.cl/DGADocumentos/Decretos_vigentes.jpg">https://dga.mop.gob.cl/DGADocumentos/Decretos_vigentes.jpg</a></p>
<p>Dussaillant, I., E. Berthier, F. Brun, M. Masiokas, R. Hugonnet, V. Favier, A. Rabatel, P. Pitte, and L. Ruiz, 2019: <a href="https://www.nature.com/articles/s41561-019-0432-5">Two decades of glacier mass loss along the Andes</a>. <em>Nature Geoscience</em>, 1-7.</p>
<p>Escenarios Hídricos 2030 (2018). Radiografía del Agua. Brecha y Riesgo Hídrico en Chile. Fundación Chile, Chile. Disponible: <a href="https://fch.cl/wp-content/uploads/2018/03/RESUMEN-RADIOGRAFIA-DEL-AGUA.pdf">https://fch.cl/wp-content/uploads/2018/03/RESUMEN-RADIOGRAFIA-DEL-AGUA.pdf</a></p>
<p>Garreaud, R., C. Alvarez-Garreton, J. Barichivich, J.P. Boisier, D.A. Christie, M. Galleguillos, C. LeQuesne, J. McPhee, M. Zambrano-Bigiarini, 2017: <a href="https://www.hydrol-earth-syst-sci.net/21/6307/2017/">The 2010-2015 mega drought in Central Chile: Impacts on regional hydroclimate and vegetation</a>. <em>Hydrol. Earth Syst. Sci</em>., 21, 1–21, <a href="https://doi.org/10.5194/hess-21-1-201">https://doi.org/10.5194/hess-21-1-201</a></p>
<p>Garreaud, R., JP. Boisier, R. Rondanelli, A. Montecinos, H. Sepúlveda and D. Veloso-Águila, 2019: <a href="https://rmets.onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/joc.6219">The Central Chile Mega Drought (2010-2018): A Climate dynamics perspective</a>. <em>International Journal of Climatology</em>. 1-19. <a href="https://doi.org/10.1002/joc.6219">https://doi.org/10.1002/joc.6219</a></p>
<p>Van Loon, A. F., &amp; Van Lanen, H. A. (2013). Making the distinction between water scarcity and drought using an observation‐modeling framework. <em>Water Resources Research</em>, <em>49</em>(3), 1483-1502. <a href="https://doi.org/10.1002/wrcr.20147">https://doi.org/10.1002/wrcr.20147</a></p>
<p>Van Loon, A. F., Stahl, K., Di Baldassarre, G., Clark, J., Rangecroft, S., Wanders, N., &#8230; &amp; Uijlenhoet, R. (2016). Drought in a human-modified world: reframing drought definitions, understanding, and analysis approaches. <a href="https://doi.org/10.5194/hess-20-3631-2016">https://doi.org/10.5194/hess-20-3631-2016</a></p>
<p><strong>Zambrano-Bigiarini, M.</strong>; Baez-Villanueva, O. M. (2019a), Characterizing meteorological droughts in data scare regions using remote sensing estimates of precipitation, in <a href="https://www.elsevier.com/books/extreme-hydroclimatic-events-and-multivariate-hazards-in-a-changing-environment/maggioni/978-0-12-814899-0">Extreme Hydroclimatic Events and Multivariate Hazards in a Changing Environment &#8211; A remote sensing approach</a>, edited by V. Maggioni and C. Massari, pp. 221-246, Elsevier. ISBN: 9780128148990.</p>
<p>Zambrano-Bigiarini, M. (2019b). Columna de opinión publicada en El Mostrador, 13 de septiembre de 2019. Disponible en:  <a href="https://www.cr2.cl/sequia-y-escasez-hidrica-en-chile-parecidas-pero-no-iguales-por-mauricio-zambrano-bigiarini/">https://www.cr2.cl/sequia-y-escasez-hidrica-en-chile-parecidas-pero-no-iguales-por-mauricio-zambrano-bigiarini</a></p>
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		<item>
		<title>¿Por qué debemos preocuparnos del carbono negro u hollín?</title>
		<link>https://www.cr2.cl/por-que-debemos-preocuparnos-del-carbono-negro-u-hollin/</link>
		
		<dc:creator><![CDATA[Nicole Tondreau]]></dc:creator>
		<pubDate>Sun, 13 Oct 2019 16:56:48 +0000</pubDate>
				<category><![CDATA[Sin categoría]]></category>
		<category><![CDATA[cambio climatico]]></category>
		<category><![CDATA[carbono negro]]></category>
		<category><![CDATA[contaminación atmosférica]]></category>
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					<description><![CDATA[Asesoría científica: Laura Gallardo y Mauricio Osses / Edición: Equipo Cápsula Climática El carbono negro es un contaminante que afecta la salud de las personas y los ecosistemas y también un precursor del cambio climático (UNEP and CCAC, 2016; MMA 2018; Molina et al, 2015; Mazzeo et al, 2018). Es un aerosol que contiene partículas [&#8230;]]]></description>
										<content:encoded><![CDATA[<p><em>Asesoría científica: Laura Gallardo y Mauricio Osses / Edición: <a href="https://www.cr2.cl/capsula-climatica/">Equipo Cápsula Climática</a></em></p>
<p>El carbono negro es un contaminante que afecta la salud de las personas y los ecosistemas y también un precursor del cambio climático (UNEP and CCAC, 2016; MMA 2018; Molina et al, 2015; Mazzeo et al, 2018). Es un aerosol que contiene partículas sólidas en suspensión y forma parte del material particulado fino (diámetro aerodinámico inferior a 2.5 micrometros) que empobrece la calidad del aire en las ciudades, la salud humana, los cultivos, entre otros. El carbono negro tiene una estructura similar al grafito y consiste en agregados o cadenas de esférulas pequeñas (entre 10 y 50 nm aproximadamente); se transforma en gas a temperaturas muy altas (&gt;4000 °C), es insoluble en agua y otros solventes; por último absorbe eficazmente la radiación solar en el espectro visible (Bond et al., 2013).</p>
