{"id":31389,"date":"2021-05-17T17:48:36","date_gmt":"2021-05-17T21:48:36","guid":{"rendered":"http:\/\/www.cr2.cl\/?p=31389"},"modified":"2021-07-26T10:44:24","modified_gmt":"2021-07-26T14:44:24","slug":"analisis-pucha-que-la-revuelven-el-impacto-del-cambio-climatico-en-el-sur-de-chile-cr2","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/www.cr2.cl\/analisis-pucha-que-la-revuelven-el-impacto-del-cambio-climatico-en-el-sur-de-chile-cr2\/","title":{"rendered":"An\u00e1lisis: \u00a1Pucha que la revuelven! (El impacto del cambio clim\u00e1tico en el sur de Chile) | (CR)2"},"content":{"rendered":"<p><em>Ren\u00e9 D. Garreaud,\u00a0Departamento de Geof\u00edsica de la Universidad de Chile, y subdirector del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2<\/em><\/p>\n<h6><strong>Otro caf\u00e9<\/strong><\/h6>\n<p>Mientras espero a X voy por la segunda taza de caf\u00e9. Revuelvo el l\u00edquido y veo c\u00f3mo se hunde la superficie en el centro (Figura 1a). La presi\u00f3n en el fondo de la taza -cu\u00e1nto pesa el l\u00edquido- es proporcional a la altura del caf\u00e9, as\u00ed que he generado una baja presi\u00f3n. Incluso despu\u00e9s de retirar la cuchara el l\u00edquido sigue girando, pues hay un balance entre la fuerza de gradiente de presi\u00f3n (que apunta hacia las bajas presiones) y la fuerza centr\u00edfuga (que apunta hacia los bordes de la taza).<\/p>\n<p>El movimiento en la taza de caf\u00e9 tiene algunas similitudes con lo que ocurre en nuestro planeta. Entre los 40\u00b0 y 60\u00b0 de latitud del Hemisferio Sur, el viento en los primeros kil\u00f3metros sobre la superficie proviene principalmente desde el oeste (por ejemplo, sopla desde el Pacifico hacia la costa chilena) formando el c<em>intur\u00f3n de los oestes<\/em>, con intensidades m\u00e1ximas alrededor de los 50\u00b0S (Magallanes en nuestro caso, Figura 1b). As\u00ed como en la taza de caf\u00e9, los vientos del oeste tambi\u00e9n se mantienen por un balance de dos fuerzas: la de gradiente de presi\u00f3n y la de Coriolis. Esta \u00faltima aparece debido a la rotaci\u00f3n del planeta y apunta hacia el norte (Figura 1b). La fuerza de presi\u00f3n debe, entonces, apuntar hacia el sur, consistente con un anillo hemisf\u00e9rico de altas presiones en los subtr\u00f3picos (entre los 25\u00b0S y 35\u00b0S, aproximadamente, y hasta los 40\u00b0S en verano) y un sector de bajas presiones sobre la Ant\u00e1rtica (latitudes altas). La presencia de los continentes modifica parcialmente este patr\u00f3n en forma de anillo, y en los subtr\u00f3picos observamos grandes centros de alta presi\u00f3n sobre los oc\u00e9anos, como el Anticicl\u00f3n del Pacifico suroriental frente al norte de Chile. M\u00e1s al sur, en cambio, el cintur\u00f3n de los oestes es apenas afectado por el extremo sur de Sudam\u00e9rica.<\/p>\n<p style=\"text-align: center;\"><a href=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-1.jpg\"><img loading=\"lazy\" decoding=\"async\" class=\" td-modal-image alignnone wp-image-31391 size-large\" src=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-1-1024x419.jpg\" alt=\"\" width=\"696\" height=\"285\" srcset=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-1-1024x419.jpg 1024w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-1-300x123.jpg 300w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-1-768x314.jpg 768w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-1-696x285.jpg 696w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-1-1068x437.jpg 1068w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-1-1027x420.jpg 1027w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-1.jpg 1071w\" sizes=\"(max-width: 696px) 100vw, 696px\" \/><\/a><strong><em>Figura 1.<\/em><\/strong><em> (a) El balance de fuerzas del caf\u00e9 que est\u00e1 girando requiere que la superficie del l\u00edquido se hunda, formando una baja presi\u00f3n en el centro de la taza (letra B) y altas presiones en el borde (letras A).