Un estudio apunta a que la mitad de la escasez hídrica que afecta al río Petorca podría alivianarse con un mejor sistema de gestión del agua. En medio de la pandemia del coronavirus, miles de personas sobreviven con menos de 50 litros de agua diarias por persona, la mitad de lo que la OMS recomienda como un mínimo. El gobierno promovió aumentar al doble la distribución de agua potable a través de camiones aljibes, pero se arrepintió a los pocos días.
Por Francisco Parra
El 8 de abril, Francisco Álvarez Román, seremi de Salud de la V Región, firmó una inédita resolución: “Por los requerimientos de mayor dotación de agua para uso de la comunidad en condición de brote mundial del virus denominado Covid-19, a contar de la fecha de la presente Resolución, el volumen de agua a distribuir para el consumo diario por persona, no podrá ser inferior a 100 litros”, dice el documento. (Ver aquí el dictamen)
100 litros es el mínimo de agua al que debe acceder una persona al día para su consumo e higiene, según estima la Organización Mundial para la Salud (OMS). Esto se ha vuelto aún más relevante en esta época de pandemia del coronavirus. El mismo organismo estima que alrededor de 3 mil millones de personas carecen de acceso a instalaciones básicas de lavado de manos.
La resolución causó sorpresa en la Provincia de Petorca, devastada por la sequía desde hace años. Por la escasez hídrica decretada por la Dirección General de Aguas, los municipios de Petorca, La Ligua y Cabildo reparten un promedio de 50 litros de agua al día por persona a través de camiones aljibes a los distintos comités de Agua Potable Rural (APR) que viven en la zona. Desde que empezó la crisis sanitaria se sumó la Gobernación de Petorca, financiando camiones para que repartan la misma cantidad a más de 6 mil personas. Por eso, desde los distintos organismos estaban expectantes de ver cómo se concretaría el aumento a 100 litros, el doble.
Verónica Vilches, presidenta del APR de San José de Cabildo, también se enteró de la resolución, pero no la creyó. “Las autoridades siempre hablan, pero no pasa nada. El papel puede decir eso, pero la realidad no es así. Si estuvieran comprometidos con los campesinos, nos hubiesen dicho que el camión traería más agua y no es así, porque acá el kilo de paltas es más importante que una persona”, afirma.
No duró mucho la resolución del Seremi. Un nuevo dictamen, publicado el 16 de abril y firmado por el mismo Francisco Álvarez, dejó sin efecto el documento que elevaba el mínimo de litros de agua a repartir, sin argumentar el porqué de la nueva decisión (ver aquí el dictamen).
Los 100 litros mínimos por persona que estima la OMS están lejos de lo que día a día reciben en el APR de San José. Son mil personas y 172 casas las que están inscritas en la comunidad. Todos los días, un camión aljibe dispuesto por el municipio les entrega un promedio de 20 litros de agua por persona. En el país hay un total de 1.876 APR, que agrupan a más de 1 millón 700 mil personas que dependen de este tipo de sistema para tomar agua, ducharse, lavar los platos, cocinar, tirar la cadena y lavarse las manos.
Verónica Vilches cuenta que muchos días tienen que elegir: Lavar la ropa, la loza o las verduras. O bañarse por piezas. A veces terminan organizando una “vaca” y comprando agua a un APR vecino.
La Provincia de Petorca tiene hoy nueve contagiados de coronavirus, según el último informe epidemiológico del Minsal: seis en Petorca, dos en la La Ligua y uno en Cabildo.
Desde la gobernación de Petorca, liderada por María Paz Santelices, cuentan que desde el inicio de la crisis sanitaria han estado activos en el abastecimiento extra de transporte y distribución de agua potable a través de camiones aljibe en las tres comunas antes mencionadas. Consultados respecto al cambio en la resolución de la Seremi de Salud, desde la Gobernación dijeron a Qué Pasa que el intendente Jorge Martínez le pidió a Santelices no referirse al tema, ya que era la propia autoridad sanitaria quién debía responder por el cambio.
Desde el Ministerio de Salud dijeron que las condiciones de distribución de agua mediante camiones aljibes están establecidas en el decreto N°41 de 2016 del Minsal, donde “se especifica que el volumen de agua distribuida para el consumo diario por persona, no podrá ser inferior a 100 litros, salvo aquellos casos calificados por la Autoridad Sanitaria”. Sin embargo, desde enero de 2019 que se autorizó una repartición menor a los 100 litros, precisamente debido a la escasez hídrica. Además, registros en Mercado Público muestran que, por ejemplo, la Gobernación de Petorca ya despachó varias órdenes de compra para entregar agua a distintos APR por los próximos 3 meses, manteniendo los 50 litros por persona.
Desde el Minsal también apuntaron a que es la propia Seremi de Salud quien debe responder por las dos resoluciones mencionadas. Desde ese organismo no dieron respuesta a las consultas hasta el cierre de esta edición.
Para Matías Asúm director de Greenpeace Chile, organización que inició una campaña respecto al acceso al agua en contexto del coronavirus, el gobierno está “dejando en total desprotección a quienes no les alcanza el agua ni para lavarse las manos”. “Exigimos explicaciones claras al gobierno del porqué se dan la atribución de jugar con las personas, quitándoles lo que les habían entregado. El agua debe ser garantizada para todos y especialmente para quienes, durante el coronavirus, están desprotegidos”, agrega.
