{"id":39514,"date":"2023-04-06T16:26:51","date_gmt":"2023-04-06T20:26:51","guid":{"rendered":"http:\/\/www.cr2.cl\/?p=39514"},"modified":"2023-06-14T18:55:17","modified_gmt":"2023-06-14T22:55:17","slug":"analisis-cr2-viene-el-nino-tomemos-la-noticia-con-calma","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/www.cr2.cl\/analisis-cr2-viene-el-nino-tomemos-la-noticia-con-calma\/","title":{"rendered":"An\u00e1lisis (CR)2 | \u00a1Viene El Ni\u00f1o!&#8230; Tomemos la noticia con calma"},"content":{"rendered":"<p><em>Ren\u00e9 D. Garreaud, director del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 y Diego Campos, Direcci\u00f3n Meteorol\u00f3gica de Chile (DMC). Editado por Jos\u00e9 Barraza, divulgador cient\u00edfico (CR)2<\/em><\/p>\n<h6><strong>Temperando las expectativas<\/strong><\/h6>\n<p>Aunque la habilidad de predecir el fen\u00f3meno de El Ni\u00f1o Oscilaci\u00f3n del Sur (ENOS) es m\u00ednima en esta \u00e9poca del a\u00f1o (limitante conocida como <em>spring barrier<\/em>, ver <a href=\"https:\/\/agupubs.onlinelibrary.wiley.com\/doi\/pdfdirect\/10.1002\/2015GL064309\">Levine &amp; McPhaden 2015<\/a>), existe un amplio consenso entre los modelos estad\u00edsticos y din\u00e1micos sobre la llegada de un \u201cNi\u00f1o global\u201d durante el invierno que se acerca.<\/p>\n<p>Por Ni\u00f1o global nos referimos a un calentamiento sustancial de la parte central y oriental del Pacifico tropical, en contraste a un Ni\u00f1o costero donde el calentamiento se limita a la zona costera del Per\u00fa y Ecuador (ver <a href=\"http:\/\/dgf.uchile.cl\/rene\/PUBS\/CoastalNino_2017_IJOC.pdf\">Garreaud 2018<\/a>). De hecho, <a href=\"https:\/\/earthobservatory.nasa.gov\/images\/151183\/warming-water-and-downpours-in-peru\">el Ni\u00f1o costero se estableci\u00f3 a comienzo de marzo de este a\u00f1o<\/a>, cuando la superficie del mar super\u00f3 los 27 \u00b0C (unos 3 a 4 \u00b0C sobre el promedio) frente al norte del Per\u00fa (Figura 1), evento favorecido por la gran amplitud que alcanz\u00f3 la oscilaci\u00f3n de Madden y Julian (MJO, por sus siglas en ingl\u00e9s) en su fase 8. Lo anterior ha causado intensas lluvias en la costa \u00e1rida (desierto de Sechura) y m\u00e1s al interior de ese pa\u00eds, provocando decenas de v\u00edctimas fatales y graves da\u00f1os en la agricultura e infraestructura (<a href=\"https:\/\/reliefweb.int\/disaster\/fl-2023-000036\">Relief-web 2023<\/a>). Actualmente, estas anomal\u00edas de temperatura de la superficie del mar (TSM) adyacente a la costa norte del Per\u00fa superan los 4 \u00b0C.<\/p>\n<p><a href=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-1.jpg\"><img loading=\"lazy\" decoding=\"async\" class=\" td-modal-image aligncenter wp-image-39515\" src=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-1-300x131.jpg\" alt=\"\" width=\"700\" height=\"306\" srcset=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-1-300x131.jpg 300w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-1-768x336.jpg 768w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-1-1024x447.jpg 1024w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-1-696x304.jpg 696w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-1-1068x467.jpg 1068w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-1-961x420.jpg 961w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-1.jpg 1428w\" sizes=\"(max-width: 700px) 100vw, 700px\" \/><\/a><\/p>\n<p style=\"text-align: center;\"><em><strong>Figura 1<\/strong>. Mapas de la anomal\u00eda de la temperatura superficial del mar (TSM) a comienzo de febrero, y a inicio y finales de marzo de 2023. Las anomal\u00edas corresponden a la diferencia entre la TSM observada y el promedio de largo plazo (1980-2010) para las fechas correspondientes. Fuente: NOAA OI-SST.