\u00a0 (Foto: I. Garreaud). FGP es la fuerza de gradiente de presi\u00f3n y FCEN es la fuerza centr\u00edfuga. (b) El mapa muestra el promedio de largo plazo (1980-2010) de la magnitud del viento soplando en la direcci\u00f3n este-oeste (componente zonal) en el nivel de 700 hPa, a unos 3 km sobre el nivel del mar. Los colores azules indican viento del oeste (soplando desde el oeste) y los colores rojos indican viento del este. La l\u00ednea gris indica el eje del cintur\u00f3n de los oestes que da la vuelta al planeta en latitudes medias. La l\u00ednea amarilla indica el eje de altas presiones en latitudes subtropicales (aunque estas son interrumpidas sobre los continentes). Las fuerzas en este caso son FGP (fuerza de gradiente de presi\u00f3n) y FCOR (fuerza de Coriolis).<\/em><\/p>\n<h6><strong>El v\u00f3rtice polar<\/strong><\/h6>\n<p>Pero la atm\u00f3sfera es m\u00e1s complicada que mi taza de caf\u00e9. Por ejemplo, la diferencia de temperatura entre los subtr\u00f3picos y las latitudes altas provoca que la intensidad del viento del oeste aumente con la altura, llegando a un m\u00e1ximo a unos 10-12 km de altura, el tope de la trop\u00f3sfera. En los meses de invierno, este contraste de temperatura entre la estratosfera polar (m\u00e1s fr\u00eda y en completa oscuridad) y el aire m\u00e1s c\u00e1lido hacia el norte, produce que la rapidez del viento del oeste contin\u00fae aumentando hasta llegar a un segundo m\u00e1ximo a unos 35 km de altura, formando el denominado <em>V\u00f3rtice Polar<\/em> (Figura 2).<\/p>\n<p style=\"text-align: center;\"><a href=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-2.jpg\"><img loading=\"lazy\" decoding=\"async\" class=\" td-modal-image alignnone wp-image-31392 size-full\" src=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-2.jpg\" alt=\"\" width=\"979\" height=\"528\" srcset=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-2.jpg 979w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-2-300x162.jpg 300w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-2-768x414.jpg 768w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-2-696x375.jpg 696w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-2-779x420.jpg 779w\" sizes=\"(max-width: 979px) 100vw, 979px\" \/><\/a><strong><em>Figura 2.<\/em><\/strong><em> Promedio de la componente zonal (este-oeste) del viento a distintas alturas entre el polo sur y el polo norte durante el invierno (junio-julio-agosto).<\/em><em> El promedio es en el tiempo (entre 1980 y 2010) y todas las longitudes del planeta (0-360\u00b0W). La barra de colores indica la magnitud del viento zonal en m\/s. Los colores azules indican viento del oeste (soplando desde el oeste) y los colores rojos indican viento del este. La l\u00ednea gruesa corresponde a la tropopausa separando la trop\u00f3sfera y estrat\u00f3sfera. VP: v\u00f3rtice polar; CChST: Corriente en chorro subtropical; CO: cintur\u00f3n de los oestes; TE: estes tropicales; CChFP: Corriente en chorro del frente polar. Fuente de datos: NCEP-NCAR reanalysis.<\/em><\/p>\n<p>En primavera, cuando el sol comienza a iluminar nuevamente la estrat\u00f3sfera polar, gran parte de los rayos ultravioleta (UV) son absorbidos en una reacci\u00f3n fotoqu\u00edmica que involucra una continua destrucci\u00f3n y regeneraci\u00f3n del ozono (O<sub>3<\/sub>) estratosf\u00e9rico, entre unos 15 y 30 km de altura. As\u00ed, la energ\u00eda que transportaban los rayos UV se transforma en un <a href=\"https:\/\/www.cr2.cl\/filas-en-el-supermercado-y-cambio-climatico-primera-parte\/\">movimiento molecular que es sin\u00f3nimo de un aumento de temperatura<\/a>. Este progresivo calentamiento de la estrat\u00f3sfera polar comienza a disminuir el contraste de temperatura entre los subtr\u00f3picos y el polo que mencionamos anteriormente, de forma que el v\u00f3rtice polar se debilita y desaparece entre mediados de octubre y comienzos de noviembre (Figura 3). En este periodo, el aire de la estrat\u00f3sfera tropical, rico en O<sub>3<\/sub>, comienza a mezclarse hacia el sur, aumentando la concentraci\u00f3n de este gas en la estrat\u00f3sfera polar.