<p>Este contaminante se mantiene en la atmósfera por algunos días hasta que se deposita en suelos, nieves y otras superficies de la tierra. Al tener la propiedad de absorber radiación solar, aumenta la temperatura de estas superficies, acelerando, por ejemplo, el proceso de derretimiento de nieve y hielo (Rowe et al., 2019). Además, interviene y modifica los procesos de formación de las nubes y del hielo en la atmósfera. Por tanto, pese a su corta vida en ésta -comparado con los gases de efecto invernadero (GEI) que pueden mantenerse por más de un siglo-, su efecto como precursor del cambio climático es importante y su mitigación tiene efectos en breve plazo.</p>
<p>El carbono negro proviene de la combustión incompleta de combustibles que tienen carbono en su estructura química, como el carbón, el petróleo, el gas y la leña (entre otras biomasas). Junto al carbono negro se emiten otros agentes con impacto sobre la calidad del aire y el clima, tales como carbono orgánico y precursores de aerosoles sulfato y nitrato, todos los cuales tienen un efecto de enfriamiento sobre el clima.</p>
<p>El uso de leña, principalmente para calefacción o cocina, junto a la quema de otra biomasa (por ejemplo, incendios forestales), y sector transporte, especialmente basado en diésel constituyen las principales fuentes de carbono negro en nuestro país (MMA, 2018; Valdebenito, 2017).</p>
<p>Como el carbono negro se mantiene por poco tiempo en la atmósfera, la reducción de sus emisiones resulta en una disminución casi inmediata de sus impactos, aunque esto no sustituye la necesidad de disminuir las emisiones de GEI. Además, al reducir el carbono negro se avanza en el logro de los objetivos de desarrollo sostenible pues, al disminuir las fuentes de carbono negro se disminuye también el material particulado con beneficios en la calidad del aire local y en la salud de las personas.</p>
<p>En 2020 Chile actualizó su contribución ante el acuerdo de París¹, comprometiéndose por primera vez a reducir sus emisiones de carbono negro. La meta² establecida es lograr disminuir las emisiones en un 25% al año 2030, tomando como base 2016.</p>
<p>¹ Contribución Nacional Determinada de Chile, actualizada en Abril de 2020. Disponible en:<br />
<a href="https://www4.unfccc.int/sites/NDCStaging/Pages/Party.aspx?party=CHL">https://www4.unfccc.int/sites/NDCStaging/Pages/Party.aspx?party=CHL</a></p>
<p>² CR2, MMA, PNUMA.  Antecedentes para la meta de carbono en Chile ante el Acuerdo de París. <a href="https://www.cr2.cl/carbononegro/">https://www.cr2.cl/carbononegro/</a></p>
<h5><strong>Referencias</strong></h5>
<p>Bond, T. C., Doherty, S. J., Fahey, D. W., Forster, P. M., Berntsen, T., Deangelo, B. J., Flanner, M. G., Ghan, S., Kärcher, B., Koch, D., Kinne, S., Kondo, Y., Quinn, P. K., Sarofim, M. C., Schultz, M. G., Schulz, M., Venkataraman, C., Zhang, H., Zhang, S., Bellouin, N., Guttikunda, S. K., Hopke, P. K., Jacobson, M. Z., Kaiser, J. W., Klimont, Z., Lohmann, U., Schwarz, J. P., Shindell, D., Storelvmo, T., Warren, S. G. and Zender, C. S.: <a href="https://agupubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/jgrd.50171">Bounding the role of black carbon in the climate system: A scientific assessment</a>, <em>J. Geophys. Res. Atmos.</em>, 118(11), 5380–5552, doi:10.1002/jgrd.50171, 2013.</p>
<p>Mazzeo, A., Huneeus, N., Ordoñez, C., Orfanoz-Cheuquelaf, A., Menut, L., Mailler, S. Valari, M., van der Gon, H.D., Gallardo, L., Muñoz, R., Donoso, R., Galleguillos, M., Osses, M., Tolvett, S. (2018). <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1352231018304345">Impact of residential combustion and transport emissions on air pollution in Santiago during winter</a>. <em>Atmospheric Environment</em>, <em>190</em>(June), 195–208. https://doi.org/10.1016/j.atmosenv.2018.06.043</p>
<p>MMA. 2018. Tercer Informe Bienal de Actualización de Chile sobre el Cambio Climático. Available at <a href="https://mma.gob.cl/wp-content/uploads/2018/12/3rd-BUR-Chile-SPanish.pdf">https://mma.gob.cl/wp-content/uploads/2018/12/3rd-BUR-Chile-SPanish.pdf</a>.</p>
<p>Molina, L. T., Gallardo, L., Andrade, M., Baumgardner, D., Borbor-Cõrdova, M., Bõrquez, R., Casassa, G., Cereda-Balic F., Dawidowsky, L., Garreaud, R., Huneeus, N., Lambert, F., McCarty, J.L., McPhee, J., Mena-Carrasco, M., Raga, G.B, Schmitt, C., Schwarz, J. P. (2015). <a href="https://agupubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/2015EF000311">Pollution and its Impacts on the South American Cryosphere</a>. <em>Earth’s Future</em>, <em>3</em>(12), 345–369. https://doi.org/10.1002/2015EF000311</p>
<p>Rowe, P.M., Cordero, R.R., Warren, S.G., Stewart, E., Doherty, S.J., Pankow, A., Schrempf, M., Casassa, G., Carrasco, J., Pizarro, J., MacDonell, S., Damiani, A., Lambert, F., Rondanelli, R., Huneeus, N., Fernandoy, F., Neshyba, S., 2019. <a href="https://www.nature.com/articles/s41598-019-39312-0">Black carbon and other light-absorbing impurities in snow in the Chilean Andes</a>. Sci. Rep. 9, 4008. https://doi.org/10.1038/s41598-019-39312-0</p>