Greenpeace y Defensoría Ambiental confirmaron que presentarán un recurso de protección en la Corte de Apelaciones de Valparaíso, por todas las familias vulneradas ante la escasez de agua en un contexto de pandemia.
El diputado por la zona, Diego Ibáñez, junto a otros parlamentarios y organizaciones de la sociedad civil, lanzaron otra campaña, en la que pide al gobierno hacer uso de las facultades expropiatorias del Estado de excepción constitucional y disponer del agua para las comunidades más vulnerables. “Este es un problema de distribución más que falta de recursos y en un contexto como este, de pandemia y crisis sanitaria, entregarle el agua a las comunidades que no tienen ni siquiera para lavarse las manos, es sentido común y un gesto de humanidad”, afirma.
“La indolencia de la autoridad llega a ser escandalosa, sus decisiones tienen un impacto real en la vida de las zonas más golpeadas por la crisis hídrica. El agua es un derecho básico, la OMS lo establece como un derecho humano, no puede depender del zigzagueo de la autoridad”, dice respecto al cambio en la resolución de la Seremi.
La cuenca del río Petorca está sufriendo la peor sequía en más de 700 años, según establece un estudio publicado recientemente en la revista MDPI. Académicos de la Universidad Católica de Valparaíso, la Universidad Austral y la Universidad de Chile utilizaron una metodología de anillos de crecimiento de árboles para establecer un modelo matemático que reconstruye el caudal histórico de la cuenca del río.
“Nos dimos cuenta de que esto no había pasado en los últimos 700 años, que los valores promedio del caudal de los últimos 5-10 años son los más bajos de todos los siglos que logramos reconstruir. Esto nos muestra que efectivamente estamos experimentando una sequía muy inusual y severa”, asegura Ariel Muñoz, investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 y académico del Instituto de Geografía de la PUCV.
La actual sequía, explica Muñoz, se explica por varios factores. Por un lado, están las condiciones climáticas: junto a los aumentos de temperaturas de los últimos años, desde hace casi dos siglos que no se viven eventos extremos de precipitación en la zona. La cuenca del río Petorca, que se extiende por 90 kilómetros desde la cordillera de los Andes hasta la costa, no tiene glaciares en sus zonas más altas, lo que la hace ser más dependiente de las precipitaciones de cada año al no tener deshielos en altura como fuente.
En los sectores más altos de la cuenca, la megasequía se puede atribuir exclusivamente a las condiciones meteorológicas de menor precipitación y mayor temperatura. En los lugares más bajos, sin embargo, los cambios en la cuenca se deben a una combinación de lo primero con la extracción excesiva de agua para la agricultura de riego.
“La repartición del agua no consideró el agua total o las variaciones en la disponibilidad del agua. Entonces vemos que se han otorgado más derechos de los que la cuenca pueda retribuir con agua para todos”, dice Muñoz.
El sector agrícola es el que más agua consume de una cuenca cada vez más escasa. La baja de precipitaciones promedio de los últimos años explica el déficit de la cuenca en un 20%, dice el estudio, pero este se duplica cuando se suma la variable de la extracción de agua para agricultura. “Hay una proporción de cuánta menos agua tenemos ahora producto de la sequía, de cuánta precipitación cae cada año, que es del orden del 20% en la cuenca. Sin embargo, si a eso sumamos la cantidad de consumo hídrico para agricultura, llegamos a valores de 40% de déficit hídrico”, explica Muñoz.
“Tenemos un problema difícil de solucionar, pero si miramos con optimismo podemos resolver ese 50% de escasez hídrica que está asociado al manejo, es una oportunidad de hacer un territorio con menos afectados por la escasez hídrica”, dice.
En el estudio analizaron veinte APR de la cuenca río, de las cuales solo dos tienen acceso a directo a fuentes de agua potable, lo que provoca que miles de personas necesiten de un suministro externo, como los camiones aljibes.
Todo esto es sin considerar las extracciones no autorizadas de aguas superficiales y subterráneas. Según el libro El Negocio del Agua, de las periodistas Tania Tamayo y Alejandra Carmona, la DGA fiscalizó once puntos de captación ilegal en Petorca, La Ligua y Cabildo en 2019. Una de ellas terminó con una multa de 144 millones de pesos contra la empresa Agrícola Viento Norte Limitada, cuyo representante legal es Francisco Álamos Jordán, cuñado del senador UDI Juan Antonio Coloma y tío del diputado gremialista del mismo nombre. La empresa instaló una bomba eléctrica a trece metros de profundidad y extrajo ilegalmente “mayor caudal al autorizado”.
Ariel Muñoz dice que “tenemos casi dos mil personas que no tienen agua suficiente para cada día. No queremos seguir con la idea de que hay culpables, pero el sistema que hemos diseñado genera desigualdades y ahora tenemos la oportunidad de corregirlo. Este trabajo nos permite poner una lupa en el problema del agua en Petorca, para entender que por lo menos la mitad de la escasez hídrica podríamos solucionarla con un mejor manejo del agua”.
El investigador explica que la entrega de derechos de agua no solo no tomó en cuenta la cantidad de agua disponible, sino que tampoco la demanda creciente de agua en el territorio, y este estudio puede ser un aporte en ese sentido: “El balance hídrico de las cuencas es fundamental, sobre todo la información a largo plazo. Necesitamos tomar decisiones sobre el manejo de agua en base a muchos datos y registros, cruzar demandas, cómo el clima ha variado y seguirá cambiando”.
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