<\/p>\n<h6><strong>Una taza de t\u00e9<\/strong><\/h6>\n<p>Sigo esperando, pero ahora con una taza de t\u00e9, y pienso c\u00f3mo el v\u00f3rtice en la estrat\u00f3sfera polar interact\u00faa con la circulaci\u00f3n de la trop\u00f3sfera, que es donde ocurren la mayor\u00eda de los fen\u00f3menos del tiempo y clima que nos afectan directamente. En el invierno de los a\u00f1os 2002 y 2019, por ejemplo, se produjeron anomal\u00edas de circulaci\u00f3n troposf\u00e9rica que inyectaron una gran cantidad de calor a trav\u00e9s de la tropopausa (el l\u00edmite trop\u00f3sfera-estrat\u00f3sfera) hacia la estrat\u00f3sfera sobre la Ant\u00e1rtica, provocando un \u201c<a href=\"https:\/\/www.cr2.cl\/analisis-calentamiento-subito-estratosferico-no-guarden-los-paraguas-cr2\/\">calentamiento s\u00fabito estratosf\u00e9rico<\/a>\u201d (SSW por sus siglas en ingl\u00e9s) entre fines de agosto y mediados de septiembre. Este SSW adelant\u00f3 el t\u00e9rmino del v\u00f3rtice polar a fines de septiembre (Figura 3a) y produjo un r\u00e1pido incremento del O<sub>3 <\/sub>en la estrat\u00f3sfera polar (Lim et al. 2021).<\/p>\n<p>Por el contrario, la primavera del 2020 fue muy fr\u00eda en la estrat\u00f3sfera polar, intensificando el v\u00f3rtice, el que persisti\u00f3 hasta fines de noviembre (Figura 3b). Este v\u00f3rtice intenso y longevo contribuy\u00f3 a mantener aislada la estrat\u00f3sfera polar, registr\u00e1ndose, hacia fines del a\u00f1o 2020, valores muy bajos de O<sub>3<\/sub> en relaci\u00f3n con otros a\u00f1os en la misma fecha.<\/p>\n<p style=\"text-align: center;\"><a href=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-3.jpg\"><img loading=\"lazy\" decoding=\"async\" class=\" td-modal-image alignnone wp-image-31393 size-large\" src=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-3-1024x942.jpg\" alt=\"\" width=\"696\" height=\"640\" srcset=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-3-1024x942.jpg 1024w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-3-300x276.jpg 300w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-3-768x706.jpg 768w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-3-696x640.jpg 696w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-3-1068x982.jpg 1068w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-3-457x420.jpg 457w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-3.jpg 1121w\" sizes=\"(max-width: 696px) 100vw, 696px\" \/><\/a><strong><em>Figura 3.<\/em><\/strong><em> Variaci\u00f3n tiempo-altura del viento zonal sobre la Ant\u00e1rtica (promedio 60-90\u00b0S) para: (a) el a\u00f1o 2019 y (b) el a\u00f1o 2020. Notar las grandes diferencias durante noviembre a unos 10-20 km de altura, ilustrada por los mapas (globos), con el viento en el nivel de 70 hPa para el 15 de noviembre de ambos a\u00f1os. Fuente de datos: Climate Prediction Center, National Weather Center, USA.<\/em><\/p>\n<p>As\u00ed como los procesos en la trop\u00f3sfera se pueden transmitir a la estrat\u00f3sfera, las diferencias en duraci\u00f3n e intensidad del v\u00f3rtice polar en la estrat\u00f3sfera tambi\u00e9n se pueden transmitir hacia la trop\u00f3sfera y alcanzar la superficie del planeta. Una analog\u00eda (imperfecta) es mi taza de t\u00e9: revuelvo arriba y puedo ver como se mueven las hojas en el fondo. En el caso de la atm\u00f3sfera, el mecanismo de propagaci\u00f3n hacia abajo no es del todo claro, pero sabemos que sus efectos tardan entre dos y tres meses en llegar cerca de la superficie. Por ejemplo, en los a\u00f1os 2002 y 2019, con un SSW y t\u00e9rmino prematuro del v\u00f3rtice polar en septiembre, se observ\u00f3 un debilitamiento de los vientos del oeste en la trop\u00f3sfera baja, en la periferia ant\u00e1rtica (al sur del eje del cintur\u00f3n), y una intensificaci\u00f3n del viento en latitudes medias hacia finales de ambos a\u00f1os (Figura 4a). Por el contrario, el s\u00faper v\u00f3rtice de 2020 contribuy\u00f3 a apretar el cintur\u00f3n de los oestes contra la periferia ant\u00e1rtica y debilitar el flujo en latitudes medias entre noviembre de ese a\u00f1o y febrero del 2021 (Figura 4b).<\/p>\n<p><a href=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-4.jpg\"><img loading=\"lazy\" decoding=\"async\" class=\" td-modal-image aligncenter wp-image-31394 size-large\" src=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-4-1024x596.jpg\" alt=\"\" width=\"696\" height=\"405\" srcset=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-4-1024x596.jpg 1024w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-4-300x175.jpg 300w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-4-768x447.jpg 768w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-4-696x405.jpg 696w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-4-1068x622.jpg 1068w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-4-721x420.jpg 721w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-4.jpg 1092w\" sizes=\"(max-width: 696px) 100vw, 696px\" \/><\/a><\/p>\n<p style=\"text-align: center;\"><strong><em>Figura 4.