<p>UNEP and CCAC (2016). <a href="https://www.ccacoalition.org/en/resources/integrated-assessment-short-lived-climate-pollutants-latin-america-and-caribbean-summary">Integrated Assessment of Short-Lived Climate Pollutants for Latin America and the Caribbean: improving air quality while mitigating climate change. Summary for decision makers</a>. United Nations Environment Programme. Nairobi, Kenya.</p>
<p>Valdebenito, V. (2017). Determinación de emisiones de carbono negro a partir de emisiones de material particulado fino en vehículos diésel. Memoria para optar al título de Ingeniero Civil Mecánico. Departamento de Ingeniería Mecánica, Universidad Tecnológica Federico Santa María. Profesor guía: Dr. Mauricio Osses.</p>
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		<title>¿Qué es la descarbonización?</title>
		<link>https://www.cr2.cl/que-es-la-descarbonizacion/</link>
		
		<dc:creator><![CDATA[Jose Barraza]]></dc:creator>
		<pubDate>Mon, 02 Sep 2019 15:38:07 +0000</pubDate>
				<category><![CDATA[Sin categoría]]></category>
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					<description><![CDATA[Asesoría Científica: Laura Gallardoa y Mauricio Ossesb / equipo Cápsula Climática Descarbonizar es una palabra que se repite de manera cada vez más frecuente en discursos políticos e instrumentos de política pública en distintos países. Esta apunta a las acciones que permiten eliminar el consumo de combustibles fósiles que poseen carbono en su estructura molecular, [&#8230;]]]></description>
										<content:encoded><![CDATA[<p><em>Asesoría Científica: Laura Gallardo<sup>a</sup> y Mauricio Osses<sup>b </sup>/ <a href="https://www.cr2.cl/capsula-climatica/" target="_blank" rel="noopener noreferrer">equipo Cápsula Climática</a></em></p>
<p>Descarbonizar es una palabra que se repite de manera cada vez más frecuente en discursos políticos e instrumentos de política pública en distintos países. Esta apunta a las acciones que permiten eliminar el consumo de combustibles fósiles que poseen carbono en su estructura molecular, y cuya combustión libera energía, contaminantes –que afectan la salud de las personas y los ecosistemas– y gases de efecto invernadero. El más abundante de los gases de efecto invernadero originados por las actividades humanas es el dióxido de carbono (CO<sub>2</sub>), que causa calentamiento cerca de la superficie terrestre con consecuencias sobre el clima a escala global.</p>
<p>Entre los combustibles fósiles se encuentran  el carbón, el petróleo, sus derivados y el gas natural (metano). Todos tienen en común el elemento químico carbono (C), que no debiera confundirse con el carbón que es solo uno de los combustibles del grupo. Otros combustibles, como la leña, también contienen carbono pero éste, típicamente, ha residido en la vegetación décadas, cientos y miles de año dependiendo del tipo de vegetación.</p>
<p>Cuando los combustibles se queman para generar energía, producen distintas cantidades de CO<sub>2</sub> y de otros agentes, muchos de ellos, contaminantes. Las emisiones generadas en el proceso dependen de las características de cada combustible y de la tecnología usada para quemarlos. Mientras más carbono en la estructura molecular, mayores serán las cantidades de este elemento emitidas a la atmósfera. Además, si se queman combustibles fósiles como petróleo, carbón o gas natural, queda circulando en la atmósfera carbono que hubiera permanecido almacenado por miles y millones de años.</p>
<p>Si la combustión fuese perfecta, el carbono y el hidrógeno presentes en los combustibles se unirían al oxígeno del aire y los únicos subproductos serían CO<sub>2</sub> y agua (H<sub>2</sub>O). Pero en la realidad, se generan otras emisiones de elementos nocivos, como material particulado, monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, óxidos de azufre y compuestos orgánicos volátiles. Varios de ellos afectan, además, el clima a escala regional. Por lo tanto, las cantidades emitidas dependerán de la eficiencia de la tecnología empleada y del uso de dispositivos mitigadores, como por ejemplo, filtros de partículas.</p>
<p>En el caso de Chile, la disponibilidad y uso de todo tipo de fuentes de energía, es registrado por el Ministerio de Energía (ver figura 1). Según este registro, las fuentes de energía del país provienen mayoritariamente de combustibles con carbono en su estructura. La mayoría de estos pasan por procesos de transformación intermedios antes de sus usos finales. El petróleo crudo se refina para producir, por ejemplo, las gasolinas en sus distintos octanajes, y el carbón, entre otros combustibles, se transforma en energía eléctrica (que supone aproximadamente un 30% de la energía disponible para usos finales). Los usos finales de la energía en Chile se concentran en el sector industrial, el transporte y el sector comercial, público y residencial.</p>
