{"id":21820,"date":"2019-08-01T12:26:15","date_gmt":"2019-08-01T16:26:15","guid":{"rendered":"http:\/\/www.cr2.cl\/?p=21820"},"modified":"2019-10-23T18:17:48","modified_gmt":"2019-10-23T21:17:48","slug":"analisis-te-pillamos-po-compadre-las-causas-de-la-megasequia-cr2","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/www.cr2.cl\/analisis-te-pillamos-po-compadre-las-causas-de-la-megasequia-cr2\/","title":{"rendered":"An\u00e1lisis: \u201cTe pillamos po’, compadre\u201d (las causas de la megasequ\u00eda) | (CR)2"},"content":{"rendered":"<p><strong>Ren\u00e9 Garreaud, Profesor Titular del Departamento de Geof\u00edsica, Universidad de Chile. Subdirector del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia, (CR)2<\/strong><\/p>\n<p>Ya estamos a mitad del 2019 y, pese a un par de tormentas muy medi\u00e1ticas, pareciera que este a\u00f1o la megasequ\u00eda de Chile central<a href=\"#_ftn1\" name=\"_ftnref1\">[1]<\/a> cumplir\u00e1 una d\u00e9cada. Pese a que el epicentro de este fen\u00f3meno se ubica, por ahora, entre las regiones de Coquimbo y del Maule (con un 60-70% de d\u00e9ficit), las lluvias se encuentran por debajo de lo normal hasta la regi\u00f3n de Los Lagos (Fig. 1).<\/p>\n<p><a href=\"http:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2019\/08\/Figura-1-1.bmp\"><img loading=\"lazy\" decoding=\"async\" class=\" wp-image-21822 aligncenter\" src=\"http:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2019\/08\/Figura-1-1.bmp\" alt=\"\" width=\"318\" height=\"618\" \/><\/a><\/p>\n<p style=\"text-align: center;\"><em><strong>Figura 1:<\/strong> D\u00e9ficit de precipitaciones al 22 de julio de 2019. Pese a que se aprecian puntos de escasez, principalmente, entre las regiones de Valpara\u00edso y del Maule, tambi\u00e9n se pueden ver algunos hitos hacia el sur. <strong>Fuente:<\/strong> Direcci\u00f3n Meteorol\u00f3gica de Chile, Direcci\u00f3n General de Aguas y Agrimet.<\/em><\/p>\n<p>Como en a\u00f1os anteriores, la falta de precipitaciones es una consecuencia directa del escaso n\u00famero de sistemas frontales cruzando la zona central de nuestro pa\u00eds, lo que a su vez se debe a una anormal presencia de altas presiones en sectores subtropicales del Pacifico sur oriental (frente a las costas de Chile) y de bajas presiones sobre la periferia Ant\u00e1rtica (Fig. 2). La combinaci\u00f3n de estas altas y bajas presiones -una estructura dipolar- ha estado actuando durante los \u00faltimos a\u00f1os, ocasionando la megasequ\u00eda, y sus causas son develadas en un art\u00edculo recientemente publicado en el <em><a href=\"https:\/\/rmets.onlinelibrary.wiley.com\/doi\/full\/10.1002\/joc.6219\">International Journal of Climatology<\/a><a href=\"#_ftn2\" name=\"_ftnref2\"><strong>[2]<\/strong><\/a><\/em>. En este trabajo, varias hip\u00f3tesis emergieron del an\u00e1lisis de datos observados, las que luego fueron validadas con experimentos num\u00e9ricos con modelos clim\u00e1ticos globales.<\/p>\n<p><a href=\"http:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2019\/08\/Figura-2.bmp\"><img loading=\"lazy\" decoding=\"async\" class=\"size-full wp-image-21823 aligncenter\" src=\"http:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2019\/08\/Figura-2.bmp\" alt=\"\" width=\"1073\" height=\"806\" \/><\/a><\/p>\n<p style=\"text-align: center;\"><em><strong>Figura 2:<\/strong> En los paneles superiores se muestran \u00a0las presiones anormalmente altas (+) y bajas (-) distribuidas geogr\u00e1ficamente frente a las costas de Chile y de la Ant\u00e1rtica, tanto para la megasequia como para lo que llevamos del actual invierno. <strong>Fuente:<\/strong> NOAA-EEUU.<\/em><em>\u00a0 <\/em><\/p>\n<p>Hist\u00f3ricamente, este dipolo de anomal\u00edas de presi\u00f3n ocurr\u00eda durante los a\u00f1os de La Ni\u00f1a, lo que ten\u00eda como consecuencia bajas precipitaciones en el pa\u00eds; mientras que una fase opuesta (con mayores precipitaciones), ocurr\u00eda durante los a\u00f1os de El Ni\u00f1o. Ambos fen\u00f3menos son parte de El Ni\u00f1o Oscilaci\u00f3n Sur (ENSO, por sus siglas en ingl\u00e9s), un proceso c\u00edclico y natural que ha tenido una presencia muy discreta en la \u00faltima d\u00e9cada.<\/p>\n<p>\u00bfQu\u00e9 ha mantenido esta estructura dipolar durante la \u00faltima d\u00e9cada causando la megasequ\u00eda? La respuesta es un marcado calentamiento en el Pacifico subtropical sur occidental (cerca de Nueva Zelanda), el que produce un patr\u00f3n que favorece la presencia de estas altas y bajas presiones y la consiguiente sequ\u00eda en Chile central (Figs. 2 y 3). Cabe se\u00f1alar que el origen de este calentamiento no est\u00e1 completamente claro, pero est\u00e1 parcialmente asociado a la Oscilaci\u00f3n Decadal del Pacifico. Dado su origen, aparentemente natural, es posible que esta alteraci\u00f3n se revierta en la pr\u00f3xima d\u00e9cada, lo que aliviar\u00eda parcialmente las condiciones de sequ\u00eda en el centro-sur de Chile.