{"id":34836,"date":"2021-11-30T13:03:11","date_gmt":"2021-11-30T16:03:11","guid":{"rendered":"http:\/\/www.cr2.cl\/?p=34836"},"modified":"2022-01-18T09:57:02","modified_gmt":"2022-01-18T12:57:02","slug":"analisis-cr2-hacia-un-mejor-pronostico-de-las-olas-de-calor-en-la-zona-centro-sur-de-chile","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/www.cr2.cl\/analisis-cr2-hacia-un-mejor-pronostico-de-las-olas-de-calor-en-la-zona-centro-sur-de-chile\/","title":{"rendered":"An\u00e1lisis (CR)2 |\u00a0Hacia un mejor pron\u00f3stico de las olas de calor en la zona centro-sur de Chile"},"content":{"rendered":"<p><em>Mart\u00edn Jacques Coper, investigador principal Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, y Christian Segura, Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2<\/em><\/p>\n<p>Nunca y en ning\u00fan lugar pasan inadvertidas las olas de calor (OC). Esto es particularmente cierto durante el verano en la zona centro-sur de Chile, la que se extiende, aproximadamente, desde la Regi\u00f3n de Valpara\u00edso hasta la Regi\u00f3n de Los Lagos.<\/p>\n<p>Durante los \u00faltimos a\u00f1os hemos presenciado OC excepcionales. Una de ellas tuvo como consecuencia los grandes incendios forestales de enero y febrero de 2017 (Bowman et al., 2018), que causaron un elevad\u00edsimo costo social, ecol\u00f3gico y material. En particular, los incendios arrasaron m\u00e1s de 570.000 hect\u00e1reas, una extensi\u00f3n que excedi\u00f3 en m\u00e1s de diez veces el promedio de las d\u00e9cadas anteriores (Gonz\u00e1lez et al., 2019). En ese a\u00f1o, varios r\u00e9cords de temperatura m\u00e1xima fueron superados en Chile central, incluyendo los 42.2 \u00baC en Los \u00c1ngeles (DMC, 2017).<\/p>\n<p>Eventos de intens\u00edsima magnitud ocurrieron tambi\u00e9n en el a\u00f1o 2019. Por ejemplo, la OC m\u00e1s larga registrada en Curic\u00f3 se extendi\u00f3 por 17 d\u00edas desde fines de enero (Blunden y Arndt, 2020), y, luego, otra OC impact\u00f3 desde Los R\u00edos hasta Magallanes a comienzos de febrero, marcando el r\u00e9cord de 38.5 \u00baC en Valdivia (DMC, 2019) y propiciando el desarrollo del incendio de Cochrane, que afect\u00f3 m\u00e1s de 15.000 hect\u00e1reas de vegetaci\u00f3n (Gonz\u00e1lez et al., 2019). As\u00ed, la relevancia del estudio de las olas de calor es evidente, tanto desde la perspectiva de los impactos que generan como desde un enfoque meteorol\u00f3gico centrado en sus causas. Por ello, gracias al apoyo de un proyecto de investigaci\u00f3n<a href=\"#_ftn1\" name=\"_ftnref1\">[1]<\/a>, hemos estado abocados a comprender y describir varios aspectos relacionados con su ocurrencia, y este an\u00e1lisis sintetiza los hallazgos de <a href=\"https:\/\/rmets.onlinelibrary.wiley.com\/doi\/abs\/10.1002\/joc.7096\">Jacques-Coper et al. (2021)<\/a>.<\/p>\n<p>Partimos se\u00f1alando que una ola de calor es un evento durante el cual la temperatura es persistentemente m\u00e1s c\u00e1lida que lo normal, al menos por tres d\u00edas. Para estudiar las OC, usamos registros de temperatura de distintas estaciones meteorol\u00f3gicas y tambi\u00e9n reconstrucciones hist\u00f3ricas de la circulaci\u00f3n atmosf\u00e9rica generadas por modelos computacionales. <strong>En primer lugar, quisimos saber si la atm\u00f3sfera sobre Chile exhibe una configuraci\u00f3n meteorol\u00f3gica particular durante la ocurrencia de una OC<\/strong>. Descubrimos que estos eventos suelen ocurrir hasta cuatro veces por verano y duran, en promedio, cinco d\u00edas. Adem\u00e1s, identificamos que son consecuencia del paso de un anticicl\u00f3n migratorio (un sistema de alta presi\u00f3n) por el sur de Chile, el que hace que el cielo sobre Chile central tienda a estar despejado, lo que aumenta la radiaci\u00f3n solar y calienta la atm\u00f3sfera baja. Adem\u00e1s, en sectores precordilleranos y cordilleranos se promueve un viento del Este relativamente seco y c\u00e1lido llamado Puelche. Estos factores, en conjunto, pueden causar un aumento marcado y sostenido de la temperatura, como es t\u00edpico durante una OC (Figura 1).