<p>De acuerdo al IPCC (2018), la descarbonización se refiere al proceso por el cual los países, individuos u otras entidades apuntan a lograr una existencia cero de carbono fósil, esto es, eliminar el consumo de combustible fósil. En el caso de Chile, los efectos adversos de la contaminación atmosférica por leña, llaman también a reducir el consumo de este combustible.</p>
<p><a href="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2019/09/Figura-1.jpg"><img fetchpriority="high" decoding="async" class="aligncenter wp-image-22295" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2019/09/Figura-1-300x147.jpg" alt="" width="616" height="302" srcset="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2019/09/Figura-1-300x147.jpg 300w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2019/09/Figura-1-768x376.jpg 768w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2019/09/Figura-1-1024x502.jpg 1024w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2019/09/Figura-1-324x160.jpg 324w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2019/09/Figura-1-533x261.jpg 533w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2019/09/Figura-1-696x341.jpg 696w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2019/09/Figura-1-1068x523.jpg 1068w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2019/09/Figura-1-857x420.jpg 857w, https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2019/09/Figura-1.jpg 1488w" sizes="(max-width: 616px) 100vw, 616px" /></a></p>
<p style="text-align: center;"><strong>Figura 1:</strong> Disponibilidad y uso de fuentes de energía en Chile para 2017. <strong>Fuente:</strong> Ministerio de Energía <a href="http://energiaabierta.cl/visualizaciones/balance-de-energia/">http://energiaabierta.cl/visualizaciones/balance-de-energia/</a></p>
<p><sup>a</sup> (CR)2, Universidad de Chile<br />
<sup>b</sup> (CR)2, Universidad Federico Santa María</p>
<h5><strong>Referencias</strong></h5>
<p>IPCC, 2018: Annex I: Glossary [Matthews, J.B.R. (ed.)]. In: <em>Global Warming of 1.5°C. An IPCC Special Report on the impacts of global warming of 1.5°C above pre-industrial levels and related global greenhouse gas emission pathways, in the context of strengthening the global response to the threat of climate change, sustainable development, and efforts to eradicate poverty</em> [Masson-Delmotte, V., P. Zhai, H.-O. Pörtner, D. Roberts, J. Skea, P.R. Shukla, A. Pirani, W. Moufouma-Okia, C. Péan, R. Pidcock, S. Connors, J.B.R. Matthews, Y. Chen, X. Zhou, M.I. Gomis, E. Lonnoy, T. Maycock, M. Tignor, and T. Waterfield (eds.)]. In Press</p>
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			</item>
		<item>
		<title>¿Se pierde el agua que llega al mar?</title>
		<link>https://www.cr2.cl/se-pierde-el-agua-que-llega-al-mar/</link>
		
		<dc:creator><![CDATA[Jose Barraza]]></dc:creator>
		<pubDate>Fri, 19 Jul 2019 17:18:05 +0000</pubDate>
				<category><![CDATA[Sin categoría]]></category>
		<guid isPermaLink="false">https://www.cr2.cl/?p=21669</guid>

					<description><![CDATA[Asesoría Científica: Laura Faríasa, René Garreaudb , Ítalo Masottic y Verónica Delgadoa / Edición: equipo Cápsula Climática No. El agua dulce que llega desde los ríos al mar no se pierde. De hecho, es parte del proceso natural conocido como el ciclo del agua. Esta descarga en el océano es sumamente importante, porque: (a) contribuye con nutrientes [&#8230;]]]></description>
										<content:encoded><![CDATA[<p><em>Asesoría Científica: Laura Farías<sup>a</sup>, René Garreaud<sup>b </sup>, Ítalo Masotti<sup>c</sup> y Verónica Delgado<sup>a </sup>/ Edición: <a href="https://www.cr2.cl/capsula-climatica/" target="_blank" rel="noopener noreferrer">equipo Cápsula Climática</a></em></p>
<p>No. El agua dulce que llega desde los ríos al mar no se pierde. De hecho, es parte del proceso natural conocido como el ciclo del agua. Esta descarga en el océano es sumamente importante, porque: (a) contribuye con nutrientes y la consiguiente preservación de la biodiversidad costera, (b) conserva la geografía de estuarios y fiordos, y (c) mantiene el normal funcionamiento de los ecosistemas a través de la circulación de agua salobre y marina (Masotti, et al., 2018).</p>
<p>Debido a que la <a href="https://www.cr2.cl/capsula-climatica-capturan-gei-nuestros-oceanos/">surgencia costera</a>, fenómeno que aporta una gran cantidad de nutrientes en el verano, disminuye en la temporada invernal, la descarga de agua dulce se torna esencial en esta época del año para preservar la biodiversidad y los recursos biológicos de la costa.</p>