<\/em><\/p>\n<p>Las anomal\u00edas (deviaci\u00f3n respecto al promedio de largo plazo) de la TSM de la zona central y oriental del Pac\u00edfico tropical (promedio entre los 120\u00b0 W y los 170\u00b0 W, y los 5\u00b0 N y los 5\u00b0 S) son un indicador del Ni\u00f1o global. Este \u00edndice, conocido como <a href=\"https:\/\/psl.noaa.gov\/gcos_wgsp\/Timeseries\/Nino34\/\">Ni\u00f1o3.4<\/a>, ha \u00a0presentado valores negativos durante los \u00faltimos tres a\u00f1os, en conexi\u00f3n con un evento de <a href=\"https:\/\/earthobservatory.nasa.gov\/images\/150691\/la-nina-times-three\">La Ni\u00f1a de larga duraci\u00f3n<\/a>, pero, al momento de escribir este an\u00e1lisis, se encuentra cercano a los 0\u00b0C (condici\u00f3n neutra) y sigue increment\u00e1ndose r\u00e1pidamente.<\/p>\n<p>Como mencion\u00e1bamos previamente, la mayor\u00eda de los modelos predicen Ni\u00f1o3.4 entre +0.5 \u00b0C y +1.1 \u00b0C desde julio hasta fines de a\u00f1o, lo que significar\u00eda un Ni\u00f1o d\u00e9bil a moderado (Figura 2). Sin embargo, el <em>spring barrier<\/em> puede jugarnos una mala pasada con este pron\u00f3stico; por ejemplo, los modelos en mayo de 2021 proyectaban el final de La Ni\u00f1a para el invierno de dicho a\u00f1o, pero este ocurri\u00f3 reci\u00e9n en el verano 2022-2023.<\/p>\n<p><a href=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-2.jpg\"><img loading=\"lazy\" decoding=\"async\" class=\" td-modal-image aligncenter wp-image-39517 size-full\" src=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-2.jpg\" alt=\"\" width=\"545\" height=\"396\" srcset=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-2.jpg 545w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-2-300x218.jpg 300w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-2-324x235.jpg 324w\" sizes=\"(max-width: 545px) 100vw, 545px\" \/><\/a><\/p>\n<p style=\"text-align: center;\"><em><strong>Figura 2.<\/strong> Pluma de pron\u00f3sticos de El Ni\u00f1o global para el a\u00f1o 2023. Cada l\u00ednea delgada es el pron\u00f3stico de un modelo para el \u00edndice Ni\u00f1o3.4 para los meses siguientes, que aqu\u00ed se agrupan en trimestres (por ejemplo, \u201cJJA\u201d agrupa a junio, julio y agosto). Las l\u00edneas gruesas corresponden al promedio de los pron\u00f3sticos basados en modelos din\u00e1micos (verde), estad\u00edsticos (violeta) y todos los modelos (azul). Fuente: <a href=\"https:\/\/iri.columbia.edu\/our-expertise\/climate\/forecasts\/enso\/current\/\">IRI-U. of Columbia, USA<\/a><\/em><\/p>\n<p>Entonces, \u00bfa sacar el paraguas y el palet\u00f3? Siempre es bueno tener a mano esos implementos en invierno (junto al ojo vigilante de las autoridades competentes), pero debemos moderar nuestras expectativas de un 2023 lluvioso. Para poner la actual condici\u00f3n en contexto, la Figura 3 muestra un diagrama de dispersi\u00f3n en que cada s\u00edmbolo representa el valor del Ni\u00f1o3.4 y la precipitaci\u00f3n promedio en Chile central para todos los inviernos entre 1911 y 2022. Generalmente, los inviernos tienden a tener lluvias sobre el promedio durante eventos de El Ni\u00f1o, mientras que con La Ni\u00f1a las precipitaciones tienden a ser deficitarias. En los casos neutros (\u00edndice Ni\u00f1o3.4 entre -0.5 \u00b0C y +0.5 \u00b0C), las precipitaciones se distribuyen en todo el rango, con similar n\u00famero de inviernos secos, lluviosos o cercanos al promedio.