<\/p>\n<p style=\"text-align: center;\"><a href=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/11\/Figura-1.png\"><img loading=\"lazy\" decoding=\"async\" class=\" td-modal-image aligncenter wp-image-34873 size-large\" src=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/11\/Figura-1-1024x761.png\" alt=\"\" width=\"696\" height=\"517\" srcset=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/11\/Figura-1-1024x761.png 1024w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/11\/Figura-1-300x223.png 300w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/11\/Figura-1-768x570.png 768w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/11\/Figura-1-80x60.png 80w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/11\/Figura-1-265x198.png 265w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/11\/Figura-1-485x360.png 485w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/11\/Figura-1-696x517.png 696w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/11\/Figura-1-1068x793.png 1068w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/11\/Figura-1-565x420.png 565w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/11\/Figura-1.png 1396w\" sizes=\"(max-width: 696px) 100vw, 696px\" \/><\/a><\/p>\n<p style=\"text-align: center;\"><em><strong>Figura 1:<\/strong> Configuraci\u00f3n sin\u00f3ptica promedio de olas de calor de verano en Chile central, considerando la escala sin\u00f3ptica-intraestacional.\u00a0Fue<wbr><\/wbr>nte: Proyecto ANID\/FONDECYT\/11170486, dise\u00f1ado por Paulina G. Monje.<\/em><\/p>\n<p><strong>En segundo lugar, nos abocamos a estudiar si esta configuraci\u00f3n meteorol\u00f3gica podr\u00eda estar propiciada, a su vez, por alg\u00fan fen\u00f3meno que ocurra antes y en alg\u00fan lugar lejano a donde se manifiesta finalmente la OC. A este tipo de relaciones clim\u00e1ticas las llamamos <em>teleconexiones<\/em>.<\/strong> As\u00ed, descubrimos que la frecuencia y la intensidad de los ciclones y anticiclones migratorios en el Sur de Chile pueden tener una relaci\u00f3n con fen\u00f3menos clim\u00e1ticos que ocurren en los tr\u00f3picos, particularmente en el oc\u00e9ano \u00cdndico, el Continente Mar\u00edtimo (al norte de Australia, donde est\u00e1 Indonesia) y el oc\u00e9ano Pac\u00edfico. En esas regiones suele haber, alternadamente, periodos prolongados de lluvias o cielos despejados sobre vastas \u00e1reas. Cuando all\u00e1 hay precipitaciones persistentes, sabemos que grandes masas de aire ascienden y forman nubes, lo que llamamos \u00abconvecci\u00f3n profunda\u00bb (Figura 2 B). Cuando ocurre, esta convecci\u00f3n profunda se desplaza de Oeste a Este por los tr\u00f3picos de manera bastante regular, fen\u00f3meno denominado \u00abOscilaci\u00f3n de Madden-Julian\u00bb (MJO, por sus siglas en ingl\u00e9s). Como una manera de conocer la ubicaci\u00f3n de esta convecci\u00f3n, los tr\u00f3picos se dividen en ocho sectores longitudinales llamados fases. Una fase se dice \u201cactiva\u201d si presenta una convecci\u00f3n notoria. En particular, si esta convecci\u00f3n est\u00e1 presente sobre Indonesia y al noreste de Australia, decimos que la MJO est\u00e1 en fase 4 activa. A trav\u00e9s de los d\u00edas, las fases activas de la MJO avanzan a la fase 5 (convecci\u00f3n a\u00fan sobre el Continente Mar\u00edtimo), luego a la 6, a la 7 (convecci\u00f3n sobre el Pac\u00edfico Occidental) y, finalmente, a la 8 (convecci\u00f3n sobre el Pac\u00edfico central y \u00c1frica). Pero la convecci\u00f3n activa en fase 4 es la que m\u00e1s nos importa, pues desde all\u00ed se pueden desencadenar ondas en la atm\u00f3sfera que se propagan hasta Sudam\u00e9rica en el plazo de una a dos semanas (Figura 2 C), alcanzando la zona centro-sur de Chile (momento en que la convecci\u00f3n ya se encuentra en la fase 6), favoreciendo la intensificaci\u00f3n de un anticicl\u00f3n sobre el sur del pa\u00eds. Es decir, justamente la configuraci\u00f3n atmosf\u00e9rica asociada a altas temperaturas. De esta forma, nuestra investigaci\u00f3n mostr\u00f3 que la temperatura de verano en Chile central suele ser m\u00e1s alta en las fases MJO 6 a 8 activas.