<p>De manera preocupante, la actual megasequía (Garreaud et al., 2017) ha ocasionado que entre los años 2010 y 2015 los caudales de la zona central de Chile hayan disminuido en más de un 50%, lo que generó una reducción similar en la contribución de nutrientes en nuestras costas (Masotti, et al., 2018). A esto se suma que la zona centro sur del país sería la más afectada por la escasez hídrica en el futuro cercano (Bozkurt et al., 2018), con una baja de la precipitación anual de hasta un 25% hacia mediados de siglo. Debido a estos escenarios, determinar el impacto de la sequía en la biodiversidad costera es un tema pendiente, sobre todo si ya hay ríos que están por debajo de su caudal histórico, como el Aconcagua y el Maule.</p>
<p>Por tanto, si se desea extraer el agua de los ríos que desembocan en el mar para uso humano, se debe asumir una mirada integral, donde se tomen en cuenta tanto las necesidades sociales como naturales. Esto se logra estableciendo un “caudal ecológico”, lo que apunta a mantener una cantidad suficiente de agua en los caudales para el correcto funcionamiento de los ecosistemas, la preservación de los recursos biológicos y la biodiversidad, el aporte suficiente de nutrientes, la dilución de contaminantes, la disminución de los impactos causados por los eventos extremos y la preservación del paisaje.</p>
<p>a (CR)2, Universidad de Concepción<br />
b (CR)2, Universidad de Chile<br />
c (CR)2, Universidad de Valparaíso</p>
<p><strong>Referencias</strong></p>
<p>Bozkurt, D., Rojas, M., Boisier, J., Valdivieso, J. 2018. <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s10584-018-2246-7" target="_blank" rel="noopener noreferrer">Projected hydroclimate changes over Andean basins in central Chile from downscaled CMIP5 models under the low and high emission scenarios</a>. <em>Clim Change</em> 150, 131-147.</p>
<p>Garreaud, R., Álvarez-Garretón, C., Barichivich, J., Boisier, J.P., Christie, D.A., Galleguillos, M., LeQuesne, C., McPhee, J., Zambrano-Bigiarini, M. 2017. <a href="https://www.hydrol-earth-syst-sci.net/21/6307/2017/" target="_blank" rel="noopener noreferrer">The 2010-2015 mega drought in Central Chile: Impacts on regional hydroclimate and vegetation</a>. <em>Hydrol. Earth Syst. Sci.,<strong> </strong></em><strong>21</strong>, 1–21, https://doi.org/10.5194/hess-21-1-2017</p>
<p>Masotti, I., Aparicio-Rizzo, P., Yevenes, MA., Garreaud, R., Belmar, L. and Farías, L. 2018. <a href="https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmars.2018.00423/full" target="_blank" rel="noopener noreferrer">The Influence of River Discharge on Nutrient Export and Phytoplankton Biomass Off the Central Chile Coast (33◦–37◦S): Seasonal Cycle and Interannual Variability</a>. <em>Front. Mar. Sci.</em> 5:423. doi: 10.3389/fmars.2018.00423</p>
]]></content:encoded>
					
		
		
			</item>
		<item>
		<title>¿Cuál es el aporte de la electromovilidad a la reducción de emisiones contaminantes?</title>
		<link>https://www.cr2.cl/cual-es-el-aporte-de-la-electromovilidad-a-la-reduccion-de-emisiones-contaminantes/</link>
		
		<dc:creator><![CDATA[Jose Barraza]]></dc:creator>
		<pubDate>Tue, 09 Jul 2019 13:38:09 +0000</pubDate>
				<category><![CDATA[Sin categoría]]></category>
		<guid isPermaLink="false">https://www.cr2.cl/?p=21508</guid>

					<description><![CDATA[Asesor científico: Dr. Mauricio Osses / Edición: equipo Cápsula Climática La electromovilidad se refiere a las tecnologías que permiten que los medios de transporte se impulsen con energía eléctrica, las que incluyen: alimentación exclusiva por baterías químicas, sistemas híbridos combinando motor de combustión interna y motor eléctrico, almacenamiento con hidrógeno y celdas de combustible, o conexiones permanentes [&#8230;]]]></description>
										<content:encoded><![CDATA[<p><em>Asesor científico: Dr. Mauricio Osses / Edición: <a href="https://www.cr2.cl/capsula-climatica/" target="_blank" rel="noopener noreferrer">equipo Cápsula Climática</a></em></p>
<p>La electromovilidad se refiere a las tecnologías que permiten que los medios de transporte se impulsen con energía eléctrica, las que incluyen: alimentación exclusiva por baterías químicas, sistemas híbridos combinando motor de combustión interna y motor eléctrico, almacenamiento con hidrógeno y celdas de combustible, o conexiones permanentes al suministro eléctrico, como metro y trenes eléctricos. En todos estos casos los vehículos tienen un motor eléctrico que es más eficiente que el de combustión interna. Además, no emiten contaminantes locales ni sustancias precursoras del cambio climático, como el CO2 o carbono negro.</p>
<p>En el caso de Chile, los vehículos de combustión interna, principalmente los del sector transporte terrestre en ruta, aportan con un 21% de las emisiones globales de CO2 (Ministerio del Medio Ambiente, 2018) y 5% de carbono negro (Valdebenito, 2017). Con respecto a las contaminantes locales en zonas urbanas, el transporte es responsable de una fracción importante de las emisiones de material particulado y óxidos de nitrógeno (NOx). En Santiago, el material particulado directo producido alcanzó un 20% el año 2015, donde buses y camiones representan un 4% y un 23%, respectivamente (Ministerio del Medio Ambiente, 2016).</p>
