Un modelo económico nuevo, una reestructuración social, una nueva relación con el entorno. Son algunas de las frases que han circulado alrededor del mundo para pensar la vida post pandemia. Explora Sur Poniente quiso profundizar en esto desde la ecología y las ciencias atmosféricas conversando con dos destacadas científicas: Nélida Pohl (IEB) y Laura Gallardo (CR2) conmemorando el Día de la Tierra.
Por Catalina Moya Catalán
Uno de los primeros fenómenos que se lograron experimentar con el confinamiento en distintas partes del mundo fue la presencia de animales en centros urbanos y la disminución de emisiones de CO2 en la atmósfera. Sin duda, una señal de que algunas especies están volviendo a ocupar un lugar entre la vida de los humanos. En este sentido, se ha vuelto una interrogante constante desde distintas disciplinas ¿qué relación existe entre el ser humano y el planeta tierra como un sistema integrado?
Para conmemorar el Día de la Tierra el pasado 22 de abril Explora Sur Poniente organizó un Webinario con dos destacadas científicas: Nélida Pohl, Directora de Comunicaciones del Instituto de Ecología y Biodiversidad y Laura Gallardo, académica del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2. La conmemoración de este día es producto de numerosas movilizaciones alrededor del mundo, que buscaban generar conciencia sobre el medioambiente en una época sacudida por la guerra de Vietnam. Es decir, la relación humano-sistema tierra ha sido una preocupación histórica.
Pero, ¿por qué llegamos a integrar a la naturaleza como un agente externo que merece nuestra preocupación?, ¿la relación humano y sistema tierra fue distinta antes? En este escenario la experta en meteorología Laura Gallardo explica “la visión del sistema tierra como un sistema complejo se ha ido conformando con el tiempo, y es en la última década cuando se ha consagrado de manera más profunda a través de una relación entre las distintas disciplinas que la estudian. Esto ha permitido entender las múltiples conexiones que existen entre distintas partes, entre lo biológico y lo inanimado. Volviendo un poco a la concepción griega de que existe una relación entre el aire y el hielo, el hielo y el agua, por poner un ejemplo. Cuando todo esto se combina termina siendo un ser completo”.
Es este ser completo el que se ha visto alterado profundamente por la acción del humano como especie, evidenciando que esa alteración tiene consecuencias graves. La pandemia actual es un ejemplo de esto. Una de las teorías para explicar este fenómeno es la zoonosis, es decir, el traspaso de virus animales a humanos. Esto es bastante común si se consideran las cifras de la PNUMA, que afirman que cada 4 meses emerge en los humanos una nueva enfermedad infecciosa, y que el 75% de éstas provienen de animales. Las causas son múltiples, entre ellas: cambio climático, invasión de hábitat naturales, deforestación, cambio de uso de suelo, producción ganadera o agrícola excesiva, comercio ilegal de vida silvestre, entre otras.
Esta relación poco equilibrada ha generado la preocupación de expertos. En este sentido Nélida Pohl atribuye esta relación a un concepto occidental de desarrollo y de consumo que va más allá de los recursos disponibles, y argumenta “occidente tiene una visión de que somos dueños de la tierra y de que la tierra está ahí para nosotros, pero es la Tierra la que es dueña de nosotros. La ciencia, por su parte, ha contribuido a esa visión siendo una herramienta más para la explotación de los recursos”
El escenario actual, un mundo golpeado por el COVID-19, invita a todos y todas los habitantes del planeta a replantearse qué relación debemos llevar con el ecosistema para poder convivir con este tipo de sucesos. Asimismo, los compromisos de los gobiernos para replantear una economía sustentable y circular ya no pueden esperar, puesto que este tipo de pandemias pueden volver a ocurrir, según advertencias de las Naciones Unidas
Antropoceno
En agosto del 2016 un grupo de expertos en el Congreso Internacional Anual de Geología (IGC por sus siglas en inglés) presentaron un reporte en el que explicaban que en el último tiempo la humanidad ha sido el principal conductor de los procesos geológicos actuales, lo que nos lleva a pensar en una era geológica nueva que ha sido llamada Antropoceno. Es decir, el impacto de las acciones humanas es tan grande que eso se notará en la capa que dejemos sobre la corteza terrestre para la posteridad. Sobre esto la bióloga Nélida Pohl profundiza, “nosotros somos la única especie que ha cambiado tanto la tierra. En la prehistoria profunda hay bacterias que produjeron oxígeno y cambiaron toda la forma de existencia de vida. Nosotros también estamos haciendo lo mismo pero destruyendo la naturaleza de manera inconcebible. Si seguimos así no nos va a quedar planeta para vivir”.
En este sentido, como actividad humana, la ciencia cumple un rol fundamental para posicionarse sobre los desafíos del presente y del futuro. La académica Laura Gallardo señala, “La ciencia es una herramienta que nos ha ayudado a expandirnos en el mundo. Pero es un error pensar que es una herramienta absolutamente técnica (…) cuando uno estudia las ciencias de la tierra, no puede ser imparcial”.
La vinculación entre las disciplinas científicas y la política se ha vuelto una necesidad desde la década de los 60, actualmente el máximo evento para la toma de decisiones en este tema es la Conferencia de las Partes o COP. Por otra parte, la radical disminución de contaminación producto del detenimiento en las acciones propias de la urbanización debido al confinamiento, solo son una señal de que la economía y organización de la productividad no puede seguir en la misma línea en la que iba, y que su transformación no puede ser el aislamiento de la sociedad.
De la crisis a la oportunidad
Buscar una solución a la crisis que estamos viviendo ahora en el planeta no tiene un camino claro. Una vacuna o tratamiento efectivo contra el coronavirus puede tardar años. Pensar a largo plazo este proceso puede ser una buena oportunidad para construir un futuro más sustentable. En este sentido, según Antonio Guterres, secretario general de las Naciones Unidas “la biodiversidad es parte de la solución ya que una diversidad de especies dificulta la propagación rápida de estos patógenos”.
Para estos efectos, mirando hacia una transformación Nélida Pohl afirma, “el capitalismo instaló el axioma de que su modelo es el único posible, y esa visión tiene que cambiar de manera urgente (…) tenemos la data, tenemos la información, tenemos la evidencia. Es momento de hacer algo con eso, es nuestra responsabilidad”.
El compromiso y el trabajo interdisciplinario son fundamentales. Los objetivos concretos están claros gracias a la evidencia científica, y hace algunos años se viene trabajando en ellos de manera pausada y poco ambiciosa. Cada país y cada lugar en el mundo tiene necesidades específicas que deben ser atendidas desde las miradas económica, energética y ambiental basadas en el conocimiento científico. Una catástrofe humana de estas características no puede solo traer consecuencias negativas, también puede impulsarnos hacia una transición justa, responsable y sostenible a lo largo del tiempo.
Fuentes:
https://www.unenvironment.org/resources/emissions-gap-report-2019
https://www.un.org/es/observances/earth-day
https://www.unenvironment.org/interactive/emissions-gap-report/2019/report_es.php
https://www.wearewater.org/es/con-la-naturaleza-no-contra-ella_328941
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