<\/p>\n<p>Considerando el pron\u00f3stico de Ni\u00f1o moderado para este invierno, la estad\u00edstica basada en el registro <em>completo<\/em> sugiere una mayor probabilidad de un invierno con lluvias por sobre lo normal (como se aprecia en la intersecci\u00f3n del \u00f3valo con el rect\u00e1ngulo violeta en la Figura 3). Pero la relaci\u00f3n Ni\u00f1o3.4 y precipitaci\u00f3n en Chile central se ha debilitado notoriamente desde comienzos de este nuevo siglo, por razones a\u00fan por dilucidar (<a href=\"http:\/\/dgf.uchile.cl\/rene\/PUBS\/blob_dipole_mdcc.pdf\">Garreaud et al., 2021<\/a>). En t\u00e9rminos estad\u00edsticos, el coeficiente de correlaci\u00f3n (<em>r<\/em>) entre Ni\u00f1o3.4 y la precipitaci\u00f3n pas\u00f3 de un m\u00e1ximo sobre 0.7, entre las d\u00e9cadas de 1970 a 1990, a un m\u00ednimo <em>r <\/em>cercano a 0.2 despu\u00e9s del a\u00f1o 2000. \u00a0Aunque durante los \u00faltimos doce a\u00f1os el fen\u00f3meno ENOS ha incluido Ni\u00f1as, condiciones neutras y hasta el \u201cNi\u00f1o Godzilla\u201d (2015), todos han presentado un d\u00e9ficit pluviom\u00e9trico sustancial, conformando la bien conocida Megasequ\u00eda de Chile central. As\u00ed, un evento de El Ni\u00f1o, incluso uno de gran intensidad, no garantiza un invierno lluvioso en la nueva condici\u00f3n clim\u00e1tica de esta zona del pa\u00eds.<\/p>\n<p><a href=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-3.jpg\"><img loading=\"lazy\" decoding=\"async\" class=\" td-modal-image aligncenter wp-image-39518\" src=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-3-300x300.jpg\" alt=\"\" width=\"500\" height=\"498\" srcset=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-3-300x300.jpg 300w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-3-150x150.jpg 150w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-3-696x693.jpg 696w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-3-422x420.jpg 422w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-3.jpg 706w\" sizes=\"(max-width: 500px) 100vw, 500px\" \/><\/a><\/p>\n<p style=\"text-align: center;\"><em><strong>Figura 3.<\/strong> Diagrama de dispersi\u00f3n entre el \u00edndice Ni\u00f1o 3.4 y la precipitaci\u00f3n en Chile central (32\u00b0 &#8211; 36\u00b0 S). En ambos casos se considera el invierno extendido (mayo a septiembre). Cada punto corresponde a un a\u00f1o entre 1911 y 2022. La precipitaci\u00f3n se expresa como porcentaje respecto al promedio de largo plazo (1950-2010), de manera que los valores sobre (o bajo) 100 % corresponden a a\u00f1os m\u00e1s lluviosos (o secos) que el promedio. Los a\u00f1os de la Megasequ\u00eda (2010-2022) se destacan en color rojo.<\/em><\/p>\n<h6><strong>El contraste 1997 \u2013 2015<\/strong><\/h6>\n<p>El calentamiento del Pacifico ecuatorial durante la segunda mitad de los a\u00f1os 1997 y 2015 fue tan intenso (Ni\u00f1o3.4 mayor a 2 \u00b0C) que estos eventos fueron bautizados como \u201cEl Ni\u00f1o del Siglo\u201d y \u201cEl Ni\u00f1o Godzilla\u201d, respectivamente. Si bien el patr\u00f3n de anomal\u00edas de la TSM en ambos inviernos fue similar (Figura 4), <a href=\"https:\/\/www.cr2.cl\/analisis-cr2-un-breve-recuento-de-las-lluvias-en-la-zona-central-de-chile-ante-la-retirada-de-la-nina\/\">el a\u00f1o 1997 result\u00f3 ser uno de los m\u00e1s lluviosos en Chile central, mientras que el 2015 sum\u00f3 un a\u00f1o m\u00e1s a la Megasequ\u00eda en esta regi\u00f3n<\/a> (Figura 5). La comparaci\u00f3n 1997 y 2015 ilumina la compleja relaci\u00f3n entre ENOS y la precipitaci\u00f3n en la zona central.