<\/em><\/strong><em> (a) Anomal\u00edas (diferencia respecto al promedio hist\u00f3rico, Fig. 1b) de la componente zonal del viento en el nivel de 700 hPa (aproximadamente 3 km de altura) para la primavera (octubre-diciembre) de los a\u00f1os 2002 y 2019 (ambos combinados) en que el v\u00f3rtice polar termino prematuramente debido a un SSW. La l\u00ednea gris indica el eje del cintur\u00f3n de los oestes. Notar el viento oeste m\u00e1s intenso al norte del eje (afectando a la Patagonia norte, cuadro negro) y m\u00e1s d\u00e9bil al sur del eje (sobre la periferia ant\u00e1rtica).\u00a0 (b) Como el panel (a), pero con las anomal\u00edas del viento zonal en el verano 2020-2021 (diciembre-febrero). El v\u00f3rtice polar fue muy intenso y de larga duraci\u00f3n en la primavera del 2020, contribuyendo a intensificar el viento del oeste en la trop\u00f3sfera baja sobre la periferia ant\u00e1rtica, en contraste con oestes m\u00e1s d\u00e9biles en latitudes medias (afectando a la Patagonia norte). Fuente de datos: NCEP-NCAR Reanalysis.<\/em><\/p>\n<p>Pero la historia no termina all\u00ed, pues, como vimos, la intensidad de los oestes y la latitud del m\u00e1ximo van de la mano con la diferencia norte-sur de presiones sobre todo el hemisferio sur, incluyendo el Pacifico suroriental. De hecho, en la primavera de los a\u00f1os 2002 y 2019, los oestes fueron d\u00e9biles al sur de los 50\u00b0S, relacionado a presiones por debajo del promedio hist\u00f3rico en latitudes medias y presiones sobre lo normal en la Ant\u00e1rtica. Esta configuraci\u00f3n corresponde a la fase negativa del modo anular del sur (SAM, por sus siglas en ingl\u00e9s), la que permite un mayor paso de tormentas desde el Pacifico hacia el sur de Chile (Damiani et al. 2020). Esto explica, por ejemplo, que en la primavera del 2002 llovi\u00f3 m\u00e1s del doble que el promedio en la zona norte de la Patagonia chilena (Figura 5).<\/p>\n<p>Por el contrario, los vientos del oeste anormalmente intensos cerca de la periferia ant\u00e1rtica entre fines del 2020 y comienzo del 2021, se asociaron a presiones sobre lo normal hasta los 50\u00b0S y bajo lo normal sobre la Ant\u00e1rtica. Esta es la fase positiva de SAM e incluye al oc\u00e9ano Pac\u00edfico adyacente a la costa chilena, resultando en uno de los veranos m\u00e1s secos en el registro de la Patagonia (Figura 5).<\/p>\n<p style=\"text-align: center;\"><a href=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-5.jpg\"><img loading=\"lazy\" decoding=\"async\" class=\" td-modal-image aligncenter wp-image-31395 \" src=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-5.jpg\" alt=\"\" width=\"568\" height=\"560\" srcset=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-5.jpg 817w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-5-300x296.jpg 300w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-5-768x757.jpg 768w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-5-696x686.jpg 696w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-5-426x420.jpg 426w\" sizes=\"(max-width: 568px) 100vw, 568px\" \/><\/a><strong><em>Figura 5<\/em><\/strong><em>. Series de la lluvia acumulada en la estaci\u00f3n El Tepual (Puerto Montt, DMC) en invierno (abril-octubre, l\u00ednea con c\u00edrculos azules) y verano (noviembre-marzo, el a\u00f1o corresponde a enero, l\u00ednea con c\u00edrculos rojos). Valores entre 1950 y 2021 (72 a\u00f1os de datos). Las l\u00edneas rectas indican la tendencia entre 1960 y 2020, que, en t\u00e9rminos relativos, son -6%\/d\u00e9cada en invierno y -12%\/d\u00e9cada en verano. En el caso del verano se destaca la temporada 2002-03, luego de un SSW y t\u00e9rmino anticipado del v\u00f3rtice polar en la primavera 2002, y el verano 2020-21, luego de un s\u00faper v\u00f3rtice en la primavera 2020.