Este domingo 6 de noviembre autoridades mundiales, ministerios de medio ambientes, organismos de la sociedad civil y del sector privado se reunirán en Egipto para dar inicio a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático para buscar acuerdos que limiten el aumento de la temperatura promedio del planeta. Este año, uno de los temas cruciales será el financiamiento de las pérdidas y daños debidos a la crisis climática. «El tema más complejo políticamente será sin duda el que se refiere a arreglos financieros. En este caso se trata de cómo asegurarnos que los efectos adversos del cambio climático, que ya son irreversibles, pueden ser abordados o atenuados por medio de la provisión de recursos financieros desde los países desarrollados, que sean proporcionales o adecuados para hacer frente a esas pérdidas y daños», comentó a El Mostrador el director de Medio Ambiente, Cambio Climático y Océanos del Ministerio de Relaciones Exteriores, Julio Cordano.
Por Emilia Aparicio
Egipto se prepara para ser anfitrión de la COP27 que comienza este domingo 6 de noviembre. La guerra entre Rusia y Ucrania, la inflación y los esfuerzos para recuperarse de la pandemia del COVID-19, son algunas de los eventos que han postergado u obstaculizado las acciones tendientes a combatir el cambio climático. Pese a las advertencias de expertos, las crisis climática sigue avanzando. Peor aún: el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) publicó la semana pasada el informe «La ventana de oportunidad se está cerrando», documento que advierte que los compromisos del Acuerdo de París están cada vez más lejos de cumplirse. El texto señala además que sin una reducción del 45% de los gases de efecto invernadero, no habrá forma de evitar un calentamiento global de más de 1,5ºC.
«Chile llega a la COP27 con la preocupación de que como comunidad internacional no estamos haciendo lo suficiente para cumplir con los objetivos de largo plazo del Acuerdo de París. Esto incluye no sólo las reducciones de emisiones necesarias para cumplir con la meta de los 1,5º, sino también para las metas de adaptación a nivel global y la meta de movilización financiera», expresa el coordinador de la delegación chilena y director de Medio Ambiente, Cambio Climático y Océanos del Ministerio de Relaciones Exteriores, Julio Cordano.
El investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, Marco Billi, reitera que la necesitad de manejo frente a la crisis climática es alarmante, de modo que las negociaciones durante la COP27 son relevantes para resolver los problemas de mitigación y adaptación.
«Ya no tenemos la urgencia de actuar, ya casi es tarde para actuar. Entonces estamos en el momento en que hay que acelerar con mucha fuerza. La presión para cierto compromiso es fuerte, pero además es casi tarde, porque actuar significa que ya estamos conscientes de que el cambio climático no es mañana, y hoy ya tenemos impacto visible y, por ende, irreversible. Entonces ahora ya no es sólo el problema de cómo mitigar, sino también cómo adaptarse y compensar los daños y las pérdidas que ya han pasado», señala el investigador.
En ese sentido América Latina juega un rol particular en las negociaciones de la Conferencia de las Naciones Unidas por el Cambio Climático (COP) de este año. Por un lado, no es la región con más emisiones de carbono y tampoco es la zona más vulnerable económicamente, pero sí es una zona relevante para el desarrollo de energía renovables. De modo que son de suma importancia los acuerdos a los que se lleguen durante las dos semanas que dura el evento. Si bien el tema central de la COP27 serán las pérdidas y daños, Cordano afirma que hay distintos temas que serán abordados durante las negociaciones.
«Uno de los más relevantes es la negociación de un Programa de Trabajo en Mitigación para cerrar, en esta década, la gran brecha de reducción de emisiones que aún existe. Recientes estudios indican que con los esfuerzos actuales no lograremos la meta del Acuerdo de París, y que, lejos de ello, nos estamos encaminando a un calentamiento global de 2,5 grados como mínimo. Por lo tanto, es fundamental que el programa de trabajo que debemos acordar sea efectivo en movilizar voluntades políticas para acelerar la transición hacia economías bajas en emisiones», comenta Cordano.
Para llegar a acuerdos los países son parte de grupos negociadores, Chile es parte de la Asociación Independiente de América Latina y el Caribe (AILAC) junto a Colombia, Costa Rica, Perú, Guatemala, Honduras, Panamá y Paraguay. Cordano señala que junto a este grupo han elaborado posiciones comunes que «que apuntan a construir puentes hacia propuestas ambiciosas. En el caso particular de pérdidas y daños, tenemos desafíos al menos en tres dimensiones: conceptual, institucional y financiera».