<\/p>\n<p><a href=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-4.jpg\"><img loading=\"lazy\" decoding=\"async\" class=\" td-modal-image aligncenter wp-image-39519\" src=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-4-300x161.jpg\" alt=\"\" width=\"500\" height=\"268\" srcset=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-4-300x161.jpg 300w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-4-768x412.jpg 768w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-4-696x373.jpg 696w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-4-783x420.jpg 783w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-4.jpg 841w\" sizes=\"(max-width: 500px) 100vw, 500px\" \/><\/a><\/p>\n<p style=\"text-align: center;\"><em><strong>Figura 4. <\/strong>Condiciones de gran escala durante los inviernos (mayo a septiembre) de 1997 y 2015. Los colores indican las anomal\u00edas de la TSM, con colores rojos sobre 3 \u00b0C. Los contornos indican las anomal\u00edas de la altura geopotencial en el nivel de 200 hPa. Los contornos rojos y azules indican anomal\u00edas positivas y negativas, respectivamente. Las flechas verdes indican la trayectoria preferente de las tormentas en ambos inviernos. Fuente: NCEP-NCAR Reanalysis, NOAA OI SSST.<\/em><\/p>\n<p>En la costa norte del Per\u00fa el calentamiento de la superficie del mar logra gatillar tormentas convectivas con intensas precipitaciones. En contraste, las mayores precipitaciones sobre Chile central que suelen (\u00bfsol\u00edan?) ocurrir durante un evento de El Ni\u00f1o se deben a teleconexiones en la atmosfera: una secuencia de centros de alta y baja presi\u00f3n a lo largo de un arco que se extiende desde el Pacifico tropical hacia Sudam\u00e9rica (ver, <a href=\"https:\/\/rmets.onlinelibrary.wiley.com\/doi\/abs\/10.1002\/joc.3370110105\">Rutllant &amp; Fuenzalida 1991<\/a>). M\u00e1s detalles sobre este mecanismo se presentan en este <a href=\"https:\/\/www.cr2.cl\/analisis-cr2-la-montana-rusa-de-las-lluvias-en-chile-central\/\">an\u00e1lisis anterior<\/a>. En el invierno de 1997 (y otros eventos hist\u00f3ricos) uno de los centros de baja presi\u00f3n se ubic\u00f3 sobre el Pacifico sur subtropical y una alta presi\u00f3n se ubic\u00f3 sobre el mar de Amundsen-Bellingshausen (ABS, por sus siglas en ingl\u00e9s), al oeste de la pen\u00ednsula Ant\u00e1rtica, lo que favoreci\u00f3 la llegada de sistemas frontales y r\u00edos atmosf\u00e9ricos hacia la zona central de Chile (Figura 4a). En tanto, el tren de onda en el 2015 estuvo desplazado al oeste de manera que la pen\u00ednsula Ant\u00e1rtica y el ABS quedaron bajo un centro de baja presi\u00f3n, alejando la trayectoria de tormentas de Chile central (Figura 4b).