<p>Sin embargo, nuestro país ha estado a la vanguardia a nivel regional en las medidas de reducción de emisiones del transporte, especialmente en la calidad de los combustibles, exigiendo estándares para vehículos nuevos y control periódico para aquellos en uso. Esto ha permitido reducir las emisiones de contaminantes locales, pero no así la huella de CO2 del sector, debido a que esas medidas no impactan el consumo de combustible, que está directamente relacionado con sus emisiones (Gallardo et al, 2018). Si a estos esfuerzos se sumara el reemplazo de los actuales vehículos por vehículos eléctricos energizados con una matriz limpia, se podría reducir aún más el material particulado y NOx emitido, disminuyendo, a la vez, las emisiones de CO2 y carbono negro (Nicolau, 2014).</p>
<p>La tecnología eléctrica para el transporte público en ciudades ya se encuentra disponible, siendo rápidamente adoptada por el mercado. De hecho, sus ventas muestran una fuerte tendencia al aumento. No obstante, la electromovilidad para vehículos pesados o de alta demanda energética (eg. camiones de alto tonelaje, barco y aviones) requieren de una tecnología de almacenamiento con mayor densidad energética que las actuales baterías químicas en base a litio. El hidrógeno con celdas de combustible podría ser la respuesta, pero es una tecnología emergente que aún es poco competitiva en el mercado, aunque con un alto potencial de desarrollo en el mediano plazo (Araneda, 2019)</p>
<p>Considerando que a nivel a nacional el transporte público emite un 2% de CO2 y el privado un 19%, con 55.000 buses de un total de 5.190.704 vehículos motorizados en Chile al año 2017 (INE 2018), el gobierno chileno ha propuesto que el transporte público y privado sea 100% eléctrico al año 2040 y 2050, respectivamente. Además, se espera tener 2.430 vehículos eléctricos a fines del año 2022, diez veces más que el 2018 (Ministerio de Energía, 2018).</p>
<p>Pese a los beneficios de los vehículos eléctricos, un correcto análisis de su cálculo de emisiones debe abordar todo el ciclo de vida de estos, desde la producción de sus componentes, su vida útil y el reciclaje final. Además, serán un aporte en la medida que se renueve el parque automotriz, en plazos acotados y que la electricidad provenga de una matriz energética sostenible, con baja o nula participación de centrales térmicas en base a combustibles fósiles.</p>
<p><strong>Referencias</strong></p>
<p>Ministerio de Energía Chile (2018). Ruta Energética 2018-2022, <a href="http://www.energia.gob.cl/rutaenergetica2018-2022.pdf">http://www.energia.gob.cl/rutaenergetica2018-2022.pdf</a></p>
<p>Ministerio de Medio Ambiente Chile (2016). Actualización para proyecto definitivo del análisis general del impacto económico y social del Plan de Prevención y Descontaminación de la Región Metropolitana, <a href="http://planesynormas.mma.gob.cl/archivos/2016/proyectos/639-679.pdf">http://planesynormas.mma.gob.cl/archivos/2016/proyectos/639-679.pdf</a></p>
<p>Ministerio de Medio Ambiente Chile (2018). Tercer Informe Bienal de Actualización de Chile sobre Cambio Climático, <a href="https://mma.gob.cl/wp-content/uploads/2018/12/3rd-BUR-Chile-SPanish.pdf">https://mma.gob.cl/wp-content/uploads/2018/12/3rd-BUR-Chile-SPanish.pdf</a></p>
<p>Valdebenito, Víctor (2017). Determinación de emisiones de Carbono Negro a partir de emisiones de material particulado fino en vehículos diésel. Memoria para optar al título de Ingeniero Civil Mecánico, Universidad Técnica Federico Santa María. Profesor guía Mauricio Osses.</p>
<p>Gallardo, L., Barraza, F., Ceballos, A., Galleguillos, M., Huneeus, N., Lambert, F., Ibarra, C., Munizaga, M., O’Ryan, R., Osses, M., Tolvett, S., Urquiza, A., Véliz, K. (2018). <a href="https://www.elementascience.org/articles/10.1525/elementa.293/">Evolution of air quality in Santiago: The role of mobility and lessons from the science-policy interface</a>. <em>Elem Sci Anth</em> (Elementa; Science of the Anthropocene), 6(1), 38.</p>
<p>Araneda, Lucas (2019). Protocolo de adaptación de cargador frontal minero para operar con celdas de combustible a hidrógeno como fuente de potencia. Memoria para optar al título de Ingeniero Civil Mecánico, Universidad Técnica Federico Santa María. Profesor guía Mauricio Osses.</p>
<p>Nicolau, Eduardo (2014). Proyección y evaluación del consumo energético y emisiones del sector transporte en Chile, Memoria para optar al título de Ingeniero Civil Mecánico, Universidad Técnica Federico Santa María. Profesor guía Mauricio Osses.</p>
<p>Instituto Nacional de Estadísticas, INE (2018), Número de vehículos en circulación por uso, según región año 2018.</p>
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			</item>
		<item>
		<title>Cápsula Climática</title>
		<link>https://www.cr2.cl/capsula-climatica/</link>
		
		<dc:creator><![CDATA[Jose Barraza]]></dc:creator>
