Clima urbano, planificación sensible al clima y justicia climática urbana en Chile (Prensa Uchile)

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Texto cuenta con un grupo diverso de colaboradores entre los que se destaca Karla Yohannessen, profesora de la Escuela de Salud Pública e investigadora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia CR2.

En el marco del trabajo que realiza el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia CR2 , se acaba de publicar el Policy brief CR2 | Clima urbano, planificación sensible al clima y justicia climática urbana en Chile.

El Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia CR2 es un centro de investigación que reúne a investigadoras e investigadores de las ciencias sociales y naturales con el propósito de generar conocimiento sobre ciencia del clima y la resiliencia desde un enfoque interdisciplinario, y estudiar cómo el cambio climático impacta a los ecosistemas y a la sociedad chilena.

En esta oportunidad se destaca la colaboración de Karla Yohannessen, profesora de la Escuela de Salud Pública, quien junto a Pamela Smith, Eugenia Gayó, Estela Blanco, Pablo Sarricolea, Anahí Urquiza, Marco Billi, investigadores CR2, y Teresita Alcántara, Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey, México, publicaron el nuevo texto.

Policy brief CR2 | Clima urbano, planificación sensible al clima y justicia climática urbana en Chile

  • El clima urbano se caracteriza por la existencia de islas de calor, que implica que las ciudades tengan una temperatura, en general, más alta en relación con su entorno rural.
  • En Chile, se ha verificado que en una misma ciudad hay distintas temperaturas. En verano, la temperatura diurna y nocturna es más baja en los barrios con mayores ingresos y es más alta en los barrios de menores ingresos.
  • En el país no existe un marco legal que garantice a la población experimentar climas urbanos de alta calidad.

El siglo XXI marca un punto de inflexión tanto por la acelerada expansión urbana como por los cada vez más evidentes impactos que genera el cambio climático en nuestras ciudades. En este cruce, la atención -y preocupaciones- sobre cómo se comporta y manifiestan las condiciones climáticas cambiantes dentro de las ciudades comienza a tomar cada vez más protagonismo.

Latinoamérica es una de las regiones más urbanizadas del planeta, con cerca del 80 % de su población habitando en ciudades. En Chile, este fenómeno es aún más evidente, ya que la población urbana alcanza el 88 % (INE, 2017). Es sabido que el crecimiento urbano modifica las coberturas naturales y seminaturales, siendo reemplazadas por usos y coberturas de suelos artificiales que alteran los balances de energía y, por tanto, generan condiciones climáticas diferentes. Este fenómeno se denomina clima urbano, el cual se define por las modificaciones de las condiciones originales de la temperatura, humedad del aire, contaminación, albedo, entre otras.

Usualmente, el clima urbano se caracteriza por la existencia de islas de calor, las que implican que la ciudad posea una temperatura del aire mayor respecto a su entorno rural, lo cual sin duda tiene efectos, por ejemplo, sobre la salud de la población, el confort térmico o la demanda energética para la climatización.

Adicionalmente, bajo los escenarios de cambio climático, se prevé que en el futuro los extremos de temperaturas se intensificarán, aumentando así la frecuencia de olas de calor o el calor nocturno. Estos eventos extremos de temperatura interactúan con las islas de calor, aumentando su intensidad y duración. De acuerdo con las proyecciones futuras (2035-2065) disponibles en la plataforma ARClim, en todas las ciudades aumentaría la ocurrencia de dichos eventos extremos y también la isla de calor urbano (ICU), especialmente en la zona norte y centro del país. Lo anterior es preocupante, ya que la exposición al calor en las personas no solo puede causar agotamiento por calor o insolación, sino que puede producir o exacerbar condiciones de salud (ej. dolor de cabeza, mareos) y agravar las enfermedades crónicas existentes, principalmente, debido a la respuesta cardiovascular frente al calor y la deshidratación.

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