<\/p>\n<p><a href=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-5.jpg\"><img loading=\"lazy\" decoding=\"async\" class=\" td-modal-image aligncenter wp-image-39520\" src=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-5-300x218.jpg\" alt=\"\" width=\"500\" height=\"364\" srcset=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-5-300x218.jpg 300w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-5-768x559.jpg 768w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-5-1024x746.jpg 1024w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-5-324x235.jpg 324w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-5-696x507.jpg 696w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-5-1068x778.jpg 1068w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-5-577x420.jpg 577w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-5.jpg 1357w\" sizes=\"(max-width: 500px) 100vw, 500px\" \/><\/a><\/p>\n<p style=\"text-align: center;\"><em><strong>Figura 5.<\/strong> Los mapas muestran las anomal\u00edas de precipitaci\u00f3n durante los inviernos (mayo a septiembre) de 1997 y 2015. Las anomal\u00edas se expresan como porcentaje de la precipitaci\u00f3n promedio de largo plazo (1980-2010) en cada estaci\u00f3n (Fuente: DMC y DGA). Los globos muestran las anomal\u00edas de precipitaci\u00f3n en base a mediciones satelitales (producto CMAP, NOAA-USA), donde los colores celeste y azul indican precipitaci\u00f3n sobre lo normal en el invierno respectivo.<\/em><\/p>\n<p>Estas diferencias en el patr\u00f3n de teleconexi\u00f3n explican en gran medida el dispar devenir de las precipitaciones en Chile central durante estos dos Ni\u00f1os extremos, y explican tambi\u00e9n la alta dispersi\u00f3n que observamos en la Figura 3. Las mismas pueden ser causadas por diferencias en la intensidad y extensi\u00f3n de las anomal\u00edas c\u00e1lidas en el Pacifico ecuatorial, la \u00e9poca del a\u00f1o y la velocidad con la cual El Ni\u00f1o se desarrolla o diferencias en el flujo base sobre latitudes medias. El cambio clim\u00e1tico est\u00e1 modificando estos elementos, pero \u00bfc\u00f3mo cambiar\u00e1n ENSO y sus teleconexiones durante el resto del siglo 21? Esta es una pregunta formidable y sin una clara respuesta a\u00fan (ver <a href=\"https:\/\/esd.copernicus.org\/articles\/11\/267\/2020\/\">Hazpra et al., 2020<\/a>; <a href=\"https:\/\/repository.library.noaa.gov\/view\/noaa\/44365\/noaa_44365_DS1.pdf\">Cai et al., 2021<\/a>).<\/p>\n<h6><strong>\u00bfLa suerte de un a\u00f1o en un mes?<\/strong><\/h6>\n<p>Consistente con su clima Mediterr\u00e1neo, la mayor parte de la precipitaci\u00f3n anual en Chile central es producto de unos pocos (entre tres y diez) sistemas frontales que alcanzan esta regi\u00f3n entre mayo y agosto. Es por esto que dentro de un mismo invierno pueden alternarse meses lluviosos y secos, dando origen a la variabilidad intraestacional. Por ejemplo, el s\u00faper lluvioso a\u00f1o 1997 fue producto de las intensas y recurrentes precipitaciones durante el mes de junio, siendo el resto de los meses deficitarios (Figura 6). El origen de la variabilidad intraestacional de las lluvias en Chile est\u00e1 asociada a la Oscilaci\u00f3n de Madden y Julian (<a href=\"https:\/\/journals.ametsoc.org\/view\/journals\/clim\/25\/20\/jcli-d-11-00679.1.xml\">Juli\u00e1 et al., 2012<\/a>; <a href=\"https:\/\/journals.ametsoc.org\/view\/journals\/clim\/25\/5\/jcli-d-11-00216.1.xml\">Barrett et al., 2012<\/a>), una extensa regi\u00f3n de tormentas convectivas que se desplaza sobre el Ecuador terrestre desde el oc\u00e9ano \u00cdndico al Pacifico central con un periodo entre 30 y 60 d\u00edas (m\u00e1s detalles en este <a href=\"https:\/\/www.cr2.cl\/analisis-cr2-la-montana-rusa-de-las-lluvias-en-chile-central\/\">an\u00e1lisis anterior<\/a>). La gran cantidad de energ\u00eda liberada en las tormentas convectivas tambi\u00e9n es capaz