		<pubDate>Fri, 31 May 2019 19:06:56 +0000</pubDate>
				<category><![CDATA[Sin categoría]]></category>
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					<description><![CDATA[Cápsula Climática es un acto de divulgación del conocimiento científico generado en el (CR)2. El proyecto es una forma de acercamiento de la comunidad científica a la política pública con un dispositivo experimental. EQUIPO CÁPSULA CLIMÁTICA &#160; Cecilia Ibarra Investigadora adjunta (CR)2 &#160; Guadalupe Jiménez Asistente de investigación de línea Gobernanza e Interfaz Ciencia-Política &#160; [&#8230;]]]></description>
										<content:encoded><![CDATA[<p>Cápsula Climática es un acto de divulgación del conocimiento científico generado en el (CR)2. El proyecto es una forma de acercamiento de la comunidad científica a la política pública con un dispositivo experimental.</p>
<h6>EQUIPO CÁPSULA CLIMÁTICA</h6>
<p><img decoding="async" class="wp-image-16602 alignleft" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2018/06/cibarra.jpg" alt="" width="83" height="95" /></p>
<p>&nbsp;</p>
<p><strong>Cecilia Ibarra</strong><br />
Investigadora adjunta (CR)2</p>
<p><img decoding="async" class="size-full wp-image-20879 alignleft" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2019/05/Guadalupe-Jiménez.jpg" alt="" width="83" height="95" /></p>
<p>&nbsp;</p>
<p><strong>Guadalupe Jiménez</strong><br />
Asistente de investigación de línea Gobernanza e Interfaz Ciencia-Política</p>
<p><img loading="lazy" decoding="async" class="size-full wp-image-20880 alignleft" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2019/05/Antoine-Maillet.jpg" alt="" width="83" height="95" /></p>
<p>&nbsp;</p>
<p><strong>Antoine Maillet</strong><br />
Profesor Asistente del Instituto de Asuntos Públicos, Universidad de Chile</p>
<p><img loading="lazy" decoding="async" class="size-full wp-image-20881 alignleft" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2019/05/Luis-Cordero.jpg" alt="" width="83" height="95" /></p>
<p>&nbsp;</p>
<p><strong>Luis Cordero</strong><br />
Investigador Asociado (CR)2</p>
<p><img loading="lazy" decoding="async" class="wp-image-21128 alignleft" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2019/06/Nicole_Tondreau_200.jpg" alt="" width="82" height="94" /></p>
<p>&nbsp;</p>
<p><strong>Nicole Tondreau</strong><br />
Jefa del Área de Comunicaciones (CR)2</p>
<p><img loading="lazy" decoding="async" class="size-full wp-image-20882 alignleft" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2019/05/Michelle-Ferrer.jpg" alt="" width="83" height="95" /></p>
<p>&nbsp;</p>
<p><strong>Michelle Ferrer</strong><br />
Encargada de Prensa y Redes Sociales (CR)2</p>
<p><img loading="lazy" decoding="async" class="size-full wp-image-20883 alignleft" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2019/05/José-Barraza.jpg" alt="" width="83" height="95" /></p>
<p>&nbsp;</p>
<p><strong>José Barraza</strong><br />
Divulgador Científico (CR)2</p>
<p><img loading="lazy" decoding="async" class="size-full wp-image-22344 alignleft" src="https://www.cr2.cl/wp-content/uploads/2019/05/Gis-Cápsula-Climática.jpg" alt="" width="83" height="95" /></p>
<p>&nbsp;</p>
<p><strong>Giselle Ogaz</strong><br />
Diseño Gráfico</p>
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		<item>
		<title>¿Capturan GEI nuestros océanos?</title>
		<link>https://www.cr2.cl/capturan-gei-nuestros-oceanos/</link>
		
		<dc:creator><![CDATA[Jose Barraza]]></dc:creator>
		<pubDate>Fri, 31 May 2019 18:35:11 +0000</pubDate>
				<category><![CDATA[Sin categoría]]></category>
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					<description><![CDATA[Asesora científica: Dra. Laura Farías / Edición: equipo Cápsula Climática Los gases de efecto invernadero (GEI) se encuentran de manera natural en nuestra atmósfera, entre ellos vapor de agua (H2O), dióxido de carbono (CO2), óxido nitroso (N2O), metano (CH4), ozono (O3), clorofluorocarbonos (CFC) 11 y 12, y otros.  Cuando los rayos del sol atraviesan la [&#8230;]]]></description>
										<content:encoded><![CDATA[<p><em>Asesora científica: Dra. Laura Farías / Edición: <a href="https://www.cr2.cl/capsula-climatica/">equipo Cápsula Climática</a></em></p>
<p>Los gases de efecto invernadero (GEI) se encuentran de manera natural en nuestra atmósfera, entre ellos vapor de agua (H2O), dióxido de carbono (CO2), óxido nitroso (N2O), metano (CH4), ozono (O3), clorofluorocarbonos (CFC) 11 y 12, y otros.  Cuando los rayos del sol atraviesan la atmósfera y llegan a la Tierra, ésta se calienta y emite energía infrarroja o térmica. Los GEI absorben parte de esta energía y la irradian en todas direcciones, produciendo el efecto invernadero, que es un proceso natural y que ha otorgado una temperatura estable a la Tierra, permitiendo la evolución de la vida. Sin embargo, si la concentración de GEI aumenta, por ejemplo, por acción humana, más energía infrarroja (calor) queda retenida, produciendo un aumento de la temperatura terrestre.</p>