«El tema más complejo políticamente será sin duda el que se refiere a arreglos financieros. En este caso se trata de cómo asegurarnos que los efectos adversos del cambio climático, que ya son irreversibles, pueden ser abordados o atenuados por medio de la provisión de recursos financieros desde los países desarrollados, que sean proporcionales o adecuados para hacer frente a esas pérdidas y daños», agrega el directo de medio ambiente, cambio climático y océanos del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Pérdidas y daños
El tema financiero será uno de los ejes de discusión relacionados a pérdidas y daños dado que sólo se cumplió parcialmente la promesa de 100.000 millones de dólares anuales de financiación climática por parte de los países desarrollados.
«En finanzas, estamos negociando nada menos que una nueva meta colectiva de movilización financiera, sobre la base de las necesidades y prioridades de los países en desarrollo. Esto podría permitir construir un estándar no sólo en cuanto a los volúmenes de recursos a ser movilizados, sino también en cuanto a la calidad de esas finanzas. Aquí entra en discusión cuánto es posible confiar en préstamos, los que conducen a menudo a agravar la deuda pública de algunos países en desarrollo que ya tienen niveles altos de endeudamiento», explica Julio Cordano.
Es más: la ministra de Medio Ambiente, Maisa Rojas, junto con la Comisionada del Clima de Alemania, Jennifer Morgan, presidirán las discusiones sobre pérdidas y daños que se desarrollarán durante la COP27. En ese sentido, la directora ejecutiva de Fundación Terram, Flavia Liberona, explica que esta discusión es clave principalmente para países centroamericanos.
«Pérdidas y daños se refiere, digamos, a las pérdidas que hemos o han sufrido los países en relación a cambio climático. Y en ese sentido hay una posición muy fuerte, más bien de los países de Centroamérica, donde los impactos del cambio climático han sido más relevantes y la discusión ahí es cómo se asumen estas pérdidas y daños, y cómo se financian acciones, y también de reparación de las pérdidas que se han ocurrido y han ocurrido», sostiene Liberona.
«La Convención marcó el Cambio climático de alguna manera establece que hay responsabilidades comunes pero diferenciadas. Entonces hay una posición relativamente más dura de los países desarrollados de no hacerse cargo económicamente de las pérdidas y los daños, de no ser que no sean ellos los únicos responsables. Responsabilidad, ese es como el tenor de la de la conversación», agrega.
Transición energética en América Latina
Julio Cordano señala que otro tema crucial para la región es la transición energética. «Somos un continente con grandes potencialidades para contribuir a la transición a nivel global, y también para descarbonizar nuestras economías. Por otra parte, América Latina tiene una estructura de emisiones donde la deforestación juega un rol importante, y ello llama también a una conversación más concentrada en cómo podemos fortalecer la conservación de nuestra masa boscosa y la capacidad de nuestros bosques nativos de ser sumideros de carbono», señala.
«En el caso de Chile, es notoria la ventaja comparativa que hay en Chile para la generación solar y eólica, pero también pensando en el hidrógeno verde como una contribución concreta que podemos hacer desde nuestra región a la descarbonización a nivel global», agrega.
Ley Marco de Cambio Climático
La COP configura una serie de ejes que guía a los gobiernos en la mitigación y adaptación a la crisis climática pero los países también tienen su propia agenda local. Es más, la COP27 es la primera conferencia sobre medio ambiente de las Naciones Unidas en la que participa el Gobierno del Presidente Gabriel Boric, quien desde que asumió busca ser «el primer gobierno ecologista de la historia de Chile».
En ese sentido, Cordano menciona que la participación de Chile en este encuentro internacional «incluye por supuesto una reafirmación de nuestro compromiso con la ambición climática, basada en la ciencia, con nuevas medidas e instrumentos regulatorios como la Ley Marco de Cambio Climático, nuevos anuncios en reducción de emisiones y en políticas de adaptación».
Al respecto, el investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, Marco Billi, señala que Chile tiene muchas ambiciones en relación al combate de la crisis climática. «La Ley Marco de Cambio Climático es una ley muy ambiciosa, potencialmente de mucho impacto, sobre todo por el hecho de que hace vinculante la acción climática, la construcción de planes en todos los niveles territorial y sectoriales que algo como nunca jamás visto en el país. No es solo ordenar la mesa, sino también le pone mucho más énfasis a eso. Y eso potencialmente puede ser un avance importante. Y también, en general, con una mucho mayor conciencia de la necesidad de transversalidad del enfoque de cambio climático dentro de toda la gestión del agua, la gestión energética, la gestión de desastres», sostiene Billi.
Leer en El Mostrador