de alterar la circulaci\u00f3n atmosf\u00e9rica fuera de la zona tropical. Cuando el n\u00facleo de las tormentas activas se ubica en la parte central del Pac\u00edfico (fases 8 y 1 de la MJO) las presiones sobre el ABS son mayores al promedio (t\u00e9cnicamente, un bloqueo anticicl\u00f3nico), aumentando la probabilidad de que las tormentas que se mueven en latitudes medias alcancen la zona central, dejando lluvia sobre lo normal <a href=\"https:\/\/journals.ametsoc.org\/view\/journals\/clim\/25\/20\/jcli-d-11-00679.1.xml\">(Juli\u00e1 et al., 2012<\/a>; <a href=\"https:\/\/journals.ametsoc.org\/view\/journals\/clim\/25\/5\/jcli-d-11-00216.1.xml\">Barret et al., 2012<\/a>). En junio de 1997 la MJO, efectivamente, alcanz\u00f3 una gran amplitud en su fase 8 y es posible que su patr\u00f3n de teleconexi\u00f3n se superpusiera al causado por el intenso evento de El Ni\u00f1o, resultando en las abundantes precipitaciones sobre Chile central.<\/p>\n<p><a href=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-6.jpg\"><img loading=\"lazy\" decoding=\"async\" class=\" td-modal-image aligncenter wp-image-39521\" src=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-6-300x160.jpg\" alt=\"\" width=\"500\" height=\"267\" srcset=\"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-6-300x160.jpg 300w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-6-768x411.jpg 768w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-6-1024x548.jpg 1024w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-6-696x372.jpg 696w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-6-1068x571.jpg 1068w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-6-785x420.jpg 785w, https:\/\/www.cr2.cl\/wp-content\/uploads\/2023\/04\/FIGURA-6.jpg 1430w\" sizes=\"(max-width: 500px) 100vw, 500px\" \/><\/a><\/p>\n<p style=\"text-align: center;\"><em><strong>Figura 6.<\/strong> Anomal\u00eda (desviaci\u00f3n respecto del promedio de largo plazo, 1980-2010) de la precipitaci\u00f3n mensual durante el invierno de 1997 registrada en un conjunto de estaciones meteorol\u00f3gicas (Fuente: DMC y DGA). La escala com\u00fan (en mm) se presenta sobre el panel de la izquierda.<\/em><\/p>\n<h6><strong>Esperando a Chespirito<\/strong><\/h6>\n<p>Considerando lo anterior, la combinaci\u00f3n de El Ni\u00f1o y la MJO en fase 8, que podr\u00edamos llamar \u201cEl Chavo del 8\u201d, parece ser la que maximiza la probabilidad de tener un invierno lluvioso en Chile central. Hay bastante certeza del establecimiento de El Ni\u00f1o durante este invierno, pero no podemos saber la condici\u00f3n de la MJO m\u00e1s all\u00e1 de las pr\u00f3ximas tres semanas. Por eso, las instituciones operativas hacen un seguimiento a nivel mensual como el<a href=\"https:\/\/climatologia.meteochile.gob.cl\/application\/publicaciones\/boletinTendenciasClimaticas\"> Bolet\u00edn de tendencias clim\u00e1ticas<\/a> de la Direcci\u00f3n Meteorol\u00f3gica de Chile. Ojal\u00e1 se aparezca el Chavo del 8 este invierno\u2026 pero incluso en el escenario de gran escala favorable, es bueno recordar la naturaleza epis\u00f3dica y frontal de la precipitaci\u00f3n en Chile centro-sur, donde factores muy locales (como la orientaci\u00f3n del flujo de vapor en relaci\u00f3n con la cordillera) pueden hacer la diferencia entre una tormenta m\u00e1s bien seca y otra muy lluviosa. A estar atentos tambi\u00e9n al pron\u00f3stico de corto plazo tambi\u00e9n.