<p>Dentro de los GEI, el CO2 es el más abundante y permanece en la atmósfera por decenas de años, siendo responsable del 65% del desbalance de energía en el planeta.  El océano cumple un rol de importancia en la captura del CO2 desde la atmósfera, ayudando a mitigar el cambio climático. Esta captura se hace desde de la capa superficial del mar y, por distintos mecanismos, el CO2 es transformado en carbono orgánico o carbonato de calcio, almacenándose en aguas profundas y en los sedimentos marinos, proceso que lleva cientos y miles de años, impidiendo que el CO2 regrese a la atmósfera.</p>
<p>Pero ¿todo el océano captura CO2?</p>
<p>La respuesta es no. El océano tiene un comportamiento heterogéneo; por ejemplo, puede capturar CO2, pero emitir CH4, o emitir ambos al mismo tiempo. La cantidad que se captura o se libera es el resultado de la diferencia de concentración entre la atmósfera y la capa superficial del océano. Existen zonas del mar donde la concentración de CO2 es mayor en el agua superficial que en la atmósfera, por lo que, en esos lugares, el CO2 se libera.</p>
<p>Esto ocurre en zonas donde se observa el proceso de surgencia (en el que el viento mueve las capas superficiales del mar, permitiendo que masas de agua fría de las profundidades, ricas en nutrientes y gases, suban a la superficie), como en el Pacífico ecuatorial, y las costas de Chile y Perú, siendo emisores naturales de CO2, CH4 y N2O a la atmósfera. Es decir, aquí el océano se “desgasifica”. Por tanto, las costas chilenas son fuentes de GEI (e.g., Florez-Leiva et al., 2013; Farías et al., 2015; Farías et al., 2017; Torres et al., 2011).</p>
<p>¿Qué nos depara el futuro?</p>
<p>La cantidad de gas que se puede intercambiar y disolver en el agua depende de la concentración que tenga el gas en la atmósfera, su solubilidad y el viento. La solubilidad depende de la temperatura, a más temperatura menos gas disuelto y a más viento más intercambio. La cantidad de GEI que el océano intercambie con la atmósfera dependerá de una combinación de todos esos factores.</p>
<p>Si el CO2 sigue aumentando en la atmosfera y la temperatura de la superficie del océano no cambia sustancialmente, el CO2 presente en las capas superiores y profundas del océano producirá disminución sostenida del pH, o sea, la acidificación incrementará.</p>
<p>Para el caso de las costas de Chile, donde se espera un incremento de vientos favorables a la surgencia y con ello un enfriamiento de las aguas, habría mayor emisión de GEI (Aguirre et al., 2018), pero el futuro es incierto, pues los océanos tardan varios siglos en absorber y mezclar el CO2 adicional hasta alcanzar un nuevo equilibrio.</p>
<p><strong>Referencias</strong></p>
<p>Aguirre, C., García-Loyola, S., Testa, G., Silva, D. and Farías, L. 2018. <a href="https://www.elementascience.org/article/10.1525/elementa.314/" target="_blank" rel="noopener">Insight into anthropogenic forcing on coastal upwelling off south-central Chile</a>. <em>Elem Sci Anth</em>, 6(1): 59.</p>
<p>Ficha resumen en español: <a href="https://www.cr2.cl/una-mirada-al-forzamiento-antropogenico-de-la-surgencia-costera-en-el-centro-sur-de-chile/" target="_blank" rel="noopener">https://www.cr2.cl/una-mirada-al-forzamiento-antropogenico-de-la-surgencia-costera-en-el-centro-sur-de-chile/</a></p>
<p>Farías, L., Sanzana, K., Sanhueza, S. and Yevenes, M. 2017. <a href="https://link.springer.com/article/10.1007/s12237-017-0241-2" target="_blank" rel="noopener">Dissolved Methane Distribution in the Reloncaví Fjord and Adjacent Marine System During Austral Winter (41°–43° S)</a>. <em>Estuaries and Coasts</em> 40(6):1592-1606</p>
<p>Farías, L., Besoain, V. and García-Loyola, S. 2015. <a href="https://iopscience.iop.org/article/10.1088/1748-9326/10/4/044017" target="_blank" rel="noopener">Presence of nitrous oxide hotspots in the coastal upwelling area off central Chile: an analysis of temporal variability based on ten years of a biogeochemical time series</a>. <em>Environmental Research Letter</em> 10(4): 044017</p>
<p>Florez-Leiva, L., Damm, E. and Farías, L. 2013. <a href="https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S007966111300030X" target="_blank" rel="noopener">Methane production induced by dimethylsulfide in Surface wáter of an upwelling ecosystem</a>. <em>Progress in Oceanography</em> 112-113: 38-48</p>
<p>Torres, R., Pantoja, S., Harada, N., González, E., Daneri, G., Frandopulos, M., Rutllant, J., Duarte, C., Rúiz-Halpern, S., Mayol, E. and Fukasawa, M. 2011. <a href="https://agupubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1029/2010JC006344" target="_blank" rel="noopener">Air‐sea CO2 fluxes along the coast of Chile: From CO2 outgassing in central northern 23 upwelling waters to CO2 uptake in southern Patagonian fjords</a>. <em>Journal of Geophysical Research</em> 116: C09006</p>
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