<\/p>\n<p>Pero tambi\u00e9n hay un segundo elemento que favorece a la megasequ\u00eda y que viene a confirmar resultados previos<a href=\"#_ftn3\" name=\"_ftnref3\">[3]<\/a>: las perturbaciones humanas. Estas alteraciones, principalmente la disminuci\u00f3n del ozono estratosf\u00e9rico y el aumento de gases de efecto invernadero, han contribuido de manera secundaria a la mantenci\u00f3n de la megasequ\u00eda, pues ayudan a debilitar los vientos del oeste (\u201coestes\u00bb) en los subtr\u00f3picos y los intensifica en latitudes m\u00e1s altas, disminuyendo la frecuencia de sistemas frontales en el centro-sur de Chile (Fig. 3). Aunque esta componente humana es por ahora menor (cerca de un cuarto de la se\u00f1al), se diferencia del elemento natural, pues se mantendr\u00e1 durante todo el siglo 21, generando un gradual secamiento en la zona, cuya intensidad depender\u00e1, exclusivamente, de la humanidad.<\/p>\n<p><img loading=\"lazy\" decoding=\"async\" class=\" wp-image-21824 aligncenter\" src=\"http:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2019\/08\/Figura-3-300x169.jpg\" alt=\"\" width=\"578\" height=\"326\" srcset=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2019\/08\/Figura-3-300x169.jpg 300w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2019\/08\/Figura-3-768x432.jpg 768w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2019\/08\/Figura-3-1024x576.jpg 1024w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2019\/08\/Figura-3-696x392.jpg 696w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2019\/08\/Figura-3-1068x601.jpg 1068w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2019\/08\/Figura-3-747x420.jpg 747w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2019\/08\/Figura-3.jpg 1280w\" sizes=\"(max-width: 578px) 100vw, 578px\" \/><\/p>\n<p style=\"text-align: center;\"><em><strong>Figura 3:<\/strong> Anomal\u00edas de temperatura superficial del mar (TSM) y circulaci\u00f3n atmosf\u00e9rica durante sequ\u00edas en Chile central. Los colores celeste y azul indican TSM por debajo del promedio y los colores amarillos y rojos indican TSM por encima del promedio. El globo de la izquierda muestra el escenario de sequ\u00edas hist\u00f3ricas en Chile central, cuando el fen\u00f3meno de La Ni\u00f1a \u00a0causaba el dipolo de altas y bajas presiones, reduciendo las tormentas que llegaban a nuestra regi\u00f3n.\u00a0 En el globo de la derecha, se muestra el escenario de la megasequ\u00eda 2010-2019, donde el calentamiento subtropical del Pac\u00edfico sur occidental mantiene el dipolo de presi\u00f3n sobre el Pac\u00edfico sur-oriental. Tambi\u00e9n se muestra el impacto en los vientos del oeste (\u201coestes\u201d) causados por la acci\u00f3n humana (forzamiento antropog\u00e9nico).<\/em><\/p>\n<h5>Referencias<\/h5>\n<p><a href=\"#_ftnref1\" name=\"_ftn1\">[1]<\/a> R. Garreaud, C. \u00c1lvarez-Garret\u00f3n, J. Barichivich, J.P. Boisier, D.A. Christie, M. Galleguillos, C. LeQuesne, J. McPhee, M. Zambrano-Bigiarini, 2017: <a href=\"https:\/\/www.hydrol-earth-syst-sci.net\/21\/6307\/2017\/\">The 2010-2015 mega drought in Central Chile: Impacts on regional hydroclimate and vegetation<\/a>.\u00a0<em>Hydrol. Earth Syst. Sci.,<strong>\u00a0<\/strong><\/em><strong>21<\/strong>, 1\u201321, https:\/\/doi.org\/10.5194\/hess-21-1-2017<\/p>\n<p><a href=\"#_ftnref2\" name=\"_ftn2\">[2]<\/a> R. Garreaud, JP. Boisier, R. Rondanelli, A. Montecinos, H. Sep\u00falveda and D. Veloso-\u00c1guila, 2019: <a href=\"https:\/\/rmets.onlinelibrary.wiley.com\/doi\/full\/10.1002\/joc.6219\">The Central Chile Mega Drought (2010-2018): A Climate dynamics perspective<\/a>. <em>International Journal of Climatology<\/em>. 1-19. https:\/\/doi.org\/10.1002\/joc.6219<\/p>\n<p><a href=\"#_ftnref3\" name=\"_ftn3\">[3]<\/a> Bosier, J.P., R. Rondanelli,\u00a0R. Garreaud, F. Mu\u00f1oz, 2016: <a href=\"https:\/\/agupubs.onlinelibrary.wiley.com\/doi\/full\/10.1002\/2015GL067265\">Natural and anthropogenic contributions to the Southeast Pacific precipitation decline and recent mega-drought in central Chile<\/a>.\u00a0<em>Geophys. Res. Lett.,\u00a0<\/em><strong>43<\/strong>, doi:10.1002\/2015GL067265<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"<p>Ren\u00e9 Garreaud, Profesor Titular del Departamento de Geof\u00edsica, Universidad de Chile. Subdirector del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia, (CR)2 Ya estamos a mitad del 2019 y, pese a un par de tormentas muy medi\u00e1ticas, pareciera que este a\u00f1o la megasequ\u00eda de Chile central[1] cumplir\u00e1 una d\u00e9cada. 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