Carta al director de Maisa Rojas, investigadora de la línea de Modelación y Sistemas de Observación del (CR)2. Publicada en La Tercera el 06 de abril de 2015.
Señor director:
Sobre la nota “ONU recibe primeras propuestas de países para reducir emisiones” publicada el 2 de abril en La Tercera, quisiera adherir a las palabras de Pilar Moraga, con quien trabajo en el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, institución de está redactando sus propuestas para la contribución de Chile al acuerdo vinculante mundial de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
La contribución chilena tendría que ser ambiciosa por una simple pero poderosa razón: no tenemos nada que perder (y todo que ganar).
Chile es vulnerable al cambio climático, tal como ya nos hemos dado cuenta por los eventos de las últimas semanas y meses (sequía, incendios forestales e inundaciones). Es decir, está en nuestro interés que las emisiones no sigan la tendencia actual sino que disminuyan para evitar impactos más severos.
El desarrollo de Energías Renovables No Convencionales (ERNC) es una de las maneras más efectivas que tienen los países para reducir sus emisiones. Invertir en ERNC nos puede proveer la seguridad energética que Chile ha buscado por mucho tiempo, haciéndonos independientes de los mercados internacionales (hoy importamos el 60% de nuestra energía primaria).
Las ERNC han experimentado un auge inesperado en los últimos años (especialmente en 2014), tanto así que es posible que la meta del gobierno de contar con un 20% de ENRC en la matriz energética para 2025 se cumpla varios años antes de la fecha.
Por último, algunos de los co-beneficios de una apuesta aún más decidida por las ERNC, son desarrollo científico, innovación, transferencia tecnológica y el desarrollo de capital humano avanzado, todos objetivos declarados en la Agenda Energética del Ministerio de Energía de 2014.
Proponerse metas altas con una institucionalidad e incentivos correctos parece bastante obvio ante el nuevo escenario mundial del cual todos los países deben hacerse responsables.
Maisa Rojas
Directora del Núcleo Milenio de Paleoclima, Investigadora del (CR)2, Universidad de Chile.
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