<\/p>\n<h5><strong>Referencias<\/strong><\/h5>\n<p>Barrett, B. S., Carrasco, J. F., &amp; Testino, A. P. (2012). Madden\u2013Julian oscillation (MJO) modulation of atmospheric circulation and Chilean winter precipitation.\u00a0<i>Journal of Climate<\/i>,\u00a0<i>25<\/i>(5), 1678-1688.<\/p>\n<p>Cai, W., Santoso, A., Collins, M., Dewitte, B., Karamperidou, C., Kug, J. S., &#8230; &amp; Zhong, W. (2021). Changing El Ni\u00f1o\u2013Southern oscillation in a warming climate.\u00a0<i>Nature Reviews Earth &amp; Environment<\/i>,\u00a0<i>2<\/i>(9), 628-644.<\/p>\n<p>Garreaud, R. D. (2018). A plausible atmospheric trigger for the 2017 coastal El Ni\u00f1o.\u00a0<i>International Journal of Climatology<\/i>,\u00a0<i>38<\/i>, e1296-e1302.<\/p>\n<p>Garreaud, R. D., Clem, K., &amp; Veloso, J. V. (2021). The South Pacific pressure trend dipole and the Southern Blob.\u00a0<i>Journal of Climate<\/i>,\u00a0<i>34<\/i>(18), 7661-7676.<\/p>\n<p>Haszpra, T., Herein, M., &amp; B\u00f3dai, T. (2020). Investigating ENSO and its teleconnections under climate change in an ensemble view\u2013a new perspective.\u00a0<i>Earth System Dynamics<\/i>,\u00a0<i>11<\/i>(1), 267-280.<\/p>\n<p>Juli\u00e1, C., Rahn, D. A., &amp; Rutllant, J. A. (2012). Assessing the influence of the MJO on strong precipitation events in subtropical, semi-arid north-central Chile (30 S).\u00a0<i>Journal of Climate<\/i>,\u00a0<i>25<\/i>(20), 7003-7013.<\/p>\n<p>Levine, A. F., &amp; McPhaden, M. J. (2015). The annual cycle in ENSO growth rate as a cause of the spring predictability barrier.\u00a0<i>Geophysical Research Letters<\/i>,\u00a0<i>42<\/i>(12), 5034-5041.<\/p>\n<p class=\"rw-page-title\"><em>Peru: Floods and Landslides &#8211; Mar 2023<\/em>.\u00a0Reliefweb. https:\/\/reliefweb.int\/disaster\/fl-2023-000036<\/p>\n<p>Rutllant, J., &amp; Fuenzalida, H. (1991). Synoptic aspects of the central Chile rainfall variability associated with the Southern Oscillation.\u00a0<i>International Journal of Climatology<\/i>,\u00a0<i>11<\/i>(1), 63-76.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"<p>Ren\u00e9 D. Garreaud, director del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 y Diego Campos, Direcci\u00f3n Meteorol\u00f3gica de Chile (DMC). Editado por Jos\u00e9 Barraza, divulgador cient\u00edfico (CR)2 Temperando las expectativas Aunque la habilidad de predecir el fen\u00f3meno de El Ni\u00f1o Oscilaci\u00f3n del Sur (ENOS) es m\u00ednima en esta \u00e9poca del a\u00f1o (limitante conocida [&hellip;]<\/p>\n","protected":false},"author":36,"featured_media":39524,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"footnotes":""},"categories":[13,899,28],"tags":[73,148,149,159],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/39514"}],"collection":[{"href":"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-json\/wp\/v2\/users\/36"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=39514"}],"version-history":[{"count":12,"href":"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/39514\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":39830,"href":"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/39514\/revisions\/39830"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-json\/wp\/v2\/media\/39524"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=39514"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=39514"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/www.cr2.cl\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=39514"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}