<\/em><\/p>\n<h6><strong>Agreguemos un poco de carbono y cloro<\/strong><\/h6>\n<p>En las secciones anteriores hemos descrito las fuertes variaciones que pueden ocurrir entre un a\u00f1o y otro en la estrat\u00f3sfera polar y c\u00f3mo repercuten en el clima de la zona sur de Chile. Pero existen, adem\u00e1s, tendencias de largo plazo causadas por los humanos. Partamos con el incremento de la concentraci\u00f3n de gases con efecto invernadero (GEI, como el di\u00f3xido de carbono y el metano) en la trop\u00f3sfera, debido, mayormente, al uso de combustibles f\u00f3siles y a la expansi\u00f3n de la agricultura. Argumentos te\u00f3ricos, modelos num\u00e9ricos y observaciones revelan en forma consistente que el incremento de los GEI provoca un aumento de la temperatura del aire especialmente intenso en la parte alta de la trop\u00f3sfera tropical y subtropical, pero que se extiende a toda la trop\u00f3sfera y a la mayor parte de la superficie del planeta (Figura 6). En contraste, la estrat\u00f3sfera sufre un enfriamiento debido al incremento de los GEI.<\/p>\n<p style=\"text-align: center;\"><a href=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-6.jpg\"><img loading=\"lazy\" decoding=\"async\" class=\" td-modal-image aligncenter wp-image-31396 size-full\" src=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-6.jpg\" alt=\"\" width=\"916\" height=\"577\" srcset=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-6.jpg 916w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-6-300x189.jpg 300w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-6-768x484.jpg 768w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-6-696x438.jpg 696w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-6-667x420.jpg 667w\" sizes=\"(max-width: 916px) 100vw, 916px\" \/><\/a><strong><em>Figura 6.<\/em><\/strong><em> Tendencia de la temperatura del aire durante el siglo 20 a distintas alturas entre el polo sur y el polo norte, promediada sobre todas las longitudes del planeta (0-360\u00b0W) y meses del a\u00f1o. La l\u00ednea punteada corresponde a la tropopausa separando la trop\u00f3sfera y estrat\u00f3sfera. Las tendencias fueron calculadas en base a un modelo que incluye forzantes naturales (como erupciones volc\u00e1nicas) y antropog\u00e9nicas (aumento de GEI y disminuci\u00f3n del ozono estratosf\u00e9rico). Fuente: Adaptado de Sanders et al. 2003.<\/em><\/p>\n<p>Junto con los GEI, en los a\u00f1os 60 los sistemas de refrigeraci\u00f3n y otros procesos comenzaron a emplear una mol\u00e9cula sintetizada llamada clorofluorocarbono (CFC). El CFC es muy estable en la trop\u00f3sfera, pero cuando llega a la estrat\u00f3sfera act\u00faa como un catalizador de la destrucci\u00f3n del ozono. Una de las primeras evidencias de la destrucci\u00f3n del O<sub>3<\/sub> estratosf\u00e9rico por encima de su ciclo natural fue el marcado aumento de la radiaci\u00f3n UV que comenz\u00f3 a llegar a la superficie del polo sur.<\/p>\n<p>La mayor p\u00e9rdida de ozono ocurre entre los 15 y 30 km de altura durante los meses de primavera (Figura 7; \u00a1Esto da para varios caf\u00e9s m\u00e1s!), produciendo el denominado \u201cagujero de la capa de ozono\u201d sobre las latitudes altas del hemisferio sur (Figura 8). Menos O<sub>3<\/sub> significa menos absorci\u00f3n de los UV, lo que genera un sustancial enfriamiento del aire entre los 13 y 20 km de altura sobre el polo sur. El enfriamiento ha ocurrido desde los a\u00f1os 70 hasta la actualidad y es m\u00e1s intenso en los meses de primavera y verano (Figura 7). Como veremos a continuaci\u00f3n, esta disminuci\u00f3n del ozono estratosf\u00e9rico ha sido reconocido como el factor m\u00e1s importante en el cambio clim\u00e1tico sobre el hemisferio sur durante la segunda parte del siglo 20 (e.g., Polvani et al. 2011).<\/p>\n<p style=\"text-align: center;\"><a href=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-7.jpg\"><img loading=\"lazy\" decoding=\"async\" class=\" td-modal-image aligncenter wp-image-31397 size-large\" src=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-7-1024x604.jpg\" alt=\"\" width=\"696\" height=\"411\" srcset=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-7-1024x604.jpg 1024w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-7-300x177.jpg 300w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-7-768x453.jpg 768w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-7-696x411.jpg 696w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-7-1068x630.jpg 1068w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-7-712x420.jpg 712w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-7.jpg 1141w\" sizes=\"(max-width: 696px) 100vw, 696px\" \/><\/a><strong><em>Figura 7.