<\/p>\n<p>De esta manera, nuestro trabajo devel\u00f3 que cuando se da una convecci\u00f3n intensa o persistente en la fase 4 de la MJO, es muy probable que se desencadene una serie de fen\u00f3menos atmosf\u00e9ricos que concluya en una ola de calor en el pa\u00eds (Figura 2 D), por lo que la <strong>fase 4 activa de la MJO es un <em>precursor<\/em> de las olas de calor en Chile central<\/strong>. En otras palabras, aproximadamente tras una o dos semanas de observar este precursor, la probabilidad de ocurrencia de OC aumenta en la regi\u00f3n, por lo que ciertas olas de calor se podr\u00edan predecir con dos semanas de anticipaci\u00f3n.<\/p>\n<p>Pero eso no es todo. Adem\u00e1s de los tr\u00f3picos, tambi\u00e9n nos enfocamos en los extra-tr\u00f3picos (latitudes medias) para buscar precursores de OC. Gracias a nuestra investigaci\u00f3n, descubrimos otra se\u00f1al atmosf\u00e9rica en el oc\u00e9ano \u00cdndico (Figura 2 A), al sureste de Sud\u00e1frica, que tambi\u00e9n suele anteceder por aproximadamente dos\u00a0 semanas a ciertas OC en Chile central. Por lo tanto, esta se\u00f1al fue identificada como otro precursor. Para poder monitorear, es decir observar y cuantificar este precursor, definimos un \u00edndice que llamamos SETI (la sigla de \u201c\u00edndice extra-tropical estandarizado\u201d en ingl\u00e9s). Dicho \u00edndice se puede emplear para estudiar el pasado, pero tambi\u00e9n el presente y futuro. Actualmente, cada d\u00eda calculamos un valor de SETI a partir de datos computacionales. Cuando el SETI es muy alto, sabemos que el precursor extra-tropical est\u00e1 activado. <strong>Estos dos precursores, tanto la MJO como SETI (y, especialmente, ambos juntos) nos sirven como informaci\u00f3n para pronosticar mejor ciertas olas de calor en Chile Central hasta con dos semanas de antelaci\u00f3n.<\/strong><\/p>\n<p><a href=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/11\/Figura-2.jpg\"><img loading=\"lazy\" decoding=\"async\" class=\" td-modal-image aligncenter wp-image-34842 size-large\" src=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/11\/Figura-2-1024x1021.jpg\" alt=\"\" width=\"696\" height=\"694\" srcset=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/11\/Figura-2-1024x1021.jpg 1024w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/11\/Figura-2-150x150.jpg 150w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/11\/Figura-2-300x300.jpg 300w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/11\/Figura-2-768x766.jpg 768w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/11\/Figura-2-696x694.jpg 696w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/11\/Figura-2-1068x1065.jpg 1068w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/11\/Figura-2-421x420.jpg 421w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2021\/11\/Figura-2.jpg 1280w\" sizes=\"(max-width: 696px) 100vw, 696px\" \/><\/a><\/p>\n<p style=\"text-align: center;\"><strong><em>Figura 2: Viendo los dos precursores de olas de calor en Chile central.<\/em><\/strong><em>\u00a0 (A) Entre 16 y 14 d\u00edas antes de una ola de calor se aprecia una circulaci\u00f3n an\u00f3mala (dipolo) en el oc\u00e9ano \u00cdndico. (B) Aproximadamente dos semanas antes de una ola de calor, una convecci\u00f3n profunda se encuentra en la denominada fase 4. (C) Cada uno de estos fen\u00f3menos genera un tren de ondas, los cuales se juntan y se refuerzan y se mueven hacia Sudam\u00e9rica. (D) Luego de dos semanas, este tren de ondas reforzado llega hasta Chile provocando una ola de calor en la zona centro-sur. Fuente: Proyecto ANID\/FONDECYT\/11170486, dise\u00f1ado por Paulina G. Monje (modificado para efectos de este an\u00e1lisis).