<\/em><\/strong><em> Cambios de la temperatura (colores) y concentraci\u00f3n de ozono (l\u00edneas segmentadas) entre 1980 y 2010 en la estrat\u00f3sfera y trop\u00f3sfera sobre la Ant\u00e1rtica (60-90\u00b0S). Los cambios se calculan en cada nivel vertical y para cada mes del a\u00f1o, revelando la fuerte disminuci\u00f3n del O<sub>3<\/sub> en la estrat\u00f3sfera durante primavera y un marcado enfriamiento unos meses despu\u00e9s. Fuente de datos: NCEP-NCAR Reanalysis and NASA Ozone Watch.<\/em><\/p>\n<p style=\"text-align: center;\"><a href=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-8.jpg\"><img loading=\"lazy\" decoding=\"async\" class=\" td-modal-image aligncenter wp-image-31398 \" src=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-8.jpg\" alt=\"\" width=\"570\" height=\"457\" srcset=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-8.jpg 845w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-8-300x240.jpg 300w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-8-768x615.jpg 768w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-8-696x558.jpg 696w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-8-524x420.jpg 524w\" sizes=\"(max-width: 570px) 100vw, 570px\" \/><\/a><strong><em>Figura 8.<\/em><\/strong><em> Evoluci\u00f3n del \u00e1rea del agujero de ozono sobre latitudes altas del hemisferio sur en los meses de octubre, desde 1979 a 2020. Las barras celestes indican los valores diarios m\u00e1ximo y m\u00ednimo dentro del mes. El agujero corresponde a la zona con valores de ozono bajo 220 unidades Dobson, una medida del contenido este gas en toda la columna atmosf\u00e9rica. En el caso de octubre 2020 (mapa superior) el agujero es la zona en color azul y violeta. Fuente de datos: NASA Ozone Watch, USA.<\/em><\/p>\n<p>Como la trop\u00f3sfera se extiende hasta unos 13-15 km de altura en latitudes bajas, pero solo hasta unos 9-10 km en latitudes altas, las tendencias opuestas de calentamiento en la trop\u00f3sfera tropical-subtropical y de enfriamiento en la estrat\u00f3sfera polar han resultado en un marcado incremento en la diferencia norte-sur de temperaturas en esas alturas (Figura 6). Aunque esto ocurre en todas las \u00e9pocas del a\u00f1o, el aumento de ese contraste t\u00e9rmico es m\u00e1s extremo entre septiembre y diciembre (que es cuando el enfriamiento estratosf\u00e9rico polar es mayor), contribuyendo a intensificar el v\u00f3rtice polar durante la primavera y extender su duraci\u00f3n hacia los meses de verano.<\/p>\n<h6><strong>Tendencias clim\u00e1ticas locales<\/strong><\/h6>\n<p>La intensificaci\u00f3n del v\u00f3rtice polar en la estrat\u00f3sfera se ha propagado hacia la trop\u00f3sfera, intensificando los vientos del oeste y apretando el cintur\u00f3n contra la periferia ant\u00e1rtica en las \u00faltimas tres a cuatro d\u00e9cadas (Figura 9). Diversas observaciones muestran que, efectivamente, el SAM ha presentado una tendencia significativa hacia su fase positiva, un aspecto sin precedentes en registros de larga data, siendo m\u00e1s intenso en verano. En forma similar a lo que ocurri\u00f3 en el verano 2020\/2021, la tendencia positiva de SAM se asocia a un incremento de las presiones entre los 30\u00b0 y 45\u00b0S y un debilitamiento de la intensidad de los vientos del oeste en esa banda. Ambos factores, finalmente, producen una disminuci\u00f3n de las precipitaciones en la zona centro sur de Chile (Figura 5).<\/p>\n<p style=\"text-align: center;\"><a href=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-9.jpg\"><img loading=\"lazy\" decoding=\"async\" class=\" td-modal-image aligncenter wp-image-31399 size-large\" src=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-9-1024x578.jpg\" alt=\"\" width=\"696\" height=\"393\" srcset=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-9-1024x578.jpg 1024w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-9-300x169.jpg 300w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-9-768x433.jpg 768w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-9-696x393.jpg 696w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-9-1068x602.jpg 1068w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-9-745x420.jpg 745w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/05\/Figura-9.jpg 1310w\" sizes=\"(max-width: 696px) 100vw, 696px\" \/><\/a><strong><em>Figura 9<\/em><\/strong><em>. Modelo conceptual de la conexi\u00f3n entre la estrat\u00f3sfera polar y la trop\u00f3sfera en la zona extratropical del hemisferio sur para: (a) la condici\u00f3n hist\u00f3rica y (b) los cambios en las \u00faltimas cuatro d\u00e9cadas debido al efecto antropog\u00e9nico.<\/em><\/p>\n<p>La disminuci\u00f3n de las precipitaciones en la Patagonia norte (regiones de Los Lagos y Ays\u00e9n) durante los meses de verano es la m\u00e1s significativa que se registra en el pa\u00eds (Boisier et al. 2018). Cuando variaciones naturales como El Ni\u00f1o se superponen a esta tendencia, el resultado son intensas sequ\u00edas que pueden extenderse desde el verano hasta el oto\u00f1o y son capaces de alterar las condiciones hidrobiol\u00f3gicas en esta compleja zona costera. De hecho, las mayores sequ\u00edas de la \u00faltima d\u00e9cada aparecen como un factor importante en intensos y masivos florecimientos de algas nocivas (marea roja) y otros problemas ambientales que hemos presenciado (Le\u00f3n Mu\u00f1oz et al. 2018; Garreaud 2018).<\/p>\n<p>Aunque se ha evidenciado una recuperaci\u00f3n del O<sub>3<\/sub> estratosf\u00e9rico gracias al protocolo de Montreal, que en 1987 prohibi\u00f3 el uso de los CFC (Figura 8, \u00bfuna historia de \u00e9xito?), el aumento sostenido de los GEI continuar\u00e1 empujando al SAM hacia su fase positiva (Ablaster et al. 2011) con las consecuencias que hemos visto. Los modelos de predicci\u00f3n clim\u00e1tica prev\u00e9n en forma muy consistente que la tendencia al secamiento y calentamiento continuar\u00e1 en las pr\u00f3ximas d\u00e9cadas (Aguayo et al. 2018; Aguayo et al. 2021) sobre la parte norte de Patagonia, aunque con magnitudes que depender\u00e1n del nivel de emisiones de GEI a nivel global en el futuro cercano.<\/p>\n<p>En contraste con lo anterior, la tendencia observada y proyectada de aumento de los vientos del oeste en la periferia de la Ant\u00e1rtica lograr\u00eda alcanzar el extremo sur del continente, incluyendo parte de la regi\u00f3n de Magallanes, y deber\u00eda producir un ligero aumento en la precipitaci\u00f3n estival en esta zona. En el centro-sur (desde la regi\u00f3n de Valpara\u00edso hasta La Araucan\u00eda) tambi\u00e9n se ha constatado una baja en las precipitaciones de invierno desde los a\u00f1os 80, la cual se ha intensificado en la \u00faltima d\u00e9cada, dando lugar a la Megasequ\u00eda. En este caso, la tendencia positiva de SAM tambi\u00e9n es parte de la historia, aunque esta a\u00fan sea d\u00e9bil en invierno (Fogt &amp; Marshall 2020), sum\u00e1ndose otros fen\u00f3menos, como <a href=\"https:\/\/www.cr2.cl\/la-mancha-calida-del-oceano-pacifico-y-olas-de-calor-en-chile\/\">la mancha c\u00e1lida al otro lado del Pacifico<\/a>, que contribuyen de manera importante al secamiento de Chile central (Garreaud et al. 2019).<\/p>\n<p>Por \u00faltimo (ahora X me espera), el incremento de presiones a nivel del mar en torno a los 40\u00b0S refuerza el viento del sur a lo largo de la costa del centro-sur de Chile (Figura 9b). Este incremento de los vientos del sur promueve la surgencia costera, el ascenso de aguas profundas, m\u00e1s fr\u00edas y pobres en ox\u00edgeno, hacia la superficie del mar, lo que podr\u00eda ser una de las causas del enfriamiento costero que observamos durante varias d\u00e9cadas (Grez et al. 2020).<\/p>\n<p>A\u00fan hay muchas interrogantes sobre en la forma en que el cambio clim\u00e1tico afecta y afectar\u00e1 a nuestro pa\u00eds. Aunque las tendencias en las condiciones medias son robustas y significativas, los eventos ambientales extremos, que producen los mayores impactos, usualmente requieren de la ocurrencia de alguna anomal\u00eda clim\u00e1tica producto de la variabilidad natural del sistema. Los rangos y distribuci\u00f3n de la variabilidad interna las conocemos medianamente en el clima actual, pero son mayormente desconocidas en el futuro. Con todo esto, hay mucho que hacer y descubrir, pero por ahora, pago las dos tazas de caf\u00e9, el t\u00e9 y nos vamos.