<\/em><\/p>\n<p>Este tipo de investigaciones pretende conocer mejor el comportamiento de la atm\u00f3sfera y la manera en que se gatillan eventos meteorol\u00f3gicos extremos. En particular, seg\u00fan investigaciones en curso, las olas de calor pueden tener efectos en el desarrollo de incendios forestales, el deshielo en cuencas cordilleranas (lo que incide en los caudales) y eventos de floraciones algales. Por ello, avanzar en la identificaci\u00f3n de precursores de las olas de calor es fundamental para la prevenci\u00f3n y mitigaci\u00f3n de sus impactos socioambientales negativos. Espec\u00edficamente, anticipar su ocurrencia puede contribuir a extremar las precauciones respecto a otros factores de impacto controlables, como en el caso de incendios forestales. Adicionalmente, este conocimiento puede servir para organizar de manera m\u00e1s oportuna y eficiente los recursos necesarios para la mitigaci\u00f3n de eventuales consecuencias de OC. Por de pronto, para refinar nuestros resultados, estaremos monitoreando atentamente la temporada de verano 2021\/2022 desde la meteorolog\u00eda.<\/p>\n<h5><strong>Nota<\/strong><\/h5>\n<p><a href=\"#_ftnref1\" name=\"_ftn1\">[1]<\/a> Este estudio fue particularmente financiado por el proyecto ANID\/FONDECYT\/11170486 <em>Heat waves in Central Chile and their predictability: our possible tropical connection<\/em><\/p>\n<h5><strong>Referencias\u00a0 <\/strong><\/h5>\n<p>Blunden, J. and Arndt, D.S. (2020) <a href=\"https:\/\/journals.ametsoc.org\/view\/journals\/bams\/101\/8\/2020BAMSStateoftheClimate.xml\">State of the climate in 2019<\/a>. <em>Bulletin of the American Meteorological Society<\/em>, 101, Si-S429.<\/p>\n<p>Bowman DMJS, Moreira-Mun\u0303oz A, Kolden CA, et al (2019) <a href=\"https:\/\/link.springer.com\/article\/10.1007\/s13280-018-1084-1\">Human\u2013environmental drivers and impacts of the globally extreme 2017 Chilean fires<\/a>. <em>Ambio<\/em> 48:350\u2013362. doi: 10.1007\/s13280-018-1084-1<\/p>\n<p>DMC (2017) Informe Clima\u0301tico Especial: Enero 2017: un mes de re\u0301cords. Santiago de Chile, Chile; <a href=\"https:\/\/www.yumpu.com\/es\/document\/read\/56849766\/enero-2017-un-mes-de-records\">https:\/\/www.yumpu.com\/es\/document\/read\/56849766\/enero-2017-un-mes-de-records<\/a><\/p>\n<p>DMC (2019) <a href=\"https:\/\/blog.meteochile.gob.cl\/2019\/02\/04\/el-calor-sigue-batiendo-records\/\">El calor sigue batiendo r\u00e9cord<\/a>. Disponible en: https:\/\/blog.meteochile.gob.cl\/2019\/02\/04\/el-calor-sigue-batiendo-records\/<\/p>\n<p>Gonza\u0301lez ME, Sapiains R, Go\u0301mez-Gonza\u0301lez S, et al (2020) <a href=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2020\/01\/Informe-CR2-IncendiosforestalesenChile.pdf\">Incendios forestales en Chile: causas, impactos y resiliencia<\/a>. Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, U. de Chile, U. Concepcio\u0301n y U. Austral Chile 3\u201380<\/p>\n<p>Jacques-Coper, M, Veloso-Aguila, D, Segura, C, Valencia, A. Intraseasonal teleconnections leading to heat waves in central Chile. Int J Climatol. 2021; 41: 4712\u2013 4731. <a href=\"https:\/\/doi.org\/10.1002\/joc.7096\">https:\/\/doi.org\/10.1002\/joc.7096<\/a><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"<p>Mart\u00edn Jacques Coper, investigador principal Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, y Christian Segura, Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 Nunca y en ning\u00fan lugar pasan inadvertidas las olas de calor (OC). 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