<\/p>\n<h5><strong>Referencias<\/strong><\/h5>\n<p>Aguayo, R. J.Le\u00f3n\u2011Mu\u00f1oz, R. Garreaud, A. Montecinos, 2021: Hydrological droughts in the southern Andes (40\u201345\u00b0S) from an ensemble experiment using CMIP5 and CMIP6 models. <em>Scientific Reports<\/em>, 11:530. \u00a0<a href=\"https:\/\/doi.org\/10.1038\/s41598-021-84807-4\">https:\/\/doi.org\/10.1038\/s41598-021-84807-4<\/a><\/p>\n<p>Aguayo, R. J. Leon, J. Vargas-Baecheler, A. Montecinos, R. Garreaud, M. Urbina, D. Soto and J. Iriarte, 2019: The Glass Half-Empty: Climate Change Drives Lower Freshwater Input in the Coastal System of the Chilean Northern Patagonia. Climatic Change. <a href=\"https:\/\/doi.org\/10.1007\/s10584-019-02495-6\">https:\/\/doi.org\/10.1007\/s10584-019-02495-6<\/a><\/p>\n<p>Arblaster, J., Meehl, G. and Karoly, D., 2011: Future climate change in the Southern Hemisphere: Competing effects of ozone and greenhouse gases. <em>Geophysical Research Letters<\/em>, <strong>38<\/strong>, <a href=\"https:\/\/doi.org\/10.1029\/2010GL045384\">https:\/\/doi.org\/10.1029\/2010GL045384<\/a><\/p>\n<p>Boisier, J.P., C. Alvarez-Garreton, R. Cordero, A. Damian, L. Gallardo, R. Garreaud, F. Lambert, C. Ramallo, M. Rojas, R. Rondanelli, 2019: Anthropogenic drying in central-southern Chile evidenced by long term observations and climate model simulations. <em>Elem Sci Anth<\/em>, <strong>6<\/strong>, 74. DOI: <a href=\"http:\/\/doi.org\/10.1525\/elementa.328\">http:\/\/doi.org\/10.1525\/elementa.328<\/a><\/p>\n<p>Damiani, A., R. Cordero, P. Llanillo, S. Feron, J.P. Boisier, R. Garreaud, R. Rondanelli, H. Irie, S. Watanabe, 2020: Connection Between Antarctic Ozone and Climate: Interannual Precipitation Changes in the Southern Hemisphere. Atmosphere 11 (6), 579; <a href=\"https:\/\/www.mdpi.com\/2073-4433\/11\/6\/579\">doi:10.3390\/atmos11060579<\/a><\/p>\n<p>Fogt, R. and G. Marshall, Gareth, 2020: \u00a0The Southern Annular Mode: variability, trends, and climate impacts across the Southern Hemisphere. <em>Wiley Interdisciplinary Reviews: Climate Change<\/em>, <strong>11<\/strong>, <a href=\"https:\/\/onlinelibrary.wiley.com\/doi\/abs\/10.1002\/wcc.652\">DOI: 10.1002\/wcc.652<\/a><\/p>\n<p>Garreaud, R., 2018: Record-breaking climate anomalies lead to severe drought and environmental disruption in Western Patagonia in 2016. <em>Climate Research<\/em>, <strong>74<\/strong>, 217-229. <a href=\"https:\/\/doi.org\/10.3354\/cr01505\">https:\/\/doi.org\/10.3354\/cr01505<\/a><\/p>\n<p>Garreaud, R., JP. Boisier, R. Rondanelli, A. Montecinos, H. Sep\u00falveda and D. Veloso-\u00e1guila, 2019: The Central Chile Mega Drought (2010-2018): A Climate dynamics perspective. International Journal of Climatology. 1-19. <a href=\"https:\/\/doi.org\/10.1002\/joc.6219\">https:\/\/doi.org\/10.1002\/joc.6219<\/a><\/p>\n<p>Grez, P.W., Aguirre, C., Far\u00edas, L. et al. Evidence of climate-driven changes on atmospheric, hydrological, and oceanographic variables along the Chilean coastal zone. Climatic Change 163, 633\u2013652 (2020). <a href=\"https:\/\/doi.org\/10.1007\/s10584-020-02805-3\">https:\/\/doi.org\/10.1007\/s10584-020-02805-3<\/a><\/p>\n<p>Le\u00f3n-Mu\u00f1oz, J., M. Urbina, R. Garreaud and J.L. Iriarte, 2018: Hydroclimatic conditions trigger record harmful algal bloom in western Patagonia (summer 2016). <em>Scientific Reports<\/em>, <strong>8<\/strong>, 1330, <a href=\"https:\/\/www.nature.com\/articles\/s41598-018-19461-4\">DOI:10.1038\/s41598-018-19461-4<\/a><\/p>\n<p>Lim, E., H. Hendon, A. Butler, D. W. Thompson, Z.Lawrence, A. Scaife, T. Shepherd, I. Polichtchouk, H. Nakamura, C. Kobayashi, R. Comer, L. Coy, A. Dowdy, R. Garreaud, P. Newman and G. Wang, 2021: The 2019 Southern Hemisphere stratospheric polar vortex weakening and its impacts. <em>Bulletin of the American Meteorological Society<\/em>, <a href=\"https:\/\/journals.ametsoc.org\/view\/journals\/bams\/aop\/BAMS-D-20-0112.1\/BAMS-D-20-0112.1.xml\">DOI 10.1175\/BAMS-D-20-0112.1<\/a><\/p>\n<p>Polvani, L., D. Waugh, G. Correa, and S. Son, 2011: Stratospheric Ozone Depletion: The Main Driver of Twentieth-Century Atmospheric Circulation Changes in the Southern Hemisphere. <em>J. of Climate<\/em>, <strong>23<\/strong>, 795\u2013812. <a href=\"https:\/\/doi.org\/10.1175\/2010JCLI3772.1\">https:\/\/doi.org\/10.1175\/2010JCLI3772.1<\